cuarenta y cinco veces al ano terrestre. Una vuelta de la Galaxia alrededor de su eje constituia un dia galactico.
La siguiente emision — la ultima para Dar Veter — empezaria a las nueve de la manana (hora del Observatorio del Tibet) y, por consiguiente, a las dos de la madrugada de alli, del Observatorio Mediterraneo del Consejo. Quedaba un poco mas de dos horas.
El aparato de la mesa empezo a tintinear y a emitir destellos de nuevo. Tras un tabique aparecio un hombre de relucientes vestiduras, con sedosos reflejos.
— Estamos preparados para la emision y la escucha — manifesto conciso sin muestra aparente alguna de sumiso respeto, pero en sus ojos se traslucia la admiracion al jefe.
Dar Veter continuaba callado y su ayudante tambien, esperando con aire desenvuelto y gallarda apostura.
— ?En la sala cubica? — pregunto al fin el jefe. Y cuando hubo recibido respuesta afirmativa, inquirio donde se encontraba Mven Mas.
— Esta junto al aparato del frescor matinal, para reponerse de las fatigas del viaje.
Ademas, me parece que esta emocionado…
— Yo, en su lugar, tambien lo estaria — dijo pensativo Dar Veter —. Asi ocurrio hace seis anos…
El ayudante enrojecio del esfuerzo para permanecer impasible. Con todo su impetu juvenil, simpatizaba con su jefe, presintiendo tal vez que el mismo habria de pasar tambien, algun dia, por las alegrias y los sinsabores de un gran trabajo y una tremenda responsabilidad. En cuanto al director de las estaciones exteriores, no expresaba en modo alguno sus sentimientos, pues ello se consideraba impropio de hombres de su edad.
— Cuando se presente Mven Mas, traigalo aqui en seguida.
El ayudante se alejo. Dar Veter se acerco a un rincon donde el transparente tabique estaba ennegrecido desde el techo hasta el suelo y, con amplio ademan, descorrio las dos hojas de una puerta abierta en un panel de madera preciosa. Una luz intensa broto del fondo de una pantalla semejante a un espejo.
El director de las estaciones exteriores conecto, mediante un conmutador especial, el «vector de la amistad» que enlazaba directamente a personas ligadas por un profundo afecto, permitiendoles comunicar entre si en cualquier momento. El vector de la amistad unia varios lugares habituales del ser humano: la vivienda, el sitio de trabajo, el rincon predilecto de descansa…
La pantalla se ilumino y en su fondo perfilose el conocido conjunto de unos altos paneles, con innumerables columnas de codificados signos de filmes electronicos que habian sustituido a los arcaicos cliches de libros. Desde que la humanidad adoptara un alfabeto unico, llamado lineal por no contener ningun signo complejo, la filmacion de libros, incluso antiguos, era aun mas sencilla y asequible para las maquinas automaticas.
Unas franjas azules, verdes y rojas designaban las filmotecas centrales, en las que se conservaban las obras de investigacion cientifica, que desde hacia tiempo ya no se editaban mas que en una decena de ejemplares. Bastaba con marcar una serie convencional de signos, para que la filmoteca-deposito facilitase automaticamente el texto completo de la obra filmada. La referida maquina era la biblioteca particular de Veda.
Oyose un leve chasquido y desaparecio la imagen de la pantalla, que volvio a iluminarse para mostrar otra habitacion, tambien vacia. Un nuevo chasquido del aparato, y surgio una sala de comando, con sus pupitres y cuadros debilmente alumbrados. Una mujer, sentada a la mesa mas cercana, alzo la cabeza, y Dar Veter reconocio el fino rostro amado, de grandes ojos grises. La deslumbradora sonrisa, que ponia al descubierto los blancos dientes, formando unos encantadores hoyuelos junto a la boca, de energico trazo, y la nariz infantil, ligeramente arremangada, daban al rostro aquel una expresion todavia mas dulce y afable.
— Veda, solo quedan dos horas. Aun tiene que cambiarse de vestido, y yo quisiera que viniese usted al observatorio un poco antes.
La mujer de la pantalla se llevo las manos a los espesos cabellos, de color ceniza claro.
— Me someto, Veter mio — repuso riendo por lo bajo —. Ahora voy a casa.
El alegre tono de la voz no engano a Dar Veter.
— Tranquilicese, animosa Veda. Todos los que ahora intervienen por el Gran Circuito, lo hicieron algun dia por vez primera…
— No gaste en vano palabras para consolarme — replico Veda Kong, alzando la cabeza tenaz —. Pronto estare ahi.
La pantalla se apago. Dar Veter corrio las hojas de la Puerta y se volvio para recibir a su sustituto. Mven Mas en traba ya, dando grandes zancadas. Sus facciones y piel, broncinea y reluciente, denotaban su origen negro. Una capa blanca pendia de sus recios hombros, formando grandes pliegues. Mven Mas estrecho las dos manos de Dar Veter con las suyas, delgadas y fuertes. Ambos jefes — el saliente y el entrante — eran de elevada estatura. Veter, que descendia de rusos, parecia mas ancho y macizo que el esbelto africano.
— Creo que hoy ocurrira algo importante — dijo Mven Mas con la confianza y la franqueza que caracterizaban a los hombres del Gran Circuito.
Dar Veter se encogio de hombros.
— Algo importante nos ocurrira a los tres. Yo le hare entrega, usted tomara posesion del cargo y Veda Kong hablara con el Universo por primera vez.
— ?Es muy guapa, verdad? — pregunto afirmativo. — Ya lo vera usted. Por cierto que la emision de hoy no tiene nada de particular. Veda dara una conferencia de historia terrestre, para el planeta KRZ 664456+BSH 3252.
Mven Mas hizo un calculo mental con asombrosa rapidez. — Constelacion de Unicornio, la estrella Ross 614, su sistema planetario es conocido desde tiempos inmemoriales, pero nunca se han destacado por nada notable. A mi me gustan las denominaciones y los vocablos antiguos — anadio con cierto acento de disculpa, apenas perceptible.
Dar Veter penso que el Consejo sabia elegir a la gente. Y agrego en voz alta:
— Entonces, se entendera bien con Yuni Ant, el encargado de las maquinas electronicas mnemotecnicas. El se denomina a si mismo regente de las lamparas de la memoria. No se refiere a las lamparas primitivas, pobres candiles de la antiguedad, sino a los primeros aparatos electronicos, desgarbados, metidos en campanas de cristal, al vacio, que recordaban a las bombillas electricas de aquellos tiempos.
Mven Mas se rio de tan buena gana, que Dar Veter sintio aumentar su simpatia hacia el.
— ?Las lamparas de la memoria! ?Nuestras redes mnemonicas son como pasillos de millares de kilometros de longitud y constan de miles de millones de celulas-elementos!
Bueno dijo, recobrandose —, dejandome llevar del entusiasmo, no me he informado de lo necesario. ?Cuando empezo a hablar la Ross 614?
— Hace cincuenta y dos anos. Desde entonces, han aprendido el idioma del Gran Circuito. Hasta ellos no hay mas que cuatro parsecs de distancia. La conferencia de Veda la oiran dentro de trece anos.
— ?Y despues?
— Despues de la conferencia, pasaremos a la escucha. A traves de nuestros viejos amigos, recibiremos algunas noticias por el Circuito.
— ?A traves del sesenta y uno del Cisne? — Desde luego. Y a veces, por conducto del ciento siete del Serpentario, empleando su vieja terminologia.
En la estancia entro un hombre con iguales vestiduras argentadas — uniforme del Consejo de Astronautica —, que el ayudante de Dar Veter. Vivaracho, de mediana estatura y nariz aguilena, predisponia a su favor con la mirada atenta y sagaz de sus ojos negros como la endrina. El recien llegado se froto con la palma de la mano la cabeza, rapada y redonda.
— Yo soy Yuni Ant — manifesto con aguda voz, dirigiendose sin duda a Mven Mas.
Este le saludo con respeto. Los encargados de las maquinas mnemotecnicas superaban a todos en erudicion. Ellos eran quienes elegian, entre las comunicaciones recibidas, las que deberian perpetuarse en dichas maquinas, transmitirse por las lineas de informacion general o ser enviadas a los palacios de creacion.
— Un breviario mas — barboto Yuni Ant, estrechando la mano a su nuevo conocido.
— ?Como? — inquirio Mven Mas, sin comprender. — Es un vocablo de mi invencion.
Derivado del latin. Asi llamo yo a todos los que viven poco tiempo: a los trabajadores de las estaciones exteriores, a los pilotos de la flota intersideral, a los tecnicos de las fabricas de motores astronauticos… Bueno, y a nosotros. Pues tampoco vivimos mas de la mitad del tiempo normal de existencia. Pero, en compensacion, ?que