se pelea conmigo ni yo con ella. Sin embargo, tiene un caracter extrano. Dicen que el abad que descansa abajo en la tumba de la iglesia era un hombre muy extrano y que su campana se parece a el. Tambien dicen que, hace muchos anos, cuando echaron a los monjes,
Y con esto estuvo todo dicho. Asi pues, el senor Godfrey subio a engrasar los gorrones de
– ?Senor Godfrey!
La voz de Hilary sono tan repentina y animada que Jack Godfrey se asusto un poco. Estuvo a punto de caerse de la escalera y engrosar la lista de victimas de
– ?Si, senorita Hilary?
– He encontrado una cosa muy rara. Venga a verlo.
– Un momento, senorita Hilary.
Acabo su trabajo y bajo. Hilary estaba de pie en una zona iluminada por el sol que se reflejaba en la campana y caia como la ducha de Danae. Sostenia el papel de modo que le tocara el sol.
– He encontrado esto en el suelo. Escuche. ?Cree que el Loco Peake podria haber escrito algo asi?
El senor Godfrey agito la cabeza.
– No se que decirle, senorita Hilary. El Loco es bastante raro, y solia subir aqui antes de que el parroco cerrara la trampilla, pero no me parece que esa sea su letra.
– Bueno, creo que la unica persona que podria haberlo escrito es un lunatico. Lealo. Es muy extrano elijo Hilary, riendose porque todavia estaba en una edad en que la locura causa risa.
El senor Godfrey dejo sus cosas en el suelo con parsimonia, se rasco la cabeza y leyo detenidamente la carta en voz alta, siguiendo las lineas con el dedo indice manchado de grasa.
Crei ver hadas en los campos, pero solo vi los funestos elefantes con sus espaldas negras. ?Que vision tan sobrecogedora! Los elfos bailaban a mi alrededor mientras yo escuchaba voces que me llamaban. ?Ah! Como intente observar, deshacerme de aquella horrible nube, pero ningun ojo de mortal podia espiarlos. Entonces aparecieron los trovadores, con sus trompetas, arpas y tambores dorados. La musica sonaba muy fuerte detras de mi, rompiendo el hechizo. El sueno se desvanecio, por lo que di gracias al Cielo. Derrame muchas lagrimas antes de que apareciera la luna, delicada y tenue como una hoz de paja. Ahora, aunque el Mago haga rechinar los dientes inutilmente, volvera igual que vuelve la primavera. ?Oh, maldito hombre! El infierno esta abierto, el Erebo abre sus puertas. Las bocas de la muerte esperan al fondo.
– Vaya -dijo asombrado el senor Godfrey-. Si que es extrano. Podria ser del Loco, pero no creo. No fue a la escuela. Y esto del Erebo, ?que se supone que significa?
– Es uno de los antiguos nombres del infierno -respondio Hilary.
– ?Ah! Conque es eso, ?no? El que lo escribio parece que tenga muy claro el lugar en la cabeza. Con hadas y elefantes. Bueno, no se, parece una broma, ?no cree? -En ese momento se le ilumino la mirada-. A lo mejor alguien lo ha copiado de un libro. No me extranaria que fuera esto. Uno de esos libros viejos. Pero no me explico como ha llegado hasta aqui. Deberiamos ensenarselo al parroco. Ha leido muchos libros y a lo mejor sabe de donde viene esto.
– Buena idea. Se lo ensenare yo. Pero ?no le parece tremendamente misterioso? Incluso espeluznante. Senor Godfrey, ?podemos subir a la torre?
Al senor Godfrey le apetecia mucho y los dos subieron la ultima y larga escalera, dejando atras las campanas, y llegaron a un pequeno refugio parecido a una caseta de perro encima del techo inclinado de la torre. Ponerse de espaldas al viento era como apoyarse en una pared. Hilary se quito el sombrero y dejo que el viento acariciara su melena, de modo que parecia uno de los angeles flotantes de la iglesia. El senor Godfrey no tenia ojos para esa similitud; a el, honestamente, la cara angular y el pelo recto de la senorita Hilary no le parecian nada atractivos. Tuvo bastante con advertirle de que se sujetara fuerte a los hierros de la veleta. Hilary no le hizo caso y siguio avanzando hasta el parapeto, asomandose entre las almenas para mirar hacia el sur. Lejos, a sus pies, estaba la iglesia y, mientras miraba hacia abajo, una pequena figura salio corriendo como un escarabajo del porche y enfilo el camino. Era la senora Venables que se iba a casa a comer. Hilary observo como luchaba contra el viento frente a la verja del jardin de su casa. Luego se giro hacia el este y miro por encima del techo de la nave principal y el cancel. Le llamo la atencion un punto marron en el cementerio y el corazon le dio un vuelco. Alli, en el angulo noreste de la iglesia, estaba enterrada su madre y todavia no habian sellado la tumba. Parecia que la tierra esperara que la volvieran a abrir para que el marido se reuniera con su mujer.
– ?Oh, Dios! -exclamo Hilary, desesperada-. No dejes que papa se muera. No puedes… Sencillamente no puedes…
Mas alla de las paredes del cementerio, los campos estaban verdes y, en medio, habia un hueco. Ella lo conocia muy bien. Llevaba alli mas de trescientos anos. El tiempo lo habia ido disimulando y, posiblemente, dentro de trescientos anos mas ya habria desaparecido, pero ahora estaba alli: la senal que dejo el enorme hoyo donde fundieron a
Jack Godfrey le dijo algo al oido:
– Se nos esta haciendo tarde, senorita Hilary.
– Oh, si. Lo siento. Habia perdido la nocion del tiempo. ?Tocaran manana?
– Si, senorita Hilary. Probaremos un Stedman's. Son dificiles pero, cuando consigues hacerlo correctamente, suenan bien. Tenga cuidado con la cabeza. Tocaremos un carrillon de 5.040 repiques, eso son tres horas. Es algo especial porque Will Thoday ya se ha recuperado, pues ni Tom Tebbutt ni el joven George Wilderspin son muy fiables con un Stedman's y, claro, a Wally Pratt no se le da nada bien. Perdoneme un minuto, senorita Hilary, voy a recoger mis cosas. Sin embargo, a mi me parece mucho mas interesante el metodo Stedman's que cualquier otro, aunque requiere tenerlo todo muy claro en la cabeza. Al viejo Hezekiah no le preocupa demasiado, claro, porque a el solo le gusta tocar la tenor. Dice que no le encuentra ninguna gracia a los triples, y no es de extranar. Ya es un hombre mayor y no seria de esperar que aprendiera el metodo Stedman's a estas alturas, es mas, si lo hiciera, nadie conseguiria que dejara a