Sin embargo, cuando Duke fue juzgado, Sally no fue llamada a declarar como testigo. Mi declaracion constituyo la prueba irrefutable que condujo a Duke a la horca. La mia y la de los Lockwood. Tanto el fiscal como la defensa dieron por buena la version de que Morton habia sido asesinado porque habia violado a Barbara. La version de Sally habria entrado en conflicto con mi declaracion y con la de los Lockwood.

Todos en Christian Gifford cotilleaban en relacion con el alcoholismo de la pobre Sally, pero solo habia una familia que supiera realmente por que bebia: los Lockwood. Asi que cuando Alice y yo aparecimos en Gifford Farm y supimos por Bernard que Sally vivia en Bath, la senora Lockwood comprendio que se acercaba el desastre. Se puso en contacto con ella para decirle que queria verla y compro unas botellas de vodka.

Un asesinato proyectado y ejecutado a sangre fria.

Y no el ultimo del que voy a hablar.

Si usted es una persona de caracter nervioso o tiene proyectado dormir pacificamente dentro de un ratito, lo mejor que puede hacer es cerrar el libro en este punto. Gracias por su compania y buenas noches.

Para usted, en cambio, aquel a quien nada puede impedir que vaya pasando paginas, voy a exponerle el resto de lo que ocurrio y tal como ocurrio. Habiamos dejado a Bernard apuntandome con la escopeta y sacandome a punta de canon de la granja. Entretanto, su madre estaba sollozando y tratando de lavar las penas de su corazon mientras su desventurado George procuraba consolarla.

Yo coopere en la accion abriendo la puerta y saliendo a la era. Supongo que habia sido demasiado optimista al abrigar la esperanza de que Bernard me permitiria salir discretamente en tanto el se dedicaba a solucionar la crisis domestica. Pese a todo, me presionaba la espalda con el arma para que tuviera la plena conciencia de que lo tenia pegado detras.

Considere que lo mejor era procurar sacar hierro al momento y, en el tono mas natural que me fue posible adoptar, le dije:

– He dejado el coche en la parte de arriba, pero no hay necesidad de que me acompanes.

Bernard, sin embargo, hizo como que no me habia oido. Con una voz totalmente fria, mas temible que si hubiera sido amenazadora, me dijo:

– Vete directo al granero.

– ?Para que? -pregunte.

En el mismo tono de voz indiferente, me respondio:

– Hay que bajarte los humos.

Me sentia igual que un animal atrapado.

Mi primera reaccion fue de panico total. Unos segundos de aturdimiento en los que me parecio que caminaba sin tocar con los pies en el suelo. Y a continuacion ira total, necesidad urgente de atacar y de luchar por mi vida.

No tenia ninguna posibilidad.

Me dije a mi mismo que habia que razonar, que puesto que tenia un cerebro, debia hacerlo funcionar.

– Es de asesinato de lo que estas hablando -le dije.

Apreto el arma contra mi columna vertebral con mas fuerza todavia, obligandome a seguir adelante. Yo fui cojeando lentamente hacia el granero, el mismo donde Morton habia sido asesinado. Su estructura de piedra destacaba al lado de las restantes edificaciones, con su tejado gris dibujandose remoto entre la niebla helada.

Me iba diciendo que debia hablar con el, que eso era lo unico que podia hacer.

– No vas a querer matarme -le dije, como una observacion jovial, hecha entre amigos-. Es seguro que te llevaria mas complicaciones. Tu no eres un asesino, Bernard. No debes repetir los errores de tu madre.

– Sigue adelante o te dejo seco aqui mismo -mascullo.

Yo segui adelante, sin parar de hablar un momento, tratando desesperadamente de meterle aquella idea en la cabeza.

– Tu no tienes las manos manchadas de sangre. Fue tu padre quien la ayudo a deshacerse del cadaver de Morton despues de que ella le disparara, ?no es verdad? Metio la cabeza en uno de los barriles de sidra y enterro el resto del cuerpo en un lugar cualquiera de la granja. Queria que el barril se quedara aqui, pero alguien lo cargo en un camion y lo traslado a Shorn Ram. Esto fue lo que ocurrio, ?no es verdad?

Estabamos a unos veinte metros de la puerta del granero y, para la respuesta que consegui, mas me hubiera valido ahorrarme esfuerzos, porque los iba a necesitar.

