Un ano mas tarde, Lagrange-1 carraspeo: habian encontrado un error en la demostracion. Algo que en el pasado habia sucedido mas de una vez, pero jamas con consecuencias de tanta magnitud.

Un signo menos se habia convertido por accidente en un mas.

Ahi cambio la historia del mundo. El camino a las estrellas quedo expedito… cinco minutos antes de la medianoche.

III–ISLA AUSTRAL

10 — Primer contacto

Tal vez fui demasiado brusco, penso Moses Kaldor; parece que les provoque un shock. Pero eso no deja de ser una buena senal. Significa que esta gente comprende, a pesar de su atraso tecnologico (?ese auto!) que solo un milagro de la ingenieria podia habernos trasportado desde la Tierra a Thalassa. Primero se preguntaran como lo hicimos; despues se preguntaran por que.

En realidad, esta fue la primera pregunta que se hizo la alcaldesa Waldron. Evidentemente, los dos tripulantes del minusculo vehiculo eran solo una avanzada. Alla arriba tal vez habia miles — tal vez millones — de seres humanos.

Y la poblacion de Thalassa, gracias a los estrictos controles de natalidad, ya habia llegado al noventa por ciento de la cifra ecologicamente optima.

— Me llamo Moses Kaldor — dijo el hombre mayor — Mi companero es el capitan de corbeta Loren Lorenson, subjefe de ingenieros de la nave estelar Magallanes. Sepan disculpar estos trajes. Venimos en paz, pero tal vez nuestras bacterias no piensan lo mismo.

Que hermosa voz, penso la alcaldesa Waldron, y con toda razon. En otra epoca habia sido la voz mas difundida del mundo, la que habia reconfortado y animado a millones de seres humanos en las decadas anteriores al fin.

La mirada inquieta de la alcaldesa no se detuvo mucho tiempo en Moses Kaldor; evidentemente tenia mas de sesenta anos, era mucho mayor que ella. El joven le resultaba mucho mas atractivo, a pesar de la desagradable palidez de su piel. Loren Lorenson (?un nombre encantador!) media casi dos metros y su cabello era tan claro que no parecia rubio sino platinado. No era tan robusto como… si, como Brant, pero indudablemente era mucho mas atractivo.

La alcaldesa Waldron sabia juzgar a hombres y mujeres, y extrajo rapidamente sus conclusiones sobre Lorenson. Un hombre inteligente, resuelto, incluso implacable. Un hombre al que no convenia tener de enemigo, pero seria interesante tenerlo como amigo. Y algo mas…

Kaldor, en cambio, irradiaba bondad. Su rostro y su voz trasuntaban sabiduria, compasion y tambien una profunda tristeza. Lo cual era logico, si se tenia en cuenta que toda su vida habia trascurrido bajo una sombra tragica.

Se acercaron los demas integrantes del comite de recepcion para ser presentados. Despues de un saludo brevisimo, Brant se dirigio directamente a la nave para inspeccionaria de punta a punta.

Loren lo siguio; sabia reconocer a un colega, y queria observar sus reacciones. Anticipo correctamente la primera pregunta de Brant:

— ?Que sistema de propulsion emplean? Esos orificios son demasiados pequenos, ridiculos, diria yo, si es que son eso.

Loren decidio decirselo de golpe, para dejarlo estupefacto:

— Es un estratorreactor de regimen cuantico adaptado al vuelo atmosferico mediante el uso de aire como fluido propulsor. Opera sobre las fluctuaciones de Planck, diez a la menos treinta y tres centimetros. Por eso, desde luego, su autonomia de vuelo es infinita, tanto en el aire como en el espacio — concluyo Loren con una sonrisa de satisfaccion.

Para su sorpresa, Brant asimilo el golpe casi sin pestanear, incluso murmuro un «que interesante» de lo mas convincente.

— ?Puedo ver el interior?

Loren vacilo brevemente y decidio que su negativa podria interpretarse como un desaire. Lo hizo pasar a la antecamara de compresion, un cuarto demasiado reducido para dos hombres. Brant tuvo que retorcerse para introducirse en el traje espacial de repuesto.

— Espero que pronto podamos dejar de usarlos — dijo Loren en tono de disculpa —, pero antes debemos completar las pruebas microbiologicas. Cierra los ojos mientras pasamos por el ciclo de esterilizacion.

Brant advirtio un leve resplandor violaceo y un siseo de gas. Luego se abrio la puerta interior y pasaron a la cabina de mando.

Loren iba a decirle, «Por favor, no toques los controles», pero se detuvo justo a tiempo. Semejante advertencia hubiera resultado innecesaria e insultante. Esta gente era atrasada, pero no salvaje.

Se sentaron frente al tablero de mando. La pelicula resistente, aunque casi invisible, que envolvia sus cuerpos no impedia los movimientos, pero estaban completamente aislados uno del otro, como si los separara un mundo de distancia. Lo cual, en un sentido, era cierto.

Loren debio reconocer que Brant aprendia rapido. Con pocas horas de aprendizaje seria capaz de manejar la maquina, aunque jamas llegaria a comprender la teoria que le servia de base. En realidad, de acuerdo a la leyenda, solo un punado de hombres habia sido capaz de comprender la geodinamica del superespacio, y todos habian muerto siglos atras.

Se enfrascaron en una discusion tecnica hasta el punto de olvidarse del mundo. Los interrumpio una voz levemente preocupada, que parecia venir del tablero de mando:

— Loren, llamo desde la nave. ?Que pasa? Hace media hora que no tenemos noticias de ustedes.

Loren extendio una mano desganada para apretar un interruptor:

— No exageres: tienen seis canales de video y cinco de audio enfocados sobre nosotros. — Miro a Brant con una sonrisa torcida como para subrayar el mensaje tacito: venimos en son de paz, pero a esta altura del partido no queremos correr riesgos. — Escuchen mejor a Moses, el se encarga de la diplomacia, como siempre.

A traves de las ventanas curvas se veia a Kaldor enfrascado en una discusion con la alcaldesa, en la que el concejal Simmons terciaba de tanto en tanto. Loren apreto un interruptor y las voces llenaron la cabina, con su volumen amplificado.

…nuestra hospitalidad. Sin embargo, usted comprendera que la masa continental de este planeta es sumamente reducida. ?Cuantas personas dijo usted que venian en la nave?

— No mencione una cifra, senora alcaldesa, pero somos muy pocos los que bajaremos en Thalassa, aunque es un lugar tan bello. Comprendo su… ejem… preocupacion, pero le aseguro que no hay motivo. Partiremos dentro de un ano o dos si todo marcha bien.

«Quiero decirle que la nuestra no es una visita de cortesia: ?en realidad pensabamos que el planeta estaba deshabitado! Pero una nave estelar no reduce su velocidad a cero despues de navegar a la mitad de la velocidad de la luz, salvo que tenga razones muy poderosas. Ustedes tienen algo que necesitamos, nosotros tenemos algo que darles.

— ?Puedo preguntar que es?

— De nosotros a ustedes, si lo desean, los productos artisticos y cientificos de los ultimos siglos de vida de la humanidad. Con una advertencia: piensen en los cambios que sufrira su civilizacion con semejante obsequio. Tal vez no sea conveniente aceptar todo lo que tenemos para ofrecerles.

— Agradezco su franqueza… y su comprension. Seguramente ustedes traen tesoros invalorables. ?Que podemos ofrecerles a cambio de ellos?

Kaldor replico con su risa estentorea:

— Por suerte, eso no significara el menor problema para ustedes. Si lo tomaramos sin pedir permiso, ni

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