se marcho.
Al remontar la escalera de piedra Harriet comprendio que en aquella situacion, huir no le habia servido de nada. Se encontraba de nuevo entre las viejas redes de la indecision y la angustia. En Peter parecia haberse obrado cierto cambio, pero desde luego no por eso resultaba mas facil tratarlo.
Wimsey cumplio su promesa y apenas molesto a Harriet. Paso mucho tiempo fuera de la ciudad, trabajando en numerosos casos, algunos de los cuales trascendieron a la prensa, mientras que otros se resolvieron con discrecion. Estuvo seis meses fuera del pais, sin dar otra explicacion que «cuestiones de trabajo». Un verano se vio en: vuelto en un asunto extrano que lo llevo a colocarse en una agencia de publicidad. La vida oficinesca le resulto entretenida, pero la cosa termino de una forma rara y dolorosa.
Una noche acudio a una cena que habian concertado de antemano, pero saltaba a la vista que no se encontraba en condiciones ni de hablar ni de comer. Al final confeso que tenia un terrible dolor de cabeza y fiebre y consintio que lo llevaran a casa. Harriet estaba demasiado preocupada para dejarlo hasta que lo vio sano y salvo en su piso, en las competentes manos de Bunter, quien la tranquilizo: era simplemente la reaccion, algo que ocurria con frecuencia al final de un caso, pero que se pasaba enseguida. Un par de dias despues llamo el enfermo, pidio disculpas y concerto otra cita, en la que hizo alarde de una notable euforia.
En ninguna otra ocasion habia traspasado el umbral de la casa de Peter ni el habia profanado el santuario de Mecklenburg Square. Ella lo habia invitado a entrar en un par de ocasiones, movida por la cortesia, pero el siempre habia puesto alguna excusa, y Harriet comprendio que estaba decidido a dejarle al menos aquel lugar para ella sola, libre de asociaciones incomodas. Era evidente que Peter no pensaba cometer la necedad de ser mas valorado por distanciarse; mas bien parecia tener intencion de desagraviarla por algo. Renovaba la oferta de matrimonio a una media de una vez cada tres meses, pero de tal forma que no daba pie a estallidos de mal genio por parte de ninguno de los dos. Un primero de abril la pregunta llego desde Paris, en una sola frase latina que comenzaba con la desalentadora particula interrogativa
Al rememorar su visita a Oxford, Harriet se dio cuenta de que habia alterado. Habia empezado a tomarse a Wimsey como algo normal, como se podria tomar como algo normal la dinamita una fabrica de municion, pero descubrir que simplemente el sonido de su nombre aun tenia el poder de provocar tales explosiones en su interior, que la molestaban por igual, muchisimo, que otros elogiaran o censuraran a Peter, despertaba el recelo de que la dinamita quiza siguiera siendo dinamita, por inocua que pudiera parecer por la costumbre.
En la chimenea de su salon habia una nota, con la letra pequena y complicada de Peter. En ella la informaba de que lo habia avisado el inspector jefe Parker, que se encontraba en el norte Inglaterra con dificultades en un caso de asesinato, y que por consiguiente lamentaba tener que cancelar su cita de aquella semana. ?Le haria el favor de utilizar las entradas, que el no podia emplear por falta de tiempo?
Harriet apreto los labios al leer la ultima frase, tan cautelosa. Desde una ocasion espantosa, durante el primer ano de su relacion, en la que el se arriesgo a enviarle un regalo de Navidad, y en un arrebato de orgullo y verguenza ella se lo devolvio con un amargo reproche, Peter se habia guardado muy mucho de ofrecerle nada que pudiera ni remotamente considerarse un regalo material. Si hubiera desaparecido de la faz de la tierra, no habia nada entre las cosas de Harriet que le recordara a el. Cogio las entradas y titubeo. Podia regalarlas, o aprovecharlas para ir con alguien. Al final penso que no le apetecia pasarse toda la obra con una especie de fantasma de Banquo disputandose la butaca de al lado con otra persona. Metio las entradas en un sobre, las envio al matrimonio que la habia llevado a Ascot, rompio la nota por la mitad y la deposito en la papelera. Tras haberse deshecho de Banquo, respiro con mas libertad y se enfrento al siguiente incordio del dia. Consistia en revisar tres libros suyos para una nueva edicion. Releer las propias obras suele ser una tarea deprimente, y una vez que hubo terminado se sintio hastiada y disgustada consigo misma. Los libros estaban bien como tales, e incluso eran estupendos como ejercicio intelectual, pero les faltaba algo; tenia la sensacion de haberlos escrito con cierta reserva mental, con el empeno de no dejar traslucir sus opiniones ni su personalidad. Reflexiono asqueada sobre una conversacion tan superficial Como ingeniosa sobre la vida matrimonial entre dos de los personajes. Podria haber hecho algo mucho mejor si no hubiera tenido miedo de ponerse en evidencia. Lo que la estorbaba era la sensacion de estar en medio de las cosas, demasiado cercana a ellas, oprimida e intimidada por la realidad. Si conseguia distanciarse de si misma, lograria confianza y mas autocontrol. Ese era el gran don con el que, a pesar de sus limitaciones, podia considerarse afortunado el intelectual: la mirada nitida, directa al objeto, ni debilitada ni distraida por cuestiones intimas.
