misterios y acontecimientos de la mayor relevancia historica.
Francine, con su negro pelo suelto sobre sus hombros, miraba a su esposo cada pocos minutos, pero no interrumpio sus meditaciones. Arthur intercepto aquellas miradas sin reaccionar. Casi deseo que preguntara algo.
Habia pasado casi toda su vida adulta sabiendo que Harry se hallaba disponible para discutir con el, por telefono o carta; disponible para ser visitado de un dia para otro, estuvieran o no ambos agobiados de trabajo. Habian madurado juntos, habian salido juntos con sus respectivas parejas; Harry habia aprobado de corazon la eleccion de Francine cuando un mucho mas joven Arthur se la habia presentado. «Me casare con ella si tu no lo haces», le habia dicho, solo medio en broma. Juntos, durante diez anos, Francine y Arthur habian arreglado cita tras cita entre diversas mujeres sensibles y elegibles y Harry, pero Harry siempre se habia desviado educadamente fuera de aquellos planes casamenteros. Habia sorprendido a todo el mundo cuando conocio y se caso con Ithaca Springer en Nueva York, en 1983. El matrimonio, contra todas las predicciones, habia prosperado. Joven hija de un banquero de la alta sociedad y cientifico; no parecia una historia abocada al exito, pero Ithaca demostro estar lo bastante preparada como para mantenerse al menos a la altura de los rudimentos del trabajo de su esposo, y le habia entregado a Harry una dote mucho mas util: un amoroso y persistente entrenamiento en las gracias sociales.
Ambos habian mantenido una testaruda independencia, pero Arthur se habia dado cuenta muy pronto de que Harry era ya incapaz de vivir sin Ithaca. ?Como se las arreglaria Ithaca sin Harry?
Arthur no se lo habia dicho todavia a Francine. De alguna forma, la noticia parecia propiedad exclusiva de Harry, susceptible de ser transmitida solo con su permiso, pero esa prohibicion era estupida, y el muro de resistencia de Arthur se iba haciendo cada vez mas delgado.
El dia siguiente por la manana volaria a Vandenberg y trabaria conocimiento con la «prueba». Aquel iba a ser el momento mas grande de su vida, sin excepcion, y sin embargo estaba al borde de las lagrimas.
Su mejor amigo podia estar muerto antes de un ano.
—Mierda —dijo suavemente.
—De acuerdo —respondio Francine, dejando su libro y dandose la vuelta para apoyar su cabeza en el hombro de el. El cerro el bloc de notas y acaricio la frente de Francine. Ella entrelazo sus dedos en el denso vello de su pecho—. ?Vas a contarmelo? ?O se trata tambien de un asunto de seguridad?
—No es nada de seguridad —dijo el. Le dolia hablarle de aquello. Quizas en unas semanas pudiera. Las noticias se filtraban rapidamente; sospechaba que pronto incluso el descubrimiento del Valle de la Muerte seria del dominio publico. Todo el mundo estaba demasiado excitado.
—?Que, entonces?
—Harry.
—Bien, ?que pasa con el?
Las lagrimas empezaron a brotar.
—?Que va mal con Harry? —pregunto Francine.
—Tiene cancer. Leucemia. Esta trabajando conmigo en… este proyecto, pero puede que no llegue a ver su final.
—Jesus —dijo Francine, apoyando la palma de su mano, plana, en el pecho de el—. ?Recibe tratamiento?
—Por supuesto. Pero no cree que eso le salve.
—Cinco anos mas. Solo necesitamos cinco anos mas de investigacion, y ya no sera una enfermedad mortal.
—El no dispone de esos cinco anos. Puede que no disponga ni de uno.
Francine se abrazo mas a el, y permanecieron tendidos juntos, en silencio, por un momento.
—?Como te sientes? —pregunto finalmente ella.
—?Respecto a Harry? Me hace sentir… —Penso por un momento, con el ceno fruncido—. No se.
—?Traicionado? —pregunto suavemente ella.
—No. Siempre hemos sido unos amigos muy independientes. Harry no me debe nada, y yo no le debo nada tampoco. Excepto la amistad y…
—El estar aqui.
—Si. Ahora el no va a estar aqui.
—Eso no lo sabes.
—El lo sabe. Deberias haberle visto.
—?Tan mal aspecto tiene?
—No. En realidad, tiene un aspecto estupendo. —Arthur intento imaginar todo el cuerpo de uno como un campo de batalla, con el cancer esparciendose de lugar en lugar, o a traves de la sangre, sin ningun control, una especie de locura biologica, un suicidio genetico ayudado por masas insensibles y sin vida de proteinas y acidos nucleicos. Odio todas aquellas cosas microscopicas errantes con una repentina pasion. ?Por que no podia haber disenado Dios los cuerpos humanos con una eficiencia sin resquicios, de modo que pudieran enfrentarse al desafio de la vida cotidiana sintiendose al menos internamente seguros?
—?Como fue la visita? —pregunto Francine.
—Disfrutamos de un buen par de dias. Nos volveremos a ver de nuevo manana, y eso es todo lo que puedo decirte.
—?Una semana, dos semanas?
—Te llamare si es mas de una semana.
—Parece como si se tratara de algo grande.
—Te dire solo otra cosa —indico el, deseando con gran intensidad revelarselo todo, compartir aquella increible noticia con la persona a la que mas amaba en la Tierra. (?O queria a Francine menos que a Harry? Eran dos amores distintos. Dos nichos distintos.)
—No reveles mas de lo que debes —le advirtio ella, sonriendo ligeramente.
—No te dire mas de lo necesario. Solo esto: de no ser por lo de Harry, en este momento yo seria el hombre mas feliz sobre la Tierra.
—Jesus —dijo ella de nuevo—. Tiene que ser algo realmente grande.
El se seco los ojos con la punta de la sabana de franela.
—Lo es.
5
Edward Shaw agito la cucharilla en la taza de cafe y contemplo la portilla de cristal montada a la altura de su cabeza en la sellada puerta de la habitacion. Habia dormido como un tronco durante toda la noche. La habitacion estaba tan silenciosa como el desierto. Las limpias paredes blancas y los muebles estilo hotel la hacian razonablemente comoda. Podia pedir libros y ver lo que quisiera en el aparato de television del rincon: doscientos canales, le habia informado el supervisor.
Podia hablar por el intercom con Reslaw o Minelli o Stella Morgan, la mujer de pelo negro que les habia dado permiso para llamar por telefono desde la tienda de alimentacion en Shoshone, hacia siete dias. En otras habitaciones, le habia dicho Minelli, estaban los cuatro hombres de las Fuerzas Aereas que habian investigado su llamada y visto a la criatura. Todos ellos se hallaban sometidos a observacion a largo plazo. Podian estar «en chirona» durante un ano o mas, segun… Edward no estaba seguro de lo que significaba el segun. Pero hubiera debido saber que la criatura iba a traer enormes problemas para todos ellos.
La amenaza de las enfermedades extraterrestres era algo lo bastante convincente como para someterse sin protestar, dos veces al dia, a la rigurosa tanda de exigentes pruebas medicas. Hasta entonces sus dias habian transcurrido en un comparativo aburrimiento. Al parecer, nadie estaba completamente seguro de cual era su status, como debian ser tratados o que habia que decirles. Nadie habia respondido a la mas urgente pregunta de Edward: ?que le habia ocurrido a la criatura?
Hacia cuatro dias, mientras eran conducidos a las habitaciones selladas por unos hombres con trajes de aislamiento blancos, Stella Morgan se habia vuelto a Edward y le habia preguntado, con voz conspiradora: