– A mi me gusta el criquet.

Yvonne poso la cabeza sobre su hombro.

– No sabes nada de futbol; pero, de todas maneras, me gusta estar contigo.

– ?Eres consciente de lo que pasaria en tu barrio si se enteraran de que eres del Manchester United? -le susurro el hombre al oido.

– ?Por que crees que tomo tantas precauciones para venir aqui?

El hombre miraba a Yvonne, que tenia la mirada fija en el cesped. El hojeo el folleto que tenia sobre sus rodillas.

– Es el final de temporada, ?no?

Yvonne no respondio, pues estaba absorta en el partido.

– Entonces, ?es posible que el proximo fin de semana tenga la suerte de que te reunas conmigo? -anadio el.

– Ya veremos -dijo ella mientras seguia al delantero del Chelsea que avanzaba peligrosamente por el terreno de juego, Poso un dedo sobre la boca de su companero y anadio -: No puedo hacer dos cosas a la vez y, a menos que alguien se decida a parar a ese bobo, mi tarde se ha ido al cuerno y la tuya tambien.

John Glover cogio la mano de Yvonne y acaricio las manchas oscuras que la vida habia dibujado en ella. Yvonne se encogio de hombros.

– Mis manos eran bellas cuando era joven.

Yvonne se levanto de un bote, con el rostro crispado y aguantando el aliento. Desviaron el balon en el ultimo momento y lo enviaron a la otra punta del campo. Ella resoplo y se volvio a sentar.

– Esta semana te he echado de menos, ?sabes? -dijo ella mas tranquila.

– ?Pues ven el proximo fin de semana

– ?Tu eres el que se ha jubilado, no yo!

El arbitro acababa de pitar la media parte. Ellos se levantaron para ir a buscar refrescos al quiosco. Cuando subian las escaleras de las gradas, John le pidio noticias de su libreria.

– Es su primera semana, tu Popinot se esta adaptando, si eso es lo que quieres saber -respondio Yvonne.

– Eso es exactamente lo que queria saber -repitio John.

Despues de volver temprano, los ninos jugaban en su habitacion mientras esperaban una merienda digna de ese nombre. Antoine, con un delantal de cuadros, apoyado en el mostrador de su cocina, leia atentamente una nueva receta de crepes. Llamaron a la puerta. Mathias esperaba en la escalera, recto como un palo. Intrigado por su ridiculo atavio, Antoine lo miro fija mente.

– ?Puedo saber por que llevas gafas de esquiar? -pregunto el.

Mathias lo empujo para que volviera a entrar. Cada vez mas perplejo, Antoine no le quitaba la vista de encima. Mathias dejo a sus pies un toldo doblado.

– ?Donde esta tu cortadora de cesped?

– ?Y que quieres hacer con una cortadora de cesped en mi salon?

– ?La de preguntas que puedes llegar a hacer! ?Es agotador!

Mathias atraveso la habitacion y volvio a salir al jardin trasero de la casa, y Antoine siguio sus pasos. Mathias abrio la puerta del pequeno trastero, saco la cortadora y, con mucho esfuerzo, la levanto sobre dos bancos de madera abandonados. Verifico que las ruedas no tocaban el suelo y se aseguro de que el conjunto estaba en equilibrio. Despues de poner la palanca del embrague en punto muerto, tiro del cordon para encenderla.

El motor de dos marchas se puso en marcha causando un ruido ensordecedor.

– Voy a llamar a un medico -grito Antoine.

Mathias volvio en sentido inverso, atraveso la casa, desplego el toldo y volvio a su casa. Antoine se quedo solo, con los brazos colgando, en medio de su salon y preguntandose que mosca habia podido picar a su amigo. Un golpe terrible hizo temblar el muro de separacion. Con el segundo golpe de mazo, un agujero de dimensiones considerables permitia ver el rostro alegre de Mathias.

– Welcome home! -grito Mathias radiante, al tiempo que hacia mas grande el agujero de la pared.

