mismas ventanas y el lazo quedo en sombras desde el suelo de piedra y, en todas partes, se veia la forma de mi hermana, que aun dormia, sombras de la cortina en el manton sobre sus hombros y cabeza. Tan pronto como sintio el calor, se quito el manton de encima, pero sin despertarse, y luego el sol brillo sobre ella, que apreto los parpados. El resplandor alcanzo la mesa donde descansaba su cabeza sobre los brazos, y la luz destello, ardiente, en el agua de la jarra. Y la pude sentir en mis manos, sobre el marco de la ventana, y luego en mi rostro. Me quede en cama pensando en todo lo que me habia dicho el vampiro y fue entonces cuando me despedi del alba y me fui a convertir en un vampiro. Fue… mi ultimo amanecer.

El vampiro volvio a mirar la ventana. Y, cuando dejo de hablar, el silencio fue tan subito que al muchacho le parecio oirlo. Luego pudo escuchar los ruidos de la calle. El ruido de un camion era ensordecedor. El cordon de la luz temblo debido a las vibraciones. Luego el camion dejo de oirse.

—?Lo extrana? —pregunto luego en voz baja.

—Realmente no —dijo el vampiro—. Hay tantas otras cosas… Pero, ?en que estabamos? ?Quieres saber como sucedio, como me converti en vampiro?

—Si —dijo el joven—. ?Como fue el cambio, exactamente?

—No te lo puedo contar tal cual fue —dijo el vampiro—. Te lo puedo relatar con palabras que haran evidente para ti el valor que tiene para mi. Pero no te lo puedo contar con exactitud, del mismo modo que no podria contarte la experiencia del sexo si nunca la has tenido.

El muchacho parecio estar a punto de hacer otra pregunta, pero, antes de poder hacerla, el vampiro continuo hablando:

—Como te dije, Lestat, mi instructor, queria mi plantacion. Una razon muy mundana, por cierto, para darme una vida que durara hasta el fin del mundo, pero el no era una persona que discriminara. El no consideraba a la pequena poblacion de vampiros del mundo como un club selecto. El tenia sus problemas humanos, un padre ciego que no sabia que su hijo era un vampiro y que no debia averiguarlo. La vida en Nueva Orleans se le habia vuelto muy dificil, considerando sus necesidades y la obligacion de cuidar a su padre, y queria tener Pointe du Lac.

»Al atardecer siguiente fuimos a la plantacion, escondimos al padre ciego en el dormitorio principal y yo procedi a realizar el cambio. No puedo decir que consistio en un solo paso realmente, aunque uno, por supuesto, era el paso despues del cual no era posible el retorno. Pero habia varias acciones que hacer y la primera era la muerte del superintendente. Lestat lo ataco mientras dormia. Yo tenia que mirar y aprobar, es decir, presenciar la muerte de una vida humana como prueba de mi decision y parte de mi cambio. Esto resulto ser lo mas dificil para mi. Te he dicho que yo no sentia miedo respecto a mi propia muerte, ni siquiera un prejuicio contra el suicidio. Pero sentia inmensa consideracion por la vida de los demas y, hacia poco tiempo, la muerte me habia horrorizado debido al fallecimiento de mi hermano. Tuve que presenciar como se despertaba el superintendente. Trato de desembarazarse de Lestat con ambas manos, fracaso y luego se quedo luchando bajo el peso de Lestat, y, por ultimo, se quedo tieso, seco de sangre. Y murio. Pero no murio de inmediato. Estuvimos en su angosto dormitorio casi toda una hora viendolo morir. Fue parte de mi cambio, como te dije. Lestat no lo hubiera hecho de otro modo. Luego fue necesario que nos libraramos del cadaver del superintendente. Yo estaba casi descompuesto. Debil y febril, tenia pocas reservas, y acarrear el cuerpo con esos propositos me causo nauseas. Lestat se reia y me decia, sarcasticamente, que yo tambien me sentiria diferente cuando fuera vampiro. Y que tambien me reiria. Se equivoco en eso. Nunca me rio de la muerte, aunque con tanta frecuencia y regularidad yo sea su causante.

