por las sombras del crepusculo, se derramo sobre el blanco sucio de la blusa. En ese momento entre la vida y la muerte, Miranda vio como la expresion de sorpresa de Sharon se convertia en dicha. En alivio.

La muerte era preferible al sufrimiento.

– ?Sharon! -Miranda se tapo la boca, y en la mano le quedo el gusto y el olor de la tierra podrida. En el aire flotaba el olor cobrizo de la sangre. El pecho se le sacudio en un sollozo mudo al ver que Sharon se derrumbaba.

– Corre.

Aquella voz. Se le helo la sangre al oir esa voz grave, seca y sin inflexiones. El mismo pulso carente de emociones que habia demostrado cuando las alimentaba y les daba de latigazos, cuando las sometia a sus tocamientos o cuando las violaba.

Se echo a temblar incluso antes de reconocer su silueta. Vestia un pantalon de camuflaje y un abrigo oscuro. Estaba de pie entre los arboles, el rostro semioculto por la gorra y el cielo que se oscurecia. ?A cien metros? ?A sesenta? ?Mas cerca? No conseguiria llegar. Y moriria.

El grito que el hombre lanzo resono como un eco por toda la montana. Dio un paso adelante y se acomodo el rifle. Apoyo la culata en el hombro.

Miranda echo a correr.

Capitulo 1

Doce anos mas tarde.

Nick Thomas observo la silueta del menudo cuerpo bajo la lona de color amarillo chillon. Se apreto el puente de la nariz y trago con tanta rabia que le dejo un amargo sabor de boca. El hedor de la muerte estaba en el ambiente, y Nick se giro para apartarse.

Todavia conservaba en la mente la imagen del cuerpo inerte y descoyuntado de la chica de veinte anos, Rebecca Douglas, tal como la habia encontrado solo una hora antes.

– ?Sheriff?

Nick alzo la vista y vio que se acercaba su ayudante Lance Booker, un tipo bien plantado, un buen poli, aunque todavia un poco inexperto. Se parecia mucho a el hacia doce anos, cuando lo enviaron a inspeccionar la escena de su primer caso de asesinato.

– Dime.

– Jim dice que en la carretera hay un tipo que dice ser del FBI. Quiere que lo dejen pasar. Quincy Peterson.

Quinn. Nick llevaba anos sin verlo. Diez anos, para ser exactos. Pero mantenian una correspondencia por correo electronico desde que a el lo habian elegido sheriff, hacia tres anos. Despues del episodio de las hermanas Croft.

Ahora ya eran siete las chicas muertas. Al menos eran siete los casos de los que ellos estaban al corriente.

– Que lo dejen pasar.

– Si, senor. – Booker fruncio el ceno, pero transmitio la orden por radio. En los asuntos que por regla general caian bajo su jurisdiccion, los agentes de policia no miraban con buenos ojos las injerencias del exterior, y normalmente Nick reaccionaba de la misma manera. No menciono que la visita de Quinn se debia a la llamada que el mismo habia hecho la semana anterior.

Nick se giro y se alejo del ayudante y de la lona amarilla, hasta el sendero donde habian encontrado las ultimas huellas de Rebecca Douglas. Se agacho junto a una huella de pisada inservible, una huella informe en el lodo que empezaba a endurecerse. Quiza fuera la ultima pisada de Rebecca. O del asesino. Habia llovido casi treinta centimetros en los ultimos dias, diluvio suficiente para saturar un terreno que acababa de recuperarse de un invierno frio y lluvioso tipico de Montana. Las nubes se habian abierto esa manana, y el cielo era de un azul tan intenso y el aire tan fresco que Nick habria salido a disfrutar del bello dia si no lo hubieran llamado a la escena de un crimen.

Cerro los ojos y aspiro el aire limpio y chispeante del valle de Gallatin. A Nick le encantaba Montana, sus enormes espacios y la majestuosidad de sus montanas, sus rapidos y sus verdes valles, sus amplios cielos. La gente tambien era buena, con los pies bien plantados en la tierra. Se preocupaban por sus vecinos y cuidaban de los suyos. Al recibirse la denuncia de la desaparicion de Rebecca Douglas, cientos de hombres y mujeres, incluidos muchos companeros de la universidad donde habia estudiado, se habian echado al bosque a peinar cada palmo de tierra entre Bozeman y Yellowstone.

