—Muy bien. Abriros camino luchando hasta el cobertizo mas cercano lo mas rapidamente posible, todos vosotros. Poneos fuera de mi vista. Si no podeis alcanzar un cobertizo, poneos tras un monton de lena o algo parecido… en la otra parte de la colina si no encontrais nada mejor. Cuando todos lo hayais conseguido, hacermelo saber.

—Lo intentaremos —Nick no tuvo tiempo de decir nada mas; los de la sala de control solo podian mirar, aunque los dedos de Racker estaban suspendidos sobre otro juego de conmutadores del completo panel que tenia ante el.

—Uno de ellos lo esta consiguiendo —esta vez Racker tuvo que responder.

—Hace dieciseis anos que conozco a esa gente, pero ahora no puedo distinguirlos de los atacantes. ?Como puede identificarlo?

Giro por un momento su vista desde la pantalla a los dos no humanos que se alzaban tras el.

—Los que atacan no tienen hachas, solo cuchillos y lanzas —contesto con calma.

El hombre regreso precipitadamente a las pantallas. No estaba seguro de que otro tuviera razon; solo podian verse tres o cuatro hachas y los que las llevaban no eran muy visibles en aquel torbellino de formas. No habia notado la falta de hachas en las manos de los atacantes mientras subian la colina en los breves momentos en que fueron visibles para el robot antes de comenzar la batalla; pero no habia razon para dudar que alguno mas podia tenerlas. Deseo haber conocido mejor a Dromm y a su pueblo. No respondio al poco convincente comentario del gigante, pero desde entonces presto atencion a las hachas que centelleaban a la luz de la fogata. Parecian estar abriendose camino hacia los cobertizos que bordeaban lo alto de la colina. No todos lo consiguieron; mas de una de las herramientas que tan repentinamente se habian convertido en armas dejaron de moverse mientras los ojos del robot miraban.

Durante medio minuto, una figura armada y escamosa permanecio en una de las puertas de los cobertizos, haciendo frente al exterior y golpeando las crestas de todos los atacantes que se aproximaban demasiado. Otros tres, aparentemente heridos, se arrastraban hacia el por el impulso de poderosos brazos para refugiarse en el edificio; uno de ellos, agazapandose con dos lanzas y cubriendo de golpes bajos al hombre del hacha.

Luego otro defensor se coloco al lado del primero mientras los otros dos se retiraban al interior del cobertizo. Ninguno de los habitantes de las cavernas parecia ansioso por seguirlos.

—?Estais todos dentro, Nick? —pregunto Racker.

—Aqui estamos cinco. No se nada de los otros. Creo que Alice y Tom estan muertos; estaban cerca de mi al principio y hace tiempo que no les he visto.

—Llama a los que no esten contigo. Tengo que hacer algo muy pronto y no quiero herir a ninguno de vosotros.

—Ya deben estar a salvo o muertos. La lucha ha cesado; es mucho mas facil oirte de lo que era antes. Es mejor que lo hagas sin preocuparte de nosotros; creo que los de Swift se estan dirigiendo hacia ti. Fuera de aqui solo quedan dos; los otros estan formando un amplio circulo en donde te vi por ultima vez. No te has movido, ?no es cierto?

—No —admitio Racker—, y tienes razon en lo del circulo. Uno de los mayores de ellos se dirige hacia mi. Asegurate de que todos estais a cubierto… a ser posible en algun lugar en donde mi luz no os alcance. Os doy diez segundos.

—De acuerdo —respondio Nick—. Nos hemos metido bajo las mesas.

Racker conto lentamente hasta diez, mientras miraba en la pantalla a las criaturas que se aproximaban. Con el ultimo numero sus manos oprimieron una barra que actuaba sobre veinte conmutadores simultaneamente; como Nick lo describio mas tarde, «el mundo se incendio».

Solo eran los focos del robot, en desuso durante anos pero todavia en funcionamiento. Les parecia imposible a los humanos que cualquiera que fuesen los organos opticos sensitivos capaces de funcionar con los pocos quanta de luz que alcanzaba el fondo de la atmosfera de Tenebra pudieran resistir tal resplandor; las luces habian sido disenadas con la posibilidad de que pudieran traspasar el polvo o la niebla… eran mucho mas poderosas de lo que en realidad necesitaban los receptores del robot.

De acuerdo con los calculos de Racker, los atacantes serian cegados inmediatamente, pero en seguida se dio cuenta de que no ocurrio asi.