»Pero deja que relate las cosas en orden. Tuvimos que subir por el camino del rio hasta que llegamos al campo abierto y alli dejamos al superintendente. Le desgarramos la chaqueta, le robamos el dinero y nos aseguramos de que tuviera licor en su boca. Yo conocia a su mujer, que vivia en Nueva Orleans, y sabia el estado de desesperacion en que caeria cuando se descubriese el cadaver. Pero, mas que lastima por ella, yo me doli que jamas se fuera a enterar de lo que habia sucedido, que su marido no habia estado borracho ni habia sido atacado en el camino por ladrones. Cuando golpeamos el cuerpo cubriendolo de magulladuras, me senti mas y mas excitado. Por supuesto, debes darte cuenta de que todo ese tiempo el vampiro Lestat fue extraordinario. Para mi no era mas humano que un angel biblico. Pero bajo su influencia, mi encantamiento con el era limitado. Yo veia mi transformacion en vampiro desde dos puntos de vista. El primero era simplemente de encantamiento. Lestat me habia abrumado en mi lecho de muerte. Pero el otro punto de vista era mi desacorde autodestruccion. Mi deseo de estar absolutamente maldito. Esa fue la puerta abierta por la cual Lestat habia entrado en las dos primeras ocasiones. Ahora yo no me estaba destruyendo a mi mismo sino a terceros: el superintendente, su mujer, su familia. Me arrepenti y podria haberme escapado de Lestat; mi cordura estaba absolutamente destrozada, pero el presintio, con un instinto infalible, lo que estaba sucediendo. Un instinto infalible… —El vampiro reflexiono—. Dejame decirte lo que es el poderoso instinto de un vampiro, para quien hasta el cambio mas imperceptible en las expresiones faciales de un ser humano es tan evidente como un gesto. Lestat tenia un instinto sobrenatural. Me empujo al carruaje y azoto los caballos. “Quiero morir —empece a murmurar—. Esto es insoportable. Quiero morir. Usted tiene el poder de matarme. Dejeme morir.” Me negue a mirarlo, a ser encantado por la mera belleza de su apariencia. Pronuncio mi nombre muy suavemente y se rio. Como te he comentado, estaba completamente decidido a tener mi plantacion.

—Pero, ?le hubiera permitido escaparse? —pregunto el muchacho—. ?En alguna circunstancia?

—No lo se. Conociendo a Lestat como yo, diria que me hubiera matado antes de dejarme ir. Pero eso era lo que yo queria, ?ves? No le importo. No, eso era lo que yo creia que queria. Tan pronto como llegamos a la casa, me apee del carruaje y subi, como un zombi, las escaleras de ladrillo por donde mi hermano habia caido. Hacia meses que la casa estaba desocupada, ya que el superintendente tenia su propia casa. El calor y la humedad de Luisiana ya habian dejado sus huellas en los escalones. En cada uno habia hierbas y hasta pequenas flores silvestres. Recuerdo que senti la humedad cuando me sente en el ultimo escalon y mire hacia abajo e incluso descanse la cabeza en el ladrillo y toque con mis manos las pequenas flores silvestres con tallos como de cera. Arranque un manojo con una mano.

»—Quiero morir. Mateme. Mateme —dije al vampiro—. Ahora soy culpable de asesinato. Asi no puedo vivir.

»Se rio con la impaciencia de la gente que escucha las mentiras de los demas. Y luego, de improviso, me ataco como lo habia hecho con el otro hombre. Luche contra el desesperadamente. Puse mis botas contra su pecho y le patee con toda la fuerza que pude, sintiendo sus dientes clavados en mi garganta y la fiebre golpeandome las sienes. Y, con un movimiento de todo su cuerpo, demasiado rapido para que yo lo viera, subitamente estaba de pie, mirandome desdenosamente, desde el pie de la escalera.

»—Pense que querias morir, Louis —dijo.

El muchacho hizo un sonido abrupto y suave cuando el vampiro pronuncio su nombre. El vampiro se percato y dijo rapidamente:

—Si, ese es mi nombre. Bien; me quede echado, enfrentado a mi propia cobardia y fatuidad —dijo—. Quiza con ese enfrentamiento tan directo, yo, con el tiempo, pudiera haber ganado el valor necesario para suicidarme y no quedarme gimiendo y rogando a otros que lo hicieran por mi. Me vi revolviendome, languideciendo en mi sufrimiento cotidiano, al que encontre tan necesario como el arrepentimiento en el confesionario; esperando verdaderamente que la muerte me encontrara inconsciente y merecedor del perdon eterno. Y tambien me vi a mi mismo al tope de la escalera, exactamente donde habia estado mi hermano, dejando luego caer mi cuerpo hasta chocar contra el suelo.

»Pero no hubo tiempo para adquirir ese valor. O debo decir que no hubo tiempo en el plan de Lestat para ninguna otra cosa que no fuera su plan.

»—Ahora, escuchame, Louis —dijo, y se sento a mi lado en los escalones; sus movimientos fueron tan elegantes y personales que, de inmediato, me hizo pensar en un amante.

»Retrocedi. Pero me puso el brazo derecho encima y me acerco a su pecho. Jamas habia estado tan cerca de el y, en la luz mortecina, pude ver el magnifico esplendor de sus ojos y la mascara sobrenatural de su piel. Cuando trate de moverme, me apreto los labios con los dedos y me dijo:

»—Quedate quieto. Ahora te voy a desangrar hasta que casi mueras, y quiero que estes quieto, tan quieto que puedas oir el flujo de tu misma sangre en mis venas. Son tu conciencia y tu voluntad las que deben mantenerte vivo.

»Quise rechazarlo, pero hizo tal presion con sus dedos que me domino y, tan pronto como deje mi abortado intento de rebelion, hundio sus dientes en mi cuello.

Al muchacho se le agrandaron los ojos. Se habia hundido cada vez mas en su silla mientras hablaba el

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