– ?Estas completamente loco! -grito Antoine-. ?Los vecinos nos van a denunciar!

– ?Con el ruido que hay en el jardin, me sorprenderia! Ayudame en lugar de grunir. Los dos juntos acabariamos al caer la noche.

– ?Y despues? -grito Antoine sin dejar de mirar los trozos de pared que caian sobre su parque.

– Despues meteremos los desechos en sacos de basura, los dejaremos en tu trastero y los tiraremos dentro de unas semanas.

Otro trozo de pared acababa de hundirse, y mientras Mathias seguia con su trabajo, Antoine reflexionaba sobre los retoques que serian necesarios para que su salon recuperara un dia una apariencia de normalidad.

En la habitacion del primer piso, Emily y Louis habian encendido la television, convencidos de que los informativos no tardarian en relatar el seismo que golpeaba el barrio de South Kensington. De noche, decepcionados porque la Tierra no hubiera temblado verdaderamente, pero orgullosos por estar metidos en el ajo, asi como contentos por estar levantados tan tarde, ayudaron a llenar los sacos de grava que Antoine llevaba al fondo del jardin. Al dia siguiente, McKenzie recibio una llamada de urgencia. Por el tono de Antoine, habia comprendido la gravedad de la situacion. Obligado por su deber, acepto reunirse con ellos, aunque fuera domingo, y llego con la camioneta de la empresa.

Cuando el fin de semana ya acababa, a excepcion de algunos retoques de pintura que habia que hacer en el techo, Mathias y Antoine se habian mudado oficialmente juntos. Invitaron a todos sus amigos a celebrar el acontecimiento y, cuando McKenzie supo que Yvonne habia aceptado salir de su casa para la ocasion, decidio quedarse con ellos.

La primera discusion entre los amigos se debio al tema de la decoracion de la casa. Los muebles de Antoine y de Mathias producian un efecto extrano al estar juntos en la misma habitacion. En opinion de Mathias, la planta baja era de una sobriedad que rayaba en lo monacal; al contrario, Antoine argumentaba que el sitio era muy acogedor. Todos ayudaron a transportar los muebles. Un velador de Mathias hallo su sitio entre dos sillones club de Antoine. Despues de una votacion que dio como resultado cinco a uno (Mathias fue el unico que voto a favor, y Antoine se abstuvo elegantemente), una alfombra de origen persa, algo mas bien dudoso para Antoine, fue enrollada, atada y guardada en el trastero del jardin.

Para asegurar la paz en la operacion, McKenzie tomo el mando de las restantes operaciones, e Yvonne era la unica que podia vetarlo. Ahora bien, en cuanto Yvonne daba su opinion, las mejillas del jefe de agencia tenian una cierta tendencia a volverse rojas, y su vocabulario se reducia a «Tiene usted toda la razon, Yvonne».

Al final de la tarde, la planta baja se habia reorganizado totalmente. Solo quedaba por aclarar la cuestion del primer piso. A Mathias le parecia que su habitacion era peor que la de su mejor amigo. Antoine no veia el motivo, pero prometio ocuparse de ello con la mayor rapidez posible.

Capitulo 6

A la euforia del domingo, le sucedio la primera semana de vida en comun. Empezo con un desayuno ingles preparado por Antoine. Antes de que la familia al completo bajara, deslizo discretamente una nota bajo la taza de Mathias, se seco las manos en el delantal, y grito a quienes quisieran escucharlo que los huevos iban a enfriarse.

– ?Por que hablas tan alto?

Antoine se sobresalto, pues no habia oido llegar a Mathias.

– Nunca habia visto a nadie tan concentrado en la preparacion de dos tostadas.

– ?La proxima vez te las tostaras tu! -le respondio Antoine a la vez que le tendia su plato.

Mathias se levanto para servirse una taza de cafe y vio la nota de Antoine.

Вы читаете Mis Amigos, Mis Amores
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×