Quedaron algo sorprendidos; detuvieron su avance por un momento y hablaron ruidosamente entre ellos; luego, el gigante que estaba al frente de todos dio unas zancadas hasta el robot, se inclino y examino una de las luces con detalle. Hacia ya tiempo que los hombres habian aprendido que los organos de vision de Tenebra estaban relacionados de alguna forma con las crestas espinosas que habia sobre sus cabezas, y esta era la parte que el ser, que Racker sospechaba que era Swift, acerco a una de las delgadas aberturas por las que salia la corriente de luz.

El hombre suspiro y cerro las luces.

—Nick —llamo—, creo que mi idea no ha funcionado. ?Puedes entrar en contacto con este camarada de Swift y tratar de solucionar el problema linguistico? Creo que el debe estar tratando de hablarme ahora.

—Lo intentare —la voz de Nick se oyo debilmente a traves de los instrumentos de transmision del robot; era un parloteo incomprensible que recorria a velocidad fantastica los tonos mas altos y bajos de la escala. No habia forma de saber quien habia hablado y mucho menos de comprender lo que se estaba diciendo, por lo que Racker se arrellano inquieto en su sillon.

—?No podria usarse el equipo del robot para la lucha? —la voz aguada del drommiano interrumpio sus preocupaciones.

—Bajo otras circunstancias seria posible —contesto Racker— pero ahora estamos demasiado lejos. Ya habra notado las pausas que se producian entre las preguntas y las respuestas cuando estaba hablando con Nick. Seguimos la orbita de Tenebra desde muy lejos y no podemos mantener la misma longitud; su dia es como cuatro de la Tierra y eso nos aleja a ciento sesenta mil millas. Casi dos segundos de demora convierten al robot en un luchador muy ineficaz.

—Por supuesto. Deberia haberme dado cuenta. Debo excusarme por hacerle perder el tiempo e interrumpirle en lo que debe ser una situacion muy apurada.

Racker, haciendo un gran esfuerzo, separo su atencion de la alejada escena y se volvio hacia los drommianos.

—Creo que soy yo el que debe excusarse —dijo—. Sabia que venian y el porque. Ya que no podia hacerles los honores deberia haber senalado a alguien para que se los hiciera. Mi unica excusa es la emergencia del caso. Permitanme que me rehabilite ayudandoles ahora. Imagino que les gustara ver el Vindemiatrix.

—De ningun modo. No seria capaz de sacarle de esta habitacion precisamente ahora. Ademas, la nave no tiene ningun interes en comparacion con su fascinante proyecto sobre el planeta y puede explicarnoslo perfectamente desde aqui mientras esperamos la respuesta de su agente o de cualquier otro. Me doy cuenta de que su robot ya hace tiempo que esta en el planeta. Probablemente a mi hijo le gustaria ver la nave, si hay alguien que pueda ser relevado de sus deberes.

—Por supuesto. No me di cuenta de que era su hijo; el mensaje que nos hablaba de su visita no lo mencionaba y supuse que era un ayudante.

—Es perfectamente logico. Hijo, te presento al doctor Helven Raeker; doctor Raeker, este es Aminadorneldo.

—Encantado de conocerle, senor —contesto el drommiano mas joven.

—El placer es mio. Si espera un momento, un hombre viene para ensenarle el Vindemiatrix… a menos que prefiera quedarse aqui y unirse a la conversacion con su padre y conmigo.

—Gracias, preferiria ver la nave.

Racker asintio y espero en silencio durante unos segundos. Ya habia pulsado el boton de llamada que atraeria a un hombre de la tripulacion a la sala de observacion. Se preguntaba por que el mas joven venia con su padre; posiblemente se debia a algun proposito. Seria mas facil hablar sin el, pues era incapaz de distinguir a uno del otro y le resultaria embarazoso el equivocarse. Ambos eran gigantes desde el punto de vista humano; colocados sobre sus patas traseras —actitud muy inusual en ellos— alcanzarian los diez pies de altura. Su aspecto general era el de una comadreja… o mas exactamente el de una nutria, pues los largos dedos en los que terminaban los cinco pares de miembros eran palmeados. Los miembros eran cortos y fuertes y las palmas de los dos primeros se reducian a un borde de membrana a lo largo de los dedos… una evolucion perfectamente normal para seres anfibios inteligentes que vivian en un planeta en cuya superficie la gravedad era cuatro veces la de la

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