vampiro y ahora tenia la cara tensa, los ojos entrecerrados, como si estuviera aprestandose a lanzar un golpe.

—?Alguna vez has perdido gran cantidad de sangre? —pregunto el vampiro—. ?Has tenido esa sensacion?

Los labios del muchacho formaron el sonido no, pero no le salio ningun sonido por la boca. Carraspeo.

—No —dijo.

—Las velas ardian en la sala del piso superior, donde habiamos planeado la muerte del superintendente. Una lampara de petroleo oscilaba con la brisa en la galeria. Toda esta luz se hizo una sola y empezo a brillar como si una presencia dorada flotara encima, suspendida en el hueco de la escalera, suavemente enredada en las barandillas, girando y contrayendose como el humo.

»—Escucha, manten los ojos abiertos —me susurro Lestat, con sus labios moviendose apretados contra mi cuello. Recuerdo que ese movimiento de labios me puso de punta todos los pelos de mi cuerpo; envio una comente sensual por mi cuerpo que no fue muy diferente al placer de la pasion…

Medito, con los dedos apenas doblados bajo la barbilla y el indice que parecia golpear suavemente.

—El resultado fue que al cabo de unos minutos, yo estaba paralizado por la debilidad. Aterrado, descubri que ni siquiera podia hablar. Lestat aun me aferraba, por supuesto, y el peso de su brazo era como una barra de hierro. Senti que retiraba los dientes con tal celeridad que los dos agujeros parecieron enormes; y senti dolor. Y entonces se agacho sobre mi cabeza indefensa y, quitandome el brazo derecho de encima, se mordio su propia muneca. La sangre se derramo encima de mi camisa y de mi abrigo y el la contemplo con ojos brillantes y entrecerrados. Parecio que la miraba durante una eternidad, y el resplandor de la luz ahora colgaba detras de su cabeza como el trasfondo de una aparicion. Pienso que supe lo que pensaba hacer antes de que lo hiciera. Y yo esperaba, en mi estado indefenso, como si lo hubiera estado esperando hacia anos. Me puso su muneca ensangrentada contra los labios y dijo con firmeza, con algo de impaciencia:

»—Louis, bebe.

»Y lo hice.

»—Con calma —me susurro—. Mas aprisa —dijo luego.

»Yo bebi, chupando la sangre de la herida, experimentando por primera vez desde mi infancia el placer de chupar los alimentos, con el cuerpo concentrado en una sola fuente vital. Entonces sucedio algo.

El vampiro se apoyo en el respaldo de la silla y fruncio un poco el entrecejo.

—Que patetico resulta describir cosas que verdaderamente no pueden describirse —dijo, y su voz fue casi un susurro. El muchacho quedo inmovil, como si estuviera congelado—. Lo unico que vi fue esa luz cuando chupaba la sangre. Y entonces esa cosa… fue un sonido. Al principio un rugido apagado y luego como el tam-tam de un tambor cada vez mas frecuente, como si una criatura inmensa se me viniera encima lentamente a traves de un bosque oscuro y desconocido, golpeando un gigantesco tambor. Y luego se oyo el sonido de otro tambor, como si otro gigante se acercara detras del primero, concentrado en su propio tambor, sin prestar la mas minima atencion al ritmo del anterior. El sonido se hizo cada vez mas fuerte, hasta que parecio no solo llenar mis oidos sino todos mis sentidos; estaba latiendo en mis labios, mis dedos, en la piel de mis sienes, en mis venas. Sobre todo, en mis venas, un tambor y luego otro tambor; y entonces, de improviso, Lestat alzo la muneca y yo abri los ojos y, en aquel instante, me tuve que dominar para no agarrarle la muneca y ponermela de nuevo en la boca a cualquier costo; me domine porque me di cuenta de que el tambor habia sido mi corazon y el segundo tambor habia sido el suyo. —El vampiro suspiro—. ?Comprendes?

El muchacho empezo a hablar y luego sacudio la cabeza:

—No, quiero decir…, si —dijo—. Quiero decir, yo…

—Por supuesto —dijo el vampiro apartando la mirada.

—Espere, espere —dijo el entrevistador, sobrecogido por la excitacion—. La cinta casi ha terminado. Tengo que ponerla del otro lado.

El vampiro lo miro mientras efectuaba la operacion.

—?Que sucedio entonces? —pregunto el muchacho. Tenia la cara humeda y se la seco rapidamente con el panuelo.

