– No hace falta que vengas -le dijo-. Ya quedo hablado anoche, ?no? No hace falta que vengais ninguno. Ni siquiera Baltita, si no le apetece. Que es a quien mas le debia interesar tener unos padres como Dios manda.

Yo me encogi de hombros.

– A mi me da igual.

Y al final fuimos todos. Lola llego con Maximo en la moto. Se habia cambiado los vaqueros por unos pantalones de ante negro. Maximo llevaba un anorak de cremallera. Da igual. Se ponga lo que se ponga, echa a andar y es como esos modelos que desfilan en la tele y parece que no se dan cuenta del cuerpo que tienen ni de la facilidad con que lo mueven.

Se quito cada uno su casco y se quedaron un rato con ellos en la mano agitandolos, riendose mucho mientras empujaban la moto. Luego Lola le ayudo a sujetarlos al manillar. Una Suzuki tenia entonces Maximo. Me daba envidia de las llavecitas que ponen en los candados, y tambien de lo fenomenal que se llevan esos dos. Por los gestos y las risas antes de dejar la moto subida a la acera, entendi que se estaban imaginando la cara de la gente si se atrevian a entrar con los cascos puestos, como si fueran sombreros elegantes. «Yo al mio le planto unas cerezas, ?que te parece?», dijo Lola, aunque no la oi. El don de adivinar de lejos las conversaciones lo tengo desde muy pequeno. A los cuatro anos ya era de asustar, acertaba un noventa por ciento. Luego decai algo, porque imaginar cosas por cuenta propia distrae de concentrarse en los demas. Pero sigo siendo bastante experto. Y Lola lo de las cerezas lo dijo seguro.

Casi cuando ya estaba entrando toda la gente, llego Pedro en coche con unos amigos, y se emparejo con Lola y con Maximo. Yo me pegue a ellos.

Era un edificio feo y por dentro oscuro, con pinta mas bien de garaje, aunque con bancos. No se a que venia lo de tener unos padres como Dios manda, si en aquella boda no aparecio ningun cura, que son los que bendicen. Claro que era un tramite, y eso debe de incluir que curas no.

– Ya no se lleva esto, y mama no se entera -dijo Maximo, cuando nos estabamos sentando en uno de los bancos de atras-. Ha perdido la brujula.

– La tiene averiada hace bastante -dijo Pedro, tan bajito que creo que solo le oi yo.

Pero luego le dio como apuro, porque es menos de criticar que ninguno de la familia. Y ademas la gente nos miraba. No se habia sentado y se le veia inquieto.

– Es mejor que nos pongamos mas adelante. Resulta desairado quedarse aqui, como si tuvieramos que escondernos de algo.

– Ahora se vuelve a los trajes blancos de mucha cola y velo por la cara -dijo Lola, como si no le hubiera oido-. En los Jeronimos con organo y sermon, y si no, nada.

– Aqui huele como a cemento de obra -dijo Maximo.

– ?Te vienes, Balti? -me pregunto Pedro, en vista del poco caso que le hacian sus otros dos hermanos.

– Yo no. Estoy bien aqui.

Pedro es el mayor. Se lleva tres anos con Maximo, y Maximo con Lola otros tres. Iba de azul oscuro, la chaqueta y el pantalon haciendo juego. Y corbata.

Se encogio de hombros y, segun avanzaba hacia el banco donde se habian puesto los amigos que llegaron con el, saludo a algunas senoras. Anda algo patoso y pasa por feo, claro que comparado con Maximo no me extrana. Pero a mi, mas que feo, me parece triste y sin misterio. Habia terminado Derecho, toda la carrera con matriculas de honor, y ya estaba trabajando en el bufete de un abogado. Salia con una chica rubia como destenida, a la que conoci luego en el restaurante donde fuimos todos a comer.

Habian puesto un autobus para los que no llevaran coche y estaba lejos de Madrid. Creo que habia sido la casa de un senor muy rico que luego murio y sus parientes la alquilaban para bodas. Yo cuando los aperitivos me puse a explorar por alli, habia un jardin con estatuas, muchas escaleras que llevaban a galerias que nunca eran la misma, una armadura y cabezas de ciervos disecadas. Los camareros que pasaban con bandejas me miraban como a un marciano, porque ninos no habia y yo debia de tener pinta de estar perdido o equivocado de sitio. No sabian si ofrecerme bebida o no, y uno llego a preguntarme que si estaba buscando a alguien. Le dije que no, pero era mentira, porque andaba oteando por todas partes a ver si aparecia Olalla saliendo de algun rincon. Hasta llegue a desconfiar de la armadura y llame desde fuera con los nudillos. Pero solo sono a hueco. En el garaje de la boda tampoco la habia visto con el sabio de su tribu, y no sabia como disimular aquella curiosidad tan incomoda que no me dejaba fijarme en nada ni entretenerme pensando en otra cosa. Ni casi respirar. Aunque -eso si- decidi no preguntarle a nadie por la nina de las coletas, y yo cuando decido una cosa la cumplo.

Pedro me presento muy formalmente a su novia la rubia, y durante la comida me toco sentarme en la mesa con ellos y otra gente. Habia un chico que competia en campeonatos de tenis y era bastante famoso, al parecer se le habia visto en television. Pocas veces he sentido estar pintando menos en un sitio, sobre todo porque se me habia atrancado el pasadizo por donde me escapo a inventar cosas por mi cuenta. Y ademas a Pedro le molesta que me calle. Desde que lo conozco, se esfuerza por hacerme brillar ante los demas y meterme en la cabeza la moral del exito. Se ha empenado en que tengo problemas de timidez y me hace un caso que me agobia.

Yo a la rubia destenida no sabia si darle la mano, un beso o que. Le pregunte que si era algo mio.

– Tu cunada -aclaro Pedro muy seguro-. Todavia no, pero no tardando.

La nocion de fraternidad politica es la mas escurridiza de los parentescos, aunque todas lo son cantidad. Tengo la ventaja de ser larguirucho, y ella tamano bolsillo, asi que le di la mano, y parece que le gusto. Luego le pregunte por lo unico que ayuda a situarse ante lo desconocido, por su nombre.

– Beatriz. O Bea, como prefieras.

– Bueno, Bea es mas corto.

– O sea, que te gusta lo corto.

– No se. Segun con quien este hablando.

Se rio como si le pareciera muy gracioso, pero no me miraba al reirse, sino a Pedro, hecha unas puras mieles. Es de las que se rien mas de lo normal. Y no se fia uno.

En eso sigue igual. Ahora ya se han casado, como era de esperar. Pedro gana mucho dinero y tienen un nino de cuatro anos que nacio de penalti. Lola dice que es un poco repipi, que no calla.

El domingo pasado estuve a conocerlo, y me extrano que nada mas verme me llamara tio Baltasar. Trate de meterle en la cabeza que esto de los parentescos es una cosa sin fuste y que solo tengo diecisiete anos. Tambien le pregunte que si le gustan los trabalenguas. ?No jugaba a los trabalenguas? Dijo que no.

– Pues mira: tio-tio-tio-oti-oti-tioti-otitio. ?Que es

tio?

– Nada.

– ?Ves? Pues me llamas por mi nombre, me inventas uno, o me dices «oye» y nada mas. ?Ya somos amigos?

Crei que me estaba oyendo como quien oye llover, pero me pregunto inmediatamente que si me podia llamar capitan Pluma.

– Estupendo. ?Es un nombre que se te ha ocurrido

a ti?

– No. Es de un comic. Pero te pareces.

Desde el primer momento note que a Bea le hacia poca gracia mi intimidad con el chico, que llego a llorar y a patalear cuando me fui, porque caprichoso si parece. El capitan Pluma era flaco y con la nariz grande, como yo. Venia en unos suplementos infantiles todos arrugados que fue a buscar a su cuarto. Le prometi que cuando volviera a visitarle traeria plumas en la cabeza y una espada de madera.

– ?De verdad?

– ?Vaya por Dios! -interrumpio Bea-. Pues lo unico que faltaba es que alguien viniera a darle alas a un crio ya de por si locatis.

Pero ni siquiera al hacer aquella advertencia perdio la sonrisa, y seguia mirando al marido aunque me hablara a mi, como cuando eran novios. Los dos estaban de acuerdo en que la educacion infantil debe ser muy estricta.

– A los enanos hay que adaptarlos a la vida practica cuanto antes -sentencio Bea, mientras el asentia.

– A los enanos -dije yo- basta con ponerles un gorro rojo en punta y buscarles una seta.

Pero era un dialogo entre ellos y fingieron no oirme. El nino se partia de risa. Ha quedado claro que me excluyen, que el tio Baltasar resulta incomodo y hasta un poco peligroso. No creo que vuelvan a invitarme mas veces.

Вы читаете Los parentescos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×