determinado por los genes, pero esa fraccion es muy importante! Realmente, los thalassanos parecen bastante libres de caracteristicas tan desagradables como la envidia, la intolerancia, los celos o la ira. ?Es esto unicamente resultado del condicionamiento cultural?
?Como me gustaria saber que sucedio con las naves sembradoras que fueron lanzadas en el siglo XXVI por aquellos grupos religiosos!
Una de las consecuencias del total ateismo de Thalassa es una grave carencia de palabrotas. Cuando a un thalassano se le cae algo sobre el dedo gordo del pie, no sabe que decir. Incluso las habituales referencias a las funciones corporales no le son de mucha ayuda, ya que se dan por supuestas. Practicamente, la unica exclamacion que sirve para todo es «?Krakan! «, y se emplea en exceso. Sin embargo, si demuestra la impresion que causo la erupcion del Monte Krakan, hace cuatrocientos anos; espero tener la oportunidad de visitarlo antes de nuestra marcha.
Quedan aun muchos meses por delante, y sin embargo ya siento temor. No por el posible peligro… (si algo le sucede a la nave, nunca lo sabre), sino porque querra decir que se ha roto otro vinculo con la Tierra y contigo, amor mio.
13. Agrupacion de fuerzas
— Al presidente no le va a gustar esto — dijo con entusiasmo la alcaldesa Waldron—. Se ha empenado en llevarles a la Isla Norte.
— Lo se —contesto el segundo comandante Malina—. Y sentimos decepcionarle. ?Ha sido tan atento! Pero la Isla Norte es demasiado rocosa; las unicas areas costeras utilizables ya estan edificadas. Sin embargo, hay una bahia completamente desierta, con una playa de suave pendiente a solo nueve kilometros de Tarna. Nos vendra de maravilla.
— Parece demasiado bonito para ser cierto. ?Por que esta desierta, Brant?
— Ese fue el Proyecto Mangrove. Todos los arboles murieron, todavia no sabemos por que, y nadie ha tenido coraje para acabar con aquel desorden. Tiene un aspecto terrible, y huele aun peor.
— Asi que se trata ya de un area de desastre ecologico. ?Bienvenidos, pues, comandante! En algo la mejoraran ustedes.
— Puedo asegurarle que nuestra planta sera muy estetica y no danara el medio ambiente en lo mas minimo. Y, naturalmente, sera desmantelada por completo cuando nos marchemos. A menos que deseen conservarla.
— Gracias, pero dudo que nos fueran muy utiles varios cientos de toneladas de hielo al dia. Mientras tanto, ?que comodidades puede ofrecerles Tarna: alojamiento, abastecimientos, transporte? Nos encantaria poder ayudarles. Supongo que bajaran a trabajar bastantes de ustedes.
— Alrededor de un centenar, probablemente; y le agradecemos su oferta de hospitalidad. Sin embargo, me temo que seremos unos invitados horribles; mantendremos contactos con la nave a todas horas del dia y de la noche. De modo que debemos permanecer unidos… y tan pronto como hayamos organizado nuestra pequena aldea prefabricada, nos mudaremos a ella con todos nuestros equipos. Lamento que esto parezca descortes… pero cualquier otro sistema no seria practico.
— Creo que tiene razon — suspiro la alcaldesa. Se habia estado preguntando como podria organizar el protocolo y ofrecerle al espectacular comandante en jefe Lorenson en vez de al segundo comandante Malina la que pasaba por ser la habitacion para huespedes. El problema parecia no tener solucion; por desgracia, ahora ya ni siquiera iba a plantearse.
Se sintio tan decepcionada que casi estuvo tentada de llamar a la Isla Norte e invitar a su ultimo consorte oficial a pasar unas vacaciones. Pero, probablemente, el muy canalla la volveria a rechazar, y ella no podria resistir algo asi.
14. Mirissa
Incluso cuando era muy anciana, Mirissa Leonidas podia recordar todavia el momento exacto en que fijo por primera vez la mirada en Loren. Con nadie mas, ni siquiera con Brant, le habia sucedido esto.
La novedad nada tenia que ver con ello; ya habia conocido a varios terricolas antes de encontrar a Loren, y no le habian causado ninguna impresion especial. La mayoria de ellos podrian haber pasado por thalassanos si se hubieran expuesto al sol durante unos dias.
Pero Loren, no; su piel nunca se volvio morena, y su sorprendente pelo, en todo caso, se hizo aun mas plateado. Eso fue lo que primero llamo su atencion cuando el salia de la oficina de la alcaldesa Waldron con dos de sus companeros: todos tenian ese aspecto ligeramente frustrado que era el resultado habitual de una sesion con la letargica y bien atrincherada burocracia de Tarna.
Sus ojos se habian encontrado, aunque solo por un momento. Mirissa dio unos pasos mas; y luego, sin quererlo de modo consciente, se detuvo y miro por encima del hombro… y vio que el visitante la estaba observando. En aquel momento, ambos supieron que sus vidas habian cambiado de manera irrevocable.
Aquella noche, despues de hacer el amor, le pregunto a Brant:
— ?Han dicho cuanto tiempo van a quedarse?
— Siempre eliges los peores momentos — refunfuno con voz somnolienta—. Al menos un ano. Tal vez dos. Buenas noches… otra vez.
Ella sabia que era mejor no hacer mas preguntas, aunque estaba completamente despierta. Durante largo tiempo yacio con los ojos abiertos, mirando como las veloces sombras de la luna interior recorrian el suelo, mientras el querido cuerpo acostado junto a ella se hundia suavemente en el sueno.
Habia conocido a no pocos hombres antes de Brant, pero desde que estaban juntos, se sentia absolutamente indiferente a cualquier otro. Entonces, ?por que ese subito interes (aun pretendia que no era mas que eso) por un hombre que habia visto solo unos pocos segundos y cuyo nombre no conocia siquiera? (Aunque aquello seria una de sus primeras prioridades el dia siguiente.)
Mirissa se enorgullecia de ser honesta y perspicaz; no tenia en mucha consideracion a las mujeres, u hombres, que se dejaban dominar por las emociones. Estaba segura de que parte de la atraccion era el elemento novedad, el encanto de nuevos y vastos horizontes. Poder hablar con alguien que habia caminado por las ciudades de la Tierra — y que habia sido testigo de las ultimas horas del Sistema Solar—, y se dirigia ahora hacia nuevos soles era un milagro mas alla de sus suenos mas fantasticos. Le hizo ser consciente una vez mas de la insatisfaccion que en el fondo sentia ante el placido ritmo de la vida thalassana, pese a ser feliz con Brant.
?O era tan solo conformismo y, no felicidad verdadera? ?Que era lo que realmente queria? No sabia si lo encontraria con esos extranjeros de las estrellas, pero antes de que partiesen de Thalassa para siempre, queria intentarlo.
Aquella misma manana, Brant tambien habia visitado a la alcaldesa Waldron, que le saludo con algo menos de su afectuosidad habitual cuando el descargo sobre su escritorio los trozos de su trampa para peces.
— Se que ha estado ocupada con asuntos mas importantes — dijo—, pero, ?que vamos a hacer respecto a esto?
La alcaldesa miro sin entusiasmo el enredado lio de cables. Era dificil concentrarse en la rutina cotidiana despues de los embriagadores encantos de la politica interestelar.
— ?Que crees tu que sucedio? —le pregunto.
— Obviamente, es algo deliberado: fijese como han retorcido este alambre hasta romperlo. No solo fue danada la red, sino que secciones enteras han sido robadas. Estoy seguro de que nadie de la Isla Sur haria una cosa asi. ?Que motivos podrian tener? Lo descubrire tarde o temprano…