arrastrara para dejarlo otra vez en la carretera.

– ?Dios mio! -repitio el parroco-. Debe de haber sido al salir de Frog's Bridge, supongo. Es un lugar muy peligroso, sobre todo cuando oscurece. Veremos que podemos hacer. Permitanme que los lleve hasta el pueblo.

– Es usted muy amable, senor.

– No es nada. Les preparare un poco de te. Estoy seguro de que querran algo para entrar en calor. Confio en que no tendran prisa por llegar a su destino. Nos encantaria que se quedaran con nosotros esta noche.

Wimsey se lo agradecio pero dijo que no queria abusar de su hospitalidad.

– Sera un gran placer -repuso cortesmente el parroco-. Como no solemos tener mucha compania por aqui, le aseguro que a mi mujer y a mi nos hara un gran favor.

– En tal caso… -respondio Wimsey.

– Excelente, excelente.

– Le estoy muy agradecido. Aunque pudieramos recuperar el coche hoy, me temo que el eje se ha torcido, y nos hara falta que un mecanico lo arregle. ?No podriamos alojarnos en algun hostal? Estoy realmente avergonzado…

– Senor, le ruego que no le de mas vueltas. Estoy seguro de que la senora Tebbutt estaria encantada de alojarlos aqui y se encontrarian realmente muy comodos, pero su marido esta en la cama con esta terrible gripe, mucho me temo que se ha extendido por el pueblo una especie de epidemia, y no creo que sea conveniente que se queden aqui, ?no es cierto, senora Tebbutt?

– Bueno, senor, no se si nos las arreglariamos muy bien, y el Red Cow solo tiene una habitacion…

– No, no -se apresuro a intervenir el parroco-. Al Red Cow no. La senora Donnington ya tiene huespedes. Ademas, no aceptare una negativa. Debe venir conmigo a la vicaria. Tenemos espacio mas que suficiente; en realidad, tenemos demasiado espacio. Por cierto, me llamo Venables, deberia haberme presentado antes. Soy, como debe haber deducido, el parroco.

– Es usted muy amable, senor Venables. Si no les ocasionamos ninguna molestia, aceptamos gustosos su invitacion. Me llamo Wimsey, tome mi tarjeta, y el es mi sirviente, Bunter.

El parroco busco a tientas las gafas y, despues de desenredar el cordon, se las coloco bastante torcidas en la larga nariz para observar la tarjeta de Wimsey.

– Lord Peter Wimsey, eso es. ?Dios mio! Su nombre me suena. Esta relacionado con… ?Ah! ?Ya se! Notes of the Collection Incunabula, por supuesto. Un pequeno libro muy erudito, si me permite decirlo. Si. Dios mio. Sera un privilegio intercambiar impresiones con otro coleccionista literario. