metros…

Esta no lo hizo. Se presento repentinamente a la vista, por un lado de la espesura, corriendo hacia Faivonen a gran velocidad. Se movia muy de prisa, y la luz era muy pobre para que fuese posible contar sus patas y descubrir otros detalles; pero esta idea no se le ocurrio hasta mas tarde. Faivonen tenso mas el arco, apunto hacia la bestia en una fraccion de segundo, y disparo. El animal se ladeo ligeramente, tropezo con Faivonen y le hizo perder el equilibrio. Debia tener al menos dos veces la masa del hombre. Faivonen consiguio recuperar rapidamente el equilibrio, solto el arco y cogio el machete.

— Calma. Aun corre. Tu flecha se ha hundido en su hombro izquierdo, lo has herido, tal vez lo hayas matado.

?Algun otro detalle?

— Era una especie de lancero, el mayor que he visto. Tenia una radula… la clase de lengua dentada que todos tienen, y corria con ella fuera. Si no le hubieras acertado con la flecha, la lengua te habria herido en la garganta, y ahora quedaria poco de tu cuello.

Pense aconsejarte que lo esquivases, pero era obvio que tu reaccion habria sido demasiado lenta.

?Aun se aleja de nosotros?

Si. No existe la menor posibilidad de que recuperes tu flecha.

— No pensaba en esto.

Al menos aquel incidente le habia entretenido un poco. El diamante no lo comprendia, y le dijo a Faivonen que, de haber muerto en esta ocasion, habria terminado ya con sus aburrimiento. Faivonen no vio ninguna gracia en esta frase, aunque penso que lo que Beedee intentaba era mostrar emocion humana. De pronto, formulo una pregunta.

— ?De veras quieres que todas tus predicciones se cumplan y que tus calculos sean correctos? He oido decir que tu diversion consiste en comprobar las cifras contra la observacion. Es como comprobar si estas acertado constantemente, ?verdad? La vida necesita un poco de salsa.

— ?Te refieres a los alimentos que dejaste en la Tierra? Ya se que no es posible realizar alguna investigacion sin un poco de riesgo, pero no comprendo como el peligro mejora el sabor (si es esto a lo que te referias) del conocimiento o del descubrimiento.

— Estas consiguiendo comportarte como una verdadera maquina observo Faivonen.

Jugar debe reservarse para cuando la suerte esta de tu parte. Mi conocimiento de los jugadores humanos es muy limitado, pero siempre me ha parecido uno de sus principales procedimientos la manipulacion de la suerte.

Esos no son jugadores. Mira, tu has ganado una apuesta, ya que tu existencia esta unida a la mia. Y si no te alegras, es que no estas vivo.

Nunca he presumido de estar vivo — replico el diamante con enfasis —. Gracias por haberlo olvidado.

Faivonen no supo que contestar.

Ya no era de noche, ni siquiera la brillante noche de la aurora y los soles blancos Castor. El viaje habia empezado en el equinoccio. Cuatro dias medeanos despues, los puntos de levante y poniente estaban por delante de los exploradores. Los gemelos Castor C permanecian toda la jornada en el firmamento, y no se pondrian durante las treinta revoluciones de Medea en torno a Argo. Esto, al menos, resolvia la cuestion de si era o no conveniente viajar de noche.

En los dias siguientes no hubo mas ataques, y el aburrimiento volvio a amenazar con minar la moral del miembro humano del equipo explorador. Al septimo dia experimento la necesidad de aliviar el aburrimiento.

Beedee, con su exacto sentido visual, habia medido la distancia recorrida, trazando el mapa del valle con una exactitud muy superior a la de la raza humana. Se hallaban a la sazon a algo mas de quinientos cincuenta kilometros de la bahia, y tambien los globos viajaban, como hacian muchos. Los vientos aumentaban de velocidad en ambas direcciones, y cada vez habia mas organismos en el valle. Los vientos inferiores, cara a la bahia, eran menos intensos y de menor duracion que los que soplaban a espaldas de los viajeros, pero a medida que transcurrian los dias se adivinaba un cambio.

Beedee — observo Faivonen al terminar de desayunarse el septimo dia —, me hallo cansado de aguardar que suceda algo. Hace dos dias me sentia inclinado a animar las cosas, osea a sazonar esta comida de tus conocimientos, apostando contigo una o dos veces. Luego, no se me ocurrio nada digno de apostar. Pero ahora ya lo tengo. Lo malo es que no estoy seguro de que la apuesta sea justa, ya que tu calculas las cosas mucho mejor que yo. Bien, creo que vale la pena probar, si has de decirme la verdad.

— ?Probar que? ?Y por que no habria de decirte la verdad?

— Lo contrario comportaria unas caracteristicas humanas, que afirmas no poseer. Lo que deseo probar es una apuesta. Por ejemplo, pensaba en esos globos. El viento los impulsa hacia la cara fria del planeta; una vez alli no creo que puedan hacer nada, aparte de helarse. Podriamos apostar respecto a cuantos globos helados hay en los glaciares que los dos creemos que estan a unos centenares de kilometros de aqui, con los inciertos metodos naturales de escape que no he sido capaz de imaginar.

Faivonen hizo una pausa y tras una corta reflexion, anadio: — podriamos apostar por los vientos, que nosotros creemos afectados por la estacion y las mareas. ?Que intensidad alcanzaran al tercer mediodia a partir de ahora? Yo solo puedo calcularlo muy elementalmente, mientras que tus calculos no significan nada sin unos datos referentes a la forma y longitud del valle y a la zona en que se forman los vientos.

— Cierto. Mi serie de soluciones posibles es tan amplia que cualquiera de ellas seria una mera sospecha. Si, podriamos hacer esta apuesta, pero ?que podemos usar como dinero?

— Si yo pierdo, recorreremos cincuenta kilometros mas alla del mundo donde mi juicio me dice que deberiamos empezar a regresar. De este modo, tu conseguiras mas datos.

— Una oferta muy tentadora ?Puedes adelantarme el criterio en que basas este juicio?

— ?No confias en mi? Puedo darte varios en realidad, pero no puedo adivinar que podria suceder antes o exigir una mayor altura. Por ejemplo, si caminamos unas veinte horas sin hallar un animal comestible, ciertamente pensare en volver. Si los vientos helados llegan muy cerca del limite inferior al que puedo continuar con vida…

— Pero si llegamos al punto superlimite, tu puedes morir. Y estos, por tanto, son los mismos factores que me recomendarian el regreso.

— Bien, esto constituiria otra apuesta. Si yo no sobrevivo, alguien te encontraria alguna vez y tu habrias ganado.

— No deseo estar desconectado, ni siquiera temporalmente. No, esto no lo consideraria como una victoria.

— ?No quieres apostar?

— No. ?Que intentas conseguir? Tu no has dicho nada de lo que yo deberia pagar si ganaras. Y nunca he sabido de ningun jugador que no se refiera primero a sus ganancias.

Repito que no has conocido a un verdadero jugador. Yo me contentaria con haber tenido razon en una discusion contigo. ?Nunca te desafio Ruta a algo semejante? ?A formular predicciones, a ver quien tenia razon?

Crei que no querias hablar de ella conmigo. Me parecio que su recuerdo te causaba un gran trastorno emocional.

Esto no es hablar de ella, sino simplemente hacerte una pregunta.

Si, a veces trato de obligarme a adivinar lo que iba a suceder, pero nunca en forma de desafio formal.

Tengo la impresion de que intentas confundirme. La serie de posibles explicaciones… o mejor, la serie de explicaciones que se me ocurren, es mayor para tu accion que la serie de soluciones posibles al problema de los vientos del valle.

— Ya he pensado que podrias pagarme. Solo cesan en estos artefactos. La correccion en tu eleccion de palabras fue intencionada. Habias planeado la frase mucho antes de que surgiese del altavoz.

Dijiste que esto no te molestaba ni enojaba.

— Pues empieza a fastidiarme. Me recuerda, cada vez que lo haces, que tu cerebro trabaja mucho mas deprisa que el mio.

Entonces, lo parare. No es preciso apostar nada.

— Gracias. Bien, de todos modos voy a hacer una prediccion. Yo afirmo que el viento que descendera por este valle a mediodia dentro de tres dias a partir de hoy tendra una velocidad superior a los setenta y cinco

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