—Lo vi todo como un vampiro —dijo, con su voz ahora casi distante, como un poco distraido; luego se recupero—.

Lestat estaba al pie de la escalera y lo vi como no me habia sido posible verlo antes. Antes me habia parecido blanco, espantosamente blanco, casi tanto que en la noche parecia luminoso. Y ahora lo veia lleno de su propia vida y su propia sangre; estaba radiante, no luminoso. Y luego vi que no solo Lestat habia cambiado, sino que todo habia cambiado.

»Fue como si fuera la primera vez que podia ver colores y formas. Estaba tan extasiado con los botones de la chaqueta negra de Lestat que no mire a ninguna otra cosa durante largo rato. Entonces Lestat empezo a reirse y escuche su risa como jamas la habia oido antes. Aun recordaba su corazon como el resonar de un tambor y, luego, aquella su risa metalica. Era algo confuso, pues cada sonido corria hacia el proximo sonido como la mezcla de resonancias de una campana, hasta que aprendi a distinguirlos. Y luego se superponian, cada uno muy suave, pero distintos; aumentando, pero discretamente, como lejanas campanas. —El vampiro sonrio, deleitado—. Lejanas campanas.

»—Deja de mirar mis botones —me dijo Lestat—. Vete a los arboles. ?Sacate de encima todos los excrementos humanos de tu cuerpo y no te enamores tanto de la noche como para perder tu camino!

»Esa, por supuesto, fue una orden sabia. Cuando vi la luna sobre las piedras, me enamore tanto de ella que me quede alli casi una hora. Pase por el oratorio de mi hermano sin pensar siquiera en el, y de pie entre los algodoneros y los robles, oi la noche como si fuera un coro de mujeres susurrantes, todas invitandome con sus pechos. En cuanto a mi cuerpo, aun no estaba enteramente convertido y, tan pronto como me acostumbre a los sonidos y las visiones, me empezo a doler. Todos mis fluidos humanos debian salir de mi. Estaba muriendo como ser humano; sin embargo, estaba totalmente vivo como vampiro. Y, con mis sentidos despiertos, tuve que presidir la muerte de mi cuerpo con cierta incomodidad y luego con algo de miedo. Volvi corriendo a la sala, donde Lestat ya estaba trabajando con unos documentos de la plantacion, revisando los gastos y los beneficios del ultimo ano.

»—Eres un hombre rico —me dijo cuando entre.

»—Algo me esta sucediendo —grite.

»—Te estas muriendo, eso es todo; no seas tonto. ?No tienes una lampara de petroleo? ?Con todo este dinero y ni siquiera puedes comprar aceite de ballena para la lampara! Dame esa linterna.

»—?Me muero! —grite—. ?Me muero!

»—Le pasa a todo el mundo —persistio negandose a ayudarme. Cuando lo recuerdo, aun lo detesto por eso. No porque yo tuviera miedo, sino porque me podria haber ayudado a prestar atencion a esos acontecimientos con mas reverencia. Me podria haber calmado y dicho que contemplase mi propio fallecimiento con la misma fascinacion con que habia contemplado la noche. Pero no lo hizo. Lestat jamas fue el vampiro que yo soy.

El vampiro no dijo esto con jactancia. Lo dijo como si con toda evidencia no pudiera ser de ninguna otra manera.

Alors —dijo con un suspiro—, me moria rapidamente; lo que significaba que mi capacidad de miedo disminuia con la misma celeridad. Simplemente lamento no haber prestado mas atencion al proceso. Lestat se comportaba como un perfecto imbecil.

»—?Oh, por el amor del demonio! —empezo a gritar—. ?Te das cuenta de que no he preparado nada para ti? Que tonto he sido.

»Estuve tentado en decir: “Pues lo eres”, pero no dije nada.

»—Tendras que acostarte conmigo esta manana. No te he preparado un ataud.

El vampiro se rio:

—La alusion al ataud toco una veta mia de terror que pienso que absorbio toda la capacidad de miedo que me quedaba. Luego solo senti la leve alarma de tener que compartir un ataud con Lestat. El estaba en ese momento en el dormitorio de su padre, despidiendose de el, diciendole que regresaria por la manana.

»—Pero, ?adonde vas? ?Por que tienes que vivir con semejante horario? —quiso saber el anciano, y Lestat se impaciento. Antes habia sido cortes con el; tanto que era casi enfermizo, pero ahora se enfado:

»—?Acaso no cuido de ti? —pregunto—. ?Te he conseguido un techo mejor del que tu jamas me diste a mi!

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