encendieron grandes fogatas a la vista de la fortaleza. Parecian descansados y confiados, y Harvey supo que durante la noche habian estado trabajando en los puentes. Finalmente se hizo de noche y las colinas quedaron en silencio.

—Bien, ya no podemos ver nada mas —dijo Harvey—. Ahora si que no tenemos nada que hacer.

Marie se movio inquieta a su lado. En la oscuridad no era mas que una presencia, de forma indeterminada. Pero Harvey era cada vez mas consciente de que Marie Vanee estaba muy cerca y que los dos se hallaban apartados del mundo hasta que saliera el sol. Su memoria le tendio una sucia trampa, mostrandole a Marie Vanee unas semanas antes de la caida del cometa, cuando recibio a Harvey y Loretta a la puerta de su casa. Llevaba esmeraldas y un traje de noche de un verde muy vivo escotado casi hasta el ombligo. Su cabello ostentaba fantasticas circunvoluciones. Recordo su amable sonrisa y el abrazo que le dio antes de hacerles pasar. Su mente superpuso aquella imagen al oscuro bulto que estaba a su lado, y el silencio se hizo realmente incomodo.

—Puedo pensar en algo —dijo ella en voz baja.

—Si no es el sexo, sera mejor que me lo digas ahora.

Ella no respondio. Harvey se deslizo hacia ella y la atrajo. Se oyo una serie de crujidos, pues ninguno de los numerosos bolsillos de la chaqueta de Marie estaba vacio. Ella rio y se quito la chaqueta, mientras el se desprendia de la suya, con sus bolsillos no menos abultados.

Entonces el terror del dia y el peligro de manana, la lenta y horrible muerte de un mundo y el proximo fin de la fortaleza, pudieron olvidarse en la frenetica entrega del uno al otro. El hueco para los pies ante el asiento del pasajero se lleno de ropas, y Harvey arrojo las suyas detras del volante. El asiento del pasajero no estaba disenado para aquello, pero se unieron con cuidado y delicadeza, y luego mantuvieron la posicion, el medio recostado en el asiento del pasajero y ella arrodillada ante el, con el rostro por encima del suyo. Cada uno notaba el aliento del otro en la mejilla.

—Me alegro de que pensaras en algo —dijo el finalmente, ya que no podia decirle que la amaba.

—?Nunca lo habias hecho en un coche?

—Si, claro. Pero entonces era mas flexible.

—Yo nunca lo habia hecho.

—En general se usa el asiento de atras, pero...

—El asiento de atras esta lleno de cristales rotos —concluyo Marie.

Ambos sintieron de nuevo la tension al recordar la bala del calibre cincuenta y la lluvia de fragmentos de cristal. Marie habia tenido que desprenderse de las diminutas astillas mientras el conducia. Pero habia una forma de olvidar.

Y mas tarde se repitio aquella forma de olvidar, con el mismo frenesi. Harvey penso que no se sentian atraidos el uno por el otro, pero que cada uno se lanzaba en los brazos del otro a causa del miedo a lo que habia fuera. Hicieron el amor con el oido aguzado por si oian disparos, pero lo hicieron. Hasta cuando se hace en malas condiciones es bueno.

Harvey se desperto antes del alba. Estaba tapado con la manta del asiento de atras, pero no recordaba haberla cogido. Permanecio despierto, sin moverse, con los pensamientos confusos.

—Hola —le dijo Marie en voz baja.

—Hola. Crei que estarias dormida.

—Hace un rato que estoy despierta. Descansa un poco mas.

Harvey lo intento, pero le dolian demasiado los musculos que habia esforzado en exceso la noche anterior, y sentia punzadas de su conciencia, la cual al parecer no habia sido informada de que era un viudo cuya nueva mujer le habia abandonado por un astronauta. Se propuso rechazar aquellos pensamientos, pero aun asi no pudo dormir, y se incorporo.

—Vaya, parece que hemos sobrevivido a la noche.

—Yo no te hice trabajar tanto.

Debia haber una nota de falsedad en su propia risa, o... Ella le conocia desde hacia largo tiempo. Se volvio hacia el en la oscuridad.