Conque intimidad, ?eh?, dijo Harriet para sus adentros mientras metia las pruebas en papel de embalar, de mal humor.
Se alegro lo indecible de haberse librado de las entradas.
De modo que cuando Wimsey volvio de su expedicion por el norte, ella fue a verlo con animo beligerante. Wimsey le habia pedid que cenara con el, en esta ocasion en el Egotists Club, un lugar in solito. Era sabado, y tenian toda la sala para ellos solos. Harriet hablo de su visita a Oxford y aprovecho la ocasion para enumerar u serie de prometedoras estudiantes que habian destacado en la Universidad y despues se habian apagado por el matrimonio. Wimsey concedio sin entusiasmo que esas cosas ocurrian con demasiada frecuencia, y puso como ejemplo a un pintor de gran talento que empujado por la ambicion social de su esposa, se habia convertid en una autentica maquina de retratos academicos.
– Desde luego, en ocasiones la pareja simplemente tiene celda o es egoista -anadio sin gran conviccion-. Pero en la mitad los casos es pura estupidez. No lo hacen a proposito. Es sorprendente las pocas personas que realmente cumplen lo que se proponen en Ano Nuevo.
– No creo que pudieran evitarlo, cualesquiera que fueran propositos. Lo que les hace la trastada es la personalidad de los demas.
– Si. Del dicho al hecho hay mucho trecho. Es lo que pasa siempre. Puedes decir que no vas a meterte en el alma de otra persona, pero lo haces, por el mero hecho de existir. La pega que tiene es la dificultad practica, por asi decirlo, de no existir. Es decir, aqui estamos todos, y ?que podemos hacer?
– Bueno, supongo que algunas personas sienten la necesidad de convertir las relaciones personales en el trabajo de toda su vida. En tal caso, muy bien, pero ?y los demas?
– Una lastima, ?verdad? -replico Peter, con un dejo de picardia que molesto a Harriet-. ?Crees que se deberian eliminar por completo los contactos humanos? Siempre tienes que pelearte con el carnicero, el panadero o la casera. ?O las personas con cerebro deberian quedarse quietecitas y dejarse cuidar por los que tienen corazon?
– Eso es muy frecuente.
– Cierto. -Peter llamo al camarero por quinta vez para que le recogiera la servilleta a Harriet-. ?Por que los genios son malos maridos y todo eso? Pero ?que hacer con las personas que sufren la maldicion de tener cerebro y corazon?
– Perdona que se me caigan las cosas. Es que esta seda es muy resbaladiza. Bueno, ese es el problema, ?no? Empiezo a pensar que tendrian que elegir.
– ?No comprometerse?
– No creo que el compromiso funcione.
– ?Que precisamente yo tenga que oir vituperios contra el compromiso en boca de una persona de sangre inglesa!
– Bueno, yo no soy totalmente inglesa. Tengo un poquito de irlandesa y de escocesa.
Lo cual viene a demostrar que eres inglesa. Ninguna otra raza Presume de mestizaje. Yo soy ingles casi hasta el bochorno, porque tengo una decimosexta parte de frances, aparte de las nacionalidades de costumbre, es decir, que llevo el compromiso en la sangre. Sin embargo, ?donde me clasificarias? ?Entre los que tienen cerebro o los que tienen corazon?