calmado.

— Has reaccionado muy bien — dijo Brant con admiracion—. Algunas personas se esconden en el fondo de la lancha. Es Polly, que viene de «polipo». La pequena Polly. Un invertebrado colonial, miles de millones de celulas especializadas que cooperan entre si. En la Tierra teniais animales muy similares, aunque no creo que fueran tan grandes.

— Estoy seguro de que no — se apresuro a responder Loren—. Espero que no os importe que os haga una pregunta: ?Como saldremos de esta?

Brant hizo un gesto a Kumar con la cabeza y este puso en marcha los motores a maxima potencia. Con velocidad asombrosa, dado su tamano, la pared viviente que les rodeaba se volvio a hundir en el mar, dejando tras de si nada mas que un leve oleaje aceitoso en la superficie.

— La vibracion la ha asustado — le explico Brant—. Mira por el cristal: ahora podras ver todo el animal.

Debajo, algo parecido a un tronco de diez metros de grosor retrocedia hacia el lecho marino. Loren comprendio que las «serpientes» que habia visto retorcerse en la superficie eran finos tentaculos; de nuevo en su elemento normal, ondeaban libremente buscando en las aguas algo o alguien a quien devorar.

— ?Que monstruo! — dijo jadeando, sintiendose relajado por primera vez en muchos minutos. Un calido sentimiento de orgullo, incluso de euforia, le embargo. Sabia que habia superado otra prueba; se habia ganado la aprobacion de Kumar y Brant, y la acepto con gratitud.

— ?Esa cosa no es… peligrosa? — pregunto.

— Por supuesto que si; por eso tenemos la boya de aviso.

— Francamente, yo estaria tentado de matarla.

— ?Por que? —pregunto Brant, sinceramente sorprendido—. ?Que dano nos hace?

— Bueno… seguramente, una criatura de ese tamano debe de capturar un enorme numero de peces.

— Si, pero solo thalassanos, no peces que nosotros podamos comer. Y hay otra cosa interesante acerca de ella. Durante mucho tiempo nos preguntamos como podia persuadir a los peces, incluso a los mas estupidos, de que cayeran en sus garras. Finalmente descubrimos que segrega un senuelo quimico, y eso es lo que nos hizo pensar en las trampas electricas. Lo que me recuerda…

Brant cogio el comunicador.

— Tarna Tres llamando a Tarna Autorregistro: aqui Brant. Hemos colocado la red. Todo funciona con normalidad. No es necesario confirmacion. Fin del mensaje.

Sin embargo, para sorpresa de todos, una voz conocida respondio inmediatamente:

— Hola Brant, doctor Lorenson. Me satisface oir eso. Y tengo noticias interesantes para ti. ?Quieres oirlas?

— Por supuesto, alcaldesa — contesto Brant, tras intercambiar con Loren una mirada de mutuo regocijo —.Continue.

Los Archivos centrales han hallado algo sorprendente. Todo esto ya habia sucedido antes. Hace doscientos cincuenta anos se intento construir un arrecife desde la Isla Norte con electroprecipitacion (una tecnica que habia dado buenos resultados en la Tierra). Pero al cabo de unas semanas, los cables submarinos fueron rotos, y algunos de ellos robados. El asunto nunca se investigo porque el experimento, de todos modos, fue un total fracaso. No hay bastantes minerales en el agua que justifiquen la inversion. Asi que ya ves: no puedes echarles la culpa a los Ecologistas. Esos dias no estaban por aqui.

El rostro de Brant tenia tal expresion de asombro que Loren estallo en carcajadas.

— ?Y tu tratabas de sorprenderme a mi! —dijo—. Bueno, desde luego han demostrado que en el mar hay cosas que yo nunca hubiera imaginado.

— Pero ahora parece que tambien hay algunas cosas que tu jamas habrias imaginado.

20. Idilio

Los habitantes de Tarna lo encontraban muy divertido y fingian no creerle.

— Primero no habias ido nunca en barca, ?y ahora dices que no sabes montar en bicicleta!

— Deberias sentirte avergonzado — le reprendio Mirissa, guinando el ojo—. Es el medio de transporte mas eficaz que se ha inventado jamas… ?y nunca lo has probado!