Nick apreto la mandibula con furia reprimida. Era gente buena, todos excepto uno. Uno que habia matado a Rebecca y a otras seis mujeres en los ultimos quince anos. Y otras mujeres todavia figuraban como desaparecidas. ?Encontrarian sus cuerpos algun dia? ?Quizas el feroz clima de Montana o los depredadores habian acabado con sus restos? Nunca olvidaria el dia que encontraron los despojos de Penny Thompson; solo un craneo y unos cuantos huesos desperdigados. La identificaron por la dentadura.

Nick miro a su alrededor. Hacia abajo crecian sobre todo los enormes pinos. Mas arriba en el monte, los arboles empezaban a ralear. El camino antiguo por donde habia venido estaba flanqueado por una maleza impenetrable y no figuraba en los mapas. Probablemente era un sendero antiguamente utilizado para bajar los troncos y, al parecer, acababa ahi, en un claro natural de unos pocos metros cuadrados. En el borde de aquel claro yacia el cuerpo de Rebecca.

Marcarian la zona con una trama y buscarian cualquier pista que pudiera conducirlos al asesino. Sin embargo, si se trataba del mismo cabron de siempre, no encontrarian nada. Aquel individuo llevaba a cabo sus crimenes con una meticulosidad tan endemoniadamente elaborada que ni siquiera la unica sobreviviente que habia habido podia decirles gran cosa. La derrota era un peso dificil de sobrellevar para Nick, pero no se daba por vencido.

A veces, odiaba su trabajo.

Se giro al ver que un vehiculo todoterreno se acercaba al claro, lanzando piedras y barro por las cuatro ruedas. El sol se reflejo en el parabrisas y Nick se protegio los ojos para ver llegar a Quinn.

El todoterreno se detuvo con un frenazo detras de la camioneta verde oscura de la policia que conducia Nick. Se abrio la puerta del conductor y bajo Quincy Peterson. Dio un portazo y se acerco a Nick a grandes zancadas. Quinn no habia cambiado demasiado desde la ultima vez que lo habia visto, y todavia se parecia mas a un joven supermodelo que a un veterano con quince anos en el FBI. Nick se incorporo y se limpio el polvo de los vaqueros.

– ?Rebecca Douglas? -Quinn senalo el cuerpo tapado con un gesto de la cabeza. Su rostro era inexpresivo, pero en sus ojos ardia la misma rabia y tristeza que sentia Nick.

– Asi es. Nos falta la identificacion definitiva, pero… -No habia dudas de que era la mujer desaparecida. Nick miro a Quinn y fruncio el ceno al ver el parche que su amigo llevaba por encima de la ceja izquierda.

– ?Que es eso? ?Una pelea en el bar? -inquirio, en broma.

Quinn se toco el parche como si se hubiera olvidado de que lo llevaba puesto.

– Los ultimos dias han sido muy movidos -dijo -.Te lo contare mas tarde. -Echo una mirada alrededor-. ?Cuando vas a procesar la escena?

– Queria que tu la vieras primero, pero tengo a mis hombres esperando en la carretera.

Nick no sabia bien por que el federal lo hacia sentirse tan inferior. Quiza tuviera algo que ver con la sobria seguridad con que se desenvolvia, con su habilidad para descartar lo superfluo y siempre llegar al corazon del asunto. O quiza fuera porque el habia vomitado hasta las tripas en su primera escena del crimen, y Quincy Peterson no.

O tambien porque la mujer que Nick amaba estaba enamorada de Quinn.

Fuera lo que fuera, no habia nadie en quien Nick pudiera confiar mas que en el Agente Especial Quincy Peterson.

Quinn se agacho, se puso los guantes de latex y levanto la lona. Apreto la mandibula y, al mirar el cadaver,

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