—No estas preocupado por Gordie, ?verdad? Eso ha terminado. Ya se ha buscado nueva companera, y no se necesita un juez para que diga cuando un matrimonio ha terminado.

Harvey no habia pensado en Gordie.

—?Que haras ahora? —le pregunto el—. Cuando todo esto haya terminado.

Ella se rio.

—No hare de cocinera. Pero te agradezco que me trajeras a este valle. Es mucho mejor que cualquier cosa que yo hubiera podido encontrar por mi misma. —Se quedo un momento en silencio, y oyeron un ruido en el exterior: un buho habia atrapado un conejo—. Ahora el mundo es solo de los hombres, y supongo que habre de casarme con alguno importante. Siempre me ha importado mucho la condicion social, y no veo por que he de cambiar ahora. De hecho, hay mas razones que nunca. Los musculos cuentan. Buscare a un lider y me casare con el.

—?Y quien podra ser ese lider?

—Desde ayer tu eres un lider, un hombre importante. —Se deslizo hacia el y le rodeo con un brazo. Entonces solto una carcajada—. ?Por que estas tan tenso? ?Soy tan aterradora? Pobre Harvey. Se exactamente que estas pensando. Piensas en la obligacion. Has seducido a la muchacha y deberias casarte con ella, y sabes muy bien que no te podras resistir si realmente me lo propongo... ?Lo ves?

Sus manos acariciaron lugares intimos de Harvey.

Vivir con Loretta no le habia preparado para aquella clase de guerra. La beso fuertemente (?no podia reirse de Harvey Randall!) y sostuvo el beso (porque era muy agradable y, que diablos, Maureen tenia ya a su hombre alado) hasta que ella se retiro.

—No he sido muy amable contigo —le dijo ella—. No te preocupes, Harv, no voy detras de ti. No saldria bien. Me conoces demasiado. No importa lo que hemos hecho. Aunque hubieramos aprendido realmente a amarnos, siempre tendrias dudas. Nos peleariamos, jugariamos al dominador y el dominado...

—Estaba pensando en algo asi.

—No te comprometas a nada. No lo necesito. Me gustaria que fueramos amigos.

—Claro. A mi tambien me gustaria. ?Quien es tu verdadero objetivo?

—Oh, voy a casarme con George Christopher.

Harvey se sobresalto.

—?Que? ?Lo sabe el?

—Claro que no. Todavia cree que tiene posibilidades con Maureen. Me habla de ella siempre que puede. Y yo le escucho.

—?Que te hace suponer que no se casara con Maureen?

—No seas tonto. Ella os tiene a ti y a Johnny Baker para elegir. Nunca se casara con George. Si no se conocieran de toda la vida, si el no hubiera sido su primer amor, ni siquiera le tendria en cuenta.

—?Y yo?

—Tu tienes una posibilidad, pero la de Baker es mejor.

—Si. Supongo que seria estupido preguntarte si estas enamorada de George.

Marie se encogio de hombros. El pudo notarlo en la oscuridad.

—El estara seguro de que le quiero —dijo ella—. Y nadie mas intervendra. Lo de esta noche no se repetira, Harvey. Eso ha sido... algo especial. El hombre adecuado en el momento propicio. Yo siempre... Dime, ?en todos esos anos en que hemos vivido como vecinos, nunca te has sentido tentado de pasar por casa, alguna tarde, cuando Loretta estaba fuera y Gordie en el banco?

—Si, pero no lo hice.

—Muy bien. No habria ocurrido nada, pero siempre me preocupo que ni siquiera lo intentaras. Bueno, durmamos un poco.

Marie dio media vuelta y se arrebujo en la manta.

Pobre George, penso Harvey. O tal vez deberia considerarle afortunado. Si el no la hubiera conocido tan bien... «Maldita sea, aun me siento tentado. George, no lo sabes, pero estas a punto de ser un hombre feliz.» Si viviera lo suficiente. ?Si Marie viviera!

Al alba la Sierra se tino de rojo. Los vientos soplaban a rafagas. La niebla se levanto en el valle de San Joaquin.

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