— En las naves no es de mucha utilidad, y en las ciudades es demasiado peligroso — replico Loren—. De todas maneras, ?que hay que aprender?

Pronto descubrio que habia bastante; montar en bicicleta no era tan facil como parecia. Aunque se precisaba autentico talento para caerse de aquellas bicicletas con ruedas pequenas y bajo centro de gravedad (lo consiguio varias veces) sus intentos iniciales fueron frustrantes. No habria insistido si Mirissa no le hubiera asegurado que era la mejor forma de conocer bien la isla… y el confiaba que tambien seria la mejor forma de conocer bien a Mirissa.

Tras unas cuantas caidas mas, comprendio que el truco consistia en no pensar en el problema y dejar el asunto en manos de los reflejos del cuerpo. Esto era lo mas logico; si uno tuviera que pensar en cada paso que daba, seria imposible caminar. Aunque intelectualmente Loren aceptaba esto, paso algun tiempo hasta que pudo confiar en su instinto. Una vez superada esa barrera, el progreso fue rapido. Y, por fin, como esperaba, Mirissa se ofrecio a mostrarle los rincones mas remotos de la isla.

Habria sido sencillo creer que eran las dos unicas personas del mundo, pero no podian estar a mas de cinco kilometros del pueblo. Es cierto que habian recorrido una mayor distancia, pero la estrecha pista para bicicletas habia sido disenada para tomar la ruta mas pintoresca, que resultaba ser tambien la mas larga. Aunque Loren podia situarse en un instante con el localizador de su comunicador, eso no le preocupaba. Era divertido simular que se habian perdido.

Mirissa habria sido mas feliz si el hubiera dejado en casa el comunicador.

— ?Por que tienes que llevar esa cosa? — le habia dicho, senalando la banda tachonada de controles de su antebrazo izquierdo—. A veces es bonito alejarse de la gente.

— Estoy de acuerdo, pero las normas de la nave son muy estrictas. Si el capitan Bey me necesitara con urgencia y yo no contestara…

— Bueno… ?que haria? ?Te pondria grilletes?

— Preferiria eso antes que el sermon que sin duda me ganaria. De todos modos, he puesto el programa utilizado en periodos de sueno. Si el comunicador de la nave no hace caso de eso, es que se trata de una autentica emergencia… y en tal caso si quiero estar en contacto.

Como casi todos los terricolas a lo largo de mil anos, Loren habria sido mas feliz sin su ropa que sin su comunicador. La historia de la Tierra estaba repleta de historias de terror acerca de individuos descuidados e irresponsables que habian muerto, a menudo a pocos metros de la salvacion, porque no pudieron alcanzar el boton rojo de EMERGENCIA.

La pista para bicicletas estaba evidentemente disenada atendiendo a criterios de economia, no de densidad de trafico. Tenia menos de un metro de ancho, y al principio, al inexperto Loren le parecia que iba sobre una cuerda floja. Tenia que concentrarse en la espalda de Mirissa (lo que no era nada desagradable) para no caerse. Sin embargo, despues de los primeros kilometros, gano confianza y pudo disfrutar de las demas vistas. Si se encontraban con alguien que venia en direccion contraria, tenian que desmontar todos; pensar en una colision a cincuenta klicks o mas era algo horrible. El camino de vuelta a casa seria largo, con las bicicletas destrozadas al hombro…

La mayor parte del tiempo pedalearon en absoluto silencio, roto solamente cuando Mirissa le senalaba algun arbol insolito o algun punto de belleza excepcional. El silencio era algo que Loren no habia experimentado en toda su vida; en la Tierra, siempre habia estado rodeado de ruidos, y la vida en la nave era una sinfonia de tranquilizadores ruidos mecanicos, con ocasionales alarmas que detenian los latidos del corazon.

Aqui, los arboles les rodeaban con una sabana invisible e insonorizada, de forma que el silencio parecia absorber cada palabra apenas era pronunciada. Al principio, la tremenda novedad de la sensacion la hizo atractiva, pero ahora Loren empezaba a anorar algo que llenase el vacio acustico. Incluso estuvo tentado de hacer

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