– Madura, amigo mio.

– Si hubiera madurado, no te habrias enamorado de mi.

– Si lo hubieras hecho despues, seguiriamos juntos.

– Quedate, Valentine, demonos una segunda oportunidad.

– Ese es nuestro castigo, tal vez a veces pueda ser tu amante, pero no tu mujer.

Mathias cogio el paquete de cigarrillos, dudo y lo dejo caer.

– No enciendas la luz -musito Valentine.

Ella abrio la ventana e inspiro el aire fresco de la noche.

– Cojo el tren manana -murmuro ella.

– Habias dicho que seria el domingo. ?Te espera alguien en Paris?

– ?Que importa eso?

– ?Lo conozco?

– Para de hacernos dano, Mathias.

– Vaya, eres tu mas bien la que me lo hace.

– Entonces, ahora sabes lo que senti; y ademas, en esa epoca todavia no nos habiamos separado.

– ?A que se dedica?

– ;Que mas da?

– Y cuando te acuestas con el, ?va todo bien?

Valentine no respondio, tiro el cigarrillo a la calle y volvio a cerrar la ventana.

– Perdoname -murmuro Mathias.

– Me visto y me voy.

Llamaron a la puerta, y ambos se sobresaltaron.

– ?Quien puede ser? -pregunto Valentine.

Mathias miro la hora en el despertador que habia sobre la mesita de noche.

– Ni idea. Quedate aqui, voy a bajar a ver. Subire tus cosas.

Se ato una toalla a la cintura y salio de la habitacion. Los golpes en la puerta aumentaron de intensidad.

– ?Voy! -grito el mientras bajaba la escalera.

Antoine, con los brazos cruzados, miraba a su amigo con determinacion.

– Bueno, escuchame bien; hay algo en lo que nunca cedere: ?nada de canguros en casa! Nosotros mismos nos ocuparemos de los ninos.

– ?De que hablas?

– ?Todavia quieres que vivamos bajo el mismo techo?

– Si, pero seria mejor discutirlo en otro momento.

– ?Que quieres decir con «en otro momento»? ?Quieres aplazarlo por un tiempo?

– Quiero decir que podriamos hablarlo mas tarde.

– No, no, hablemoslo ahora mismo. Tenemos que instaurar unas reglas y hay que respetarlas.

– Vale, lo podemos hablar pronto, pero manana.

– ?No empieces!

– Antoine, me parecen bien todas las reglas que pongas.

– ?Como puede ser eso? Entonces, si te dijera que tendrias que pasear al perro todas las tardes, ?estarias de acuerdo?

– ?Ah, por supuesto que no!

– Entonces no estas de acuerdo en todo.

– Antoine…, no tenemos perro.

– No empieces a enredarme.

Valentine, envuelta en una sabana, se asomo por la barandilla de la escalera.

– ?Va todo bien? -pregunto inquieta.

Antoine levanto los ojos y la tranquilizo con un gesto de la cabeza. Valentine volvio a la habitacion.

– Ah, si, verdaderamente estas muy solo -farfullo Antoine cuando ya se iba.

Mathias volvio a cerrar la puerta de la casa. No habia dado ni un paso hacia el salon, cuando Antoine llamo de nuevo a la puerta. Mathias abrio.

– ?Se va a quedar?

– No, se va manana.

– Ahora que has tenido una pequena dosis, espero que no me vengas lloriqueando en seis meses porque la eches de menos.

Antoine bajo los peldanos de la escalera y los volvio a subir para entrar en su casa. La luz del patio se extinguio.

Mathias recogio las cosas de Valentine y fue a reunirse con ella en la habitacion.

– ?Que queria? -pregunto ella.

– Nada, ya te lo explicare.

Por la manana, la lluvia habia vuelto con la primavera a Londres. Mathias estaba ya sentado en la barra del bar de Yvonne. Valentine acababa de entrar, tenia el pelo mojado.

– Voy a almorzar con Emily, mi tren sale esta tarde.

– Ya me lo dijiste ayer.

– ?Podras arreglartelas?

– El lunes tiene ingles; el martes, yudo; el miercoles la llevo al cine; el jueves toca guitarra, y el viernes…

Valentine habia dejado de escucharle. Al otro lado del cristal habia visto a Antoine en la acera de enfrente entrando en sus oficinas.

– ?Que queria a mitad de la noche?

– ?Quieres un cafe?

Mathias le explico su proyecto de vivir juntos y le detallo todas las ventajas que el veia. Louis y Emily se llevaban como hermanos, y la vida bajo un mismo techo seria mas facil de organizar, sobre todo para el. Yvonne, hundida, prefirio dejarlos solos. Valentine se rio varias veces y abandono su taburete.

– ?No dices nada?

– ?Que quieres que diga? Si estais seguros de que eso os hara felices…

Valentine fue a buscar a Yvonne a la cocina y la abrazo.

– Vendre a verte muy pronto.

– Eso es lo que todo el mundo dice cuando se va -respondio Yvonne.

De vuelta a la sala, Valentine beso a Mathias y salio del restaurante.

Antoine habia estado esperando a que Valentine doblara la esquina. Abandono su puesto de observacion en la ventana del despacho, bajo las escaleras y se dirigio al local de Yvonne. Una taza de cafe lo esperaba ya sobre el mostrador.

– ?Que tal fue? -le pregunto a Mathias.

– Muy bien.

– Por la noche, le envie un correo electronico a la madre de Louis.

– ?Has tenido respuesta?

– Esta manana al llegar al despacho.

– ?Y?

– Karine me preguntaba si, el proximo curso, Louis deberia poner tu apellido en su ficha escolar. Yvonne recogio dos tazas de la barra.

– ?Y habeis hablado con los ninos?

La transformacion de los banos era economicamente imposible, pero Antoine le explico a Mathias, con la ayuda de un croquis, la idea que habia tenido durante la noche.

El tabique que dividia su casa no era una pared maestra. Bastaba con tirarlo abajo para devolverle el aspecto original a la casa y crear un gran espacio comun en la planta baja. Algunas reformas en los suelos y en los techos serian necesarias, pero las obras no deberian llevar mas de una semana.

Dos escaleras llevarian a las habitaciones, lo que, despues de todo, les permitiria tener la sensacion de poseer un espacio propio en el primer piso. McKenzie iria a verlo para dar su visto bueno al proyecto. Antoine se

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