– Tu padre es un encubridor, pero tu estas a salvo. No hay manera de que cubras los delitos de tus padres. Vendra la policia, la prensa. News on Sunday ya ha destacado un periodista. Esto ha sido hoy mismo, Bernard. Estan en camino.

Llegamos al granero. Pense incluso en precipitarme en el interior y en darle con la puerta en las narices, pero la cosa no pasaba de ser una idea, puesto que contaba con una agilidad que en realidad no poseia.

Por otra parte, el baston tampoco era un arma que yo pudiera esgrimir contra una escopeta encajada en mis rinones. Habria apretado el gatillo antes de que tuviera tiempo de levantar el brazo. Ademas, sabia que no era una baladronada por su parte. Cuando la muerte es inminente hay como un instinto, un sentido animal primigenio que parece advertirte del hecho.

Sentia un sudor frio que me resbalaba por el costado, como si nos encontraramos en pleno verano.

Me meti en el granero.

El granero estaba bastante oscuro, pero no lo suficiente para tratar de desaparecer de su alcance.

?Podia hacer otra cosa que suplicar por mi vida?

– Es tanto tu futuro como el mio. ?Lo has pensando bien? -le pregunte.

Bernard hundio el arma todavia con mas fuerza en mi espalda.

– ?Arriba!

Queria que subiese al desvan donde se guardaba la paja y donde se habia cometido el crimen. Buscaba el lugar exacto. El sudor que me empapaba el cuerpo se convirtio en hielo. Hasta aquel momento me habia figurado que tenia tratos con un hombre que era racional, pese a serme hostil. Sin embargo, aquella esperanza me habia abandonado. Estaba planeando un asesinato ritual.

Junto a la escalera de mano, a traves de la cual debia trepar hasta el desvan, le dije lisa y llanamente:

– No puedo subir.

Dicho esto perdi el equilibrio. De una patada habia hecho volar el baston que yo tenia en la mano y yo, por instinto, me agarre a uno de los barrotes de la escalera para impedir la caida. Golpee con el cuerpo la madera al balancearme alrededor de la escalera.

Una punzada dolorosisima me atraveso la region lumbar, como si una de mis costillas acabase de partirse en dos. Despues vino otra. Bernard me pinchaba barbaramente los rinones con el canon del arma.

Me incorpore como pude y empece a trepar por las escaleras como un loco tratando de huir de su ataque. Me aupe sirviendome unicamente de los brazos, despues trate de afianzarme con ayuda de la pierna buena y force mi cuerpo dolorido a alcanzar la altura suficiente para agarrarme a la vigueta en la que se apoyaba la escalera. Puse encima la rodilla y consegui encaramarme en los tablones.

Ya arriba, me retorci y contorsione victima de agonicos sufrimientos mientras el dolor me mordia en la espalda. Creo que en aquellos momentos no me hubiera importado que me disparara un tiro en la cabeza con tal de que me dejara los rinones en paz de una vez para siempre. Me arrastre hasta la bala de paja mas cercana para protegerlos. Pero a medida que los espasmos iban aquietandose hasta alcanzar niveles tolerables y yo iba adquiriendo conciencia del ambiente que me rodeaba, fui dandome cuenta de que Bernard no me habia seguido por la escalera. Oi que esta rechinaba al rozar la vigueta y golpeaba el suelo con un ruido sordo. Por alguna razon insondable, la habia retirado del desvan y me habia dejado abandonado en el.

Hay un estadio en que el dolor agudo se transforma en tormento generalizado y palpitante. Trate de buscar un asidero y arrastre mi cuerpo torturado hasta el mismo borde del desvan, al objeto de contemplar lo que habia abajo, al tiempo que me obligaba a mirar. Bernard me habia abandonado en el desvan. Su intencion era matarme y yo estaba plenamente convencido de que todo cuanto le habia dicho no serviria para cambiar su decision.

Habia dejado la escopeta apoyada en la pared. Por una oscura razon, estaba cambiando las balas de paja de sitio y arrastraba hasta el centro las que estaban atras. Despues saco una navaja del bolsillo, corto la cuerda de una de ellas y desparramo la paja por el suelo del granero.

De pronto desaparecio de mi vista y pude oir inmediatamente un ruido sordo de algo que era arrastrado de un lado a otro, lo que me hizo pensar que se trataba de otra bala de paja que iba a ser incorporada a la que ya

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