—?Quieren ninos para que? —pregunto Marty, mirandoles alternativamente, con los ojos muy abiertos.

—Es la Ley —dijo Arthur—. Su Ley. Necesitan que algunos de nosotros contemplemos la Tierra cuando sea destruida, y dos de ellos tienen que ser ninos.

Marty penso unos momentos en aquello.

—Todos los demas ninos son mas pequenos que yo —dijo—. Excepto uno. Esa nina. No se su nombre.

Francine hizo que Marty se volviera para mirarla y sujeto sus brazos.

—?Acaso no sabes lo que va a ocurrir? —pregunto.

—La Tierra va a estallar —dijo Marty—. Quieren que nosotros lo veamos y asi sepamos lo que ha ocurrido.

—?Sabes quienes son ellos? —pregunto Francine.

—La gente que habla con papa —dijo Marty.

—Lo comprende muy bien —senalo Arthur.

—Yo diria que si —confirmo Clara.

Francine lanzo a la muchacha una mirada furiosa, luego enfoco de nuevo sus ojos en Marty.

—?Quieres verlo? —pregunto.

Marty agito negativamente la cabeza.

—Me dara pesadillas —dijo.

—Entonces esta decidido —dijo Francine—. El…

—Pero mama, si no lo veo, no sabre.

—?No sabras que?

—No sabre lo que se supone que debo saber.

Francine escruto lentamente el rostro de su hijo y luego lo solto, abrazandose fuertemente a si misma.

—?Solo cuatro? —pregunto suavemente.

—Al menos cuatro —dijo el—. Todos los que deseen pueden ver.

—Marty —dijo Francine—, compartiremos pesadillas, ?de acuerdo?

—De acuerdo.

—Eres un chico muy valiente —dijo Clara.

—?Vas a mirar tu? —pregunto Arthur a Francine.

Ella asintio lentamente.

—Si tu y Marty lo haceis, yo no puedo ser cobarde, ?verdad?

?Cuando?, pregunto Arthur.

Habra una reunion en la cabina de vision dentro de una hora y diez minutos.

Se sento en el estrecho borde inferior de la cama, al lado de Francine y Marty.

—Pronto abandonaremos la Tierra —dijo—. Dentro de unos minutos, probablemente.

—?Lo sentiremos cuando despeguemos, papa? —pregunto Marty.

—No —dijo Arthur—. No lo sentiremos.

Grant habia seguido la camioneta de los Gordon hasta la bahia, y aguardo a un centenar de metros de distancia, con el motor al ralenti, mientras aparcaban y se dirigian al muelle. Luego aparco su BMW al lado de la camioneta, se colgo al cuello unos binoculares y los siguio a discreta distancia, sintiendose como un idiota y preguntandose a si mismo —como habia preguntado Danielle cuando se marcho— por que no se limitaba a confrontarles y exigia respuestas.

Sabia que no deberia estar haciendo aquello. En primer lugar, no podia creer que Arthur formara realmente parte de un intento de escapatoria del gobierno al espacio. Grant no podia creer que pudiera contemplarse una escapatoria asi, o siquiera que fuera posible. Nadie podia viajar lo bastante lejos como para sobrevivir a la destruccion de la Tierra…, no si esa destruccion era tan espectacular como habia visto en las peliculas. Y aunque pudieran —viajando hasta mas alla de la Luna, por ejemplo—, no creia que fueran capaces de vivir mucho tiempo en el espacio.

Pero sentia curiosidad. Creia tan firmemente como Danielle que los Gordon estaban detras de algo. En el curioso tipo de flotante estado emocional que experimentaba ahora, seguir a los Gordon ofrecia una posibilidad de alejar otros pensamientos.

Por otro lado, se sentia impotente de hacer nada mas. No podia salvar a su familia. Sentia lo que otros miles de millones de personas —todos aquellos que sabian y creian— estaban sintiendo en aquellos momentos, un profundo terror coronado por la impotencia, que daba como resultado una calma como drogada, no muy distinta de lo que sus abuelos debieron sentir cuando fueron conducidos a los pozos de la muerte de Auschwitz.

Esto, por supuesto, era mucho mas enorme y mas definitivo que el Holocausto. No era discriminatorio. Pensar en todo aquello lo empujaba contra un muro de ignorancia; nunca habia sido particularmente imaginativo, y no podia concebir los medios o los motivos detras de lo que, pese a todo, sabia que se estaba acercando.

Permanecio de pie sobre el rompeolas de cemento y les observo subir a la barca de pesca. La barca, llena de gente, zarpo rumbo norte.

Luego se sento en el cemento y las rocas, abrochandose la chaqueta y poniendose una gorra para eludir el frio de la brisa procedente de la bahia.

Grant no tenia planes definidos, ni una idea clara de lo que estaba haciendo. Si aguardaba, quiza se produjera alguna respuesta. Pasaron las horas. Doblo las piernas sobre la roca y apreto las rodillas contra su pecho, apoyando la barbilla sobre el dril nuevo de sus pantalones. La tarde transcurrio muy lentamente, pero siguio con su guardia.

El suelo temblo ligeramente y el nivel del agua de la bahia ascendio unos treinta centimetros contra el rompeolas, y luego cayo hasta que las rocas de la base quedaron al descubierto…, una caida de quiza metro o metro y medio. Espero —casi deseo la posibilidad— que el agua ascendiera de nuevo drasticamente y lo ahogara.

No ascendio de nuevo.

Como un robot, se puso en pie y cruzo la no cerrada puerta hacia la salida del muelle, donde apoyo sus codos contra la barandilla de madera, mirando al norte. Apenas podia ver Alcatraz mas alla del puente San Francisco-Bahia de Oakland. El agua al sur de Alcatraz parecia mas agitada que de costumbre, casi blanca.

Habia una forma oscura y gris en medio de la blancura. Por un momento Grant penso que un barco habia volcado en la bahia y estaba flotando con el casco boca arriba. Pero el bulto gris estaba elevandose del agua, no hundiendose. Alzo sus binoculares y los enfoco en la forma.

Con un respingo de sorpresa, vio que estaba ya completamente fuera del agua, y que su fondo era plano. Daba la impresion de algo con la forma de una plancha para la ropa o como el cuerpo de un cangrejo de las Molucas, de unos ciento veinte a ciento cincuenta metros de largo. Se alzo por encima de la extension del puente, sostenido sobre un brillante cono de un verde cegador. Desde la bahia le llego un agudo sonido silbante, rugiente, que le dolio en los dientes. El objeto acelero con rapidez hacia arriba y se hizo pequeno contra el cielo de primera hora de la tarde. En unos pocos segundos habia desaparecido. ?Quien mas lo habia visto?, se pregunto.

?Era posible que el gobierno hubiera estado trabajando realmente en algo…, algo espectacular?

Se mordio los labios y agito la cabeza, llorando ahora, sin saber por que. Sintio un alivio peculiar. De alguna forma, unas cuantas personas estaban salvandose. Aquello era una especie de victoria, tan importante como que sus padres hubieran sobrevivido a los campos de exterminio.

Y para aquellos aun condenados…

Grant se seco las lagrimas de los ojos y se apresuro hacia la salida del muelle, tropezando con una de las barras metalicas mientras cruzaba la puerta. Corrio hasta su coche, esperando poder llegar a tiempo. Deseaba estar en casa, con su familia.

El puente estaba practicamente desierto cuando lo cruzo. No podia ver el punto en la bahia donde el agua se habia vuelto blanca.

No sabia como iba a explicarle todo aquello a Danielle. Sus preocupaciones serian mas inmediatas, menos abstractas; le preguntaria por que no habia intentado hallar una forma de salvarlos a todos.

Quiza no le dijera nada, simplemente senalara que habia seguido a los Gordon tan al sur como hasta Redwood City…, y se habia detenido, habia aguardado unas horas, y habia vuelto.

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