La alcaldesa contemplo los cables retorcidos con disgusto. Mareada por la emocion de la politica interestelar, no encontraba facil volver a la rutina de la vida cotidiana.

— ?Que habra pasado?

— No cabe duda de que fue un acto deliberado: mire este cable, lo retorcieron hasta cortarlo. Danaron la red y se llevaron algunos trozos. No creo que nadie en Isla Austral seria capaz de hacer una cosa asi. No tendria motivo, y ademas yo lo descubriria, tarde o temprano…

El silencio de Brant fue mas elocuente que cualquier amenaza.

— ?Sospechas de alguien?

— Desde que inicie mis experimentos con las trampas electricas me he enfrentado a los Conservacionistas y tambien a esos locos, que dicen que la comida debe ser sintetica porque esta mal comer a los seres vivientes, sean animales o plantas.

— Los Conservacionistas tal vez tengan razon. Si la trampa resulta tan eficiente como dices, podrias perturbar el equilibrio ecologico. Eso es lo que les preocupa.

— Si, pero hariamos relevamientos periodicos de la poblacion del arrecife y desconectariamos la trampa si eso llegara a suceder. Ademas, a mi me interesa la fauna oceanica; el campo parece atraerlos hasta tres o cuatro kilometros de distancia. Por mas que los habitantes de Tres Islas se alimentaran exclusivamente de pescado, no hariamos mella en la fauna.

— Si te refieres a los seudopeces locales, tienes toda la razon. Y es una lastima: son tan venenosos que ni vale la pena atraparlos. Ahora, ?estas seguro de que las especies terricolas se han aclimatado? Tal vez tus trampas acaben por liquidarlas.

Brant miro a la alcaldesa con respeto: no era la primera vez que lo sorprendia con una observacion perspicaz. No habia pensado que la alcaldesa no podria haber conservado su puesto durante tanto tiempo si no fuera bastante mas astuta de lo que parecia.

— Me temo que el atun no va a sobrevivir. Pasaran miles de millones de anos antes de que el oceano alcance la suficiente salinidad. Pero la trucha y el salmon se han adaptado perfectamente bien.

— Y ademas son deliciosos, hasta el punto que los Sinteticistas son capaces de dejar de lado sus reservas morales. Aunque en realidad no comparto tu interesante teoria. Esa gente habla mucho pero no hace nada.

— Hace un par de anos soltaron a una manada de vacas de la granja experimental.

— Trataron de hacerlo, querras decir. Las vacas se volvieron solitas a casa. La gente se rio tanto, que no volvieron a hacer nada semejante. No entiendo por que se tomarian tantas molestias con esto — anadio, senalando los cables.

— No es tan dificil: basta salir de noche en un bote pequeno, con un par de buzos. El agua no es muy profunda, apenas veinte metros.

— Esta bien, hare que se investigue el asunto. Por el momento quiero pedirte dos cosas.

— ?Que cosas? — Brant trato de hablar con voz normal y fracaso por completo.

— La primera es que repares la instalacion. Ve al deposito, te daran lo que pidas. La segunda es que dejes de hacer acusaciones hasta que estes totalmente seguro. Si te equivocas, quedaras como un tonto y tendras que disculparte. Si tienes razon, asustaras a los culpables y no podremos atraparlos, ?entiendes?

Brant la miro boquiabierto: la alcaldesa nunca le habia hablado en tono tan mordaz. Junto sus pruebas y se retiro, irritado.

Tal vez su irritacion hubiera sido mayor — o quiza le hubiera causado gracia — si hubiera sabido que la alcaldesa Waldron ya no estaba tan enamorada de el.

El subjefe de ingenieros Loren Lorenson habia causado una profunda impresion en mas de una ciudadana de Tarna.

15 — Terra Nova

No era un nombre muy feliz para el campamento, puesto que recordaba a la Tierra, pero era mucho mas bonito que «Campamento de base» y todo el mundo lo acepto rapidamente.

El conglomerado de construcciones prefabricadas habia aparecido con una rapidez asombrosa: del dia a la noche, realmente. Fue la primera vez que los habitantes de Tarna pudieron ver a los terricolas — mejor dicho a los robots terricolas — en accion, y les causo una impresion inolvidable. Brant siempre habia pensado que los robots eran mas molestia que otra cosa, salvo cuando se trataba de realizar tareas peligrosas o monotonas, pero al verlos empezo a cambiar de opinion. Una elegante maquina de construccion se movia a una velocidad tal que a veces era imposible seguir sus movimientos. Una multitud de pequenos la seguia a todas partes. Cuando algun nino se paraba en su camino, se detenia amablemente y aguardaba a que se apartara. Brant penso que era justamente el tipo de ayudante que necesitaba; si pudiera convencer a los visitantes…

Para el fin de la primera semana Terra Nova era un microcosmos funcional de la gran nave que giraba en orbita mas alla de la atmosfera. Tenia las instalaciones necesarias para alojar comodamente a cien tripulantes y brindarles todos los medios de vida, ademas de una biblioteca, un gimnasio con piscina y un teatro. A los habitantes de Thalassa les encantaron esas instalaciones y no vacilaron en aprovecharlas. Por consiguiente, la poblacion de Terra Nova nunca era inferior al doble de los cien habitantes nominales.

La mayoria de los visitantes — invitados o no — querian ayudar a los huespedes terricolas y brindarles una estadia agradable. A los terricolas les encantaba semejante muestra de amistad, que al mismo tiempo solia dar origen a situaciones embarazosas. Los thalassianos eran gente insaciablemente curiosa, y ademas desconocian el concepto de la intimidad. Mas de uno se ofendia al ver un cartel de «Por favor no molestar», lo cual daba lugar a problemas interesantes…

— Ustedes son oficiales superiores y adultos sumamente inteligentes — habia dicho el capitan Bey en la ultima asamblea de personal a bordo de la nave —. De manera que esta advertencia es innecesaria, creo. Traten de no establecer… esteee… relaciones duraderas hasta que sepamos como piensan los thalassianos. Parecen gente muy amistosa, pero a veces las apariencias enganan. ?Que dice usted, doctor Kaldor?

— No pretendo conocer las costumbres de Thalassa en tan poco tiempo, capitan. Pero se me ocurren algunas analogias historicas interesantes con las situaciones que se creaban en la Tierra cuando un barco de vela avistaba un puerto despues de una larga travesia. Supongo que la mayoria de ustedes habra visto ese clasico del video, «Motin a bordo».

— Doctor Kaldor, espero que no me compare con el capitan Cook… quiero decir con el capitan Bligh.

— Bueno, no lo tome como un insulto. El verdadero Bligh fue un navegante extraordinario y victima de calumnias totalmente injustas. A esta altura bastara con conservar el sentido comun, observar los buenos modales y, como usted dice, ser cuidadosos.

?Me miraba a mi cuando decia eso? se pregunto Loren. No puede ser, hace tan poco que estamos aqui.

Sus tareas oficiales lo llevaban a conferenciar con Brant Falconer por lo menos diez veces al dia. No podia evitar el encuentro con Mirissa… aunque quisiera.

Hasta el momento no se habian encontrado a solas ni intercambiado mas que algun saludo. Pero las palabras ya estaban de mas.

16 — Diversiones

— Lo que ves alli es un bebe — dijo Mirissa —, y puedo asegurarte que, a pesar de las apariencias, crecera y algun dia sera un ser humano normal.

Sonreia, pero sus ojos estaban humedos. Al ver la mirada fascinada de Loren comprendio por primera vez que debia de haber mas ninos en la aldea de Tarna que en todo el planeta Tierra durante las ultimas decadas, cuando la tasa de natalidad se habia reducido practicamente a cero.

— Y eso… ?es tuyo?

— Por empezar, no digas eso sino el; es un varon. Es Lester, el sobrino de Brant. Lo estamos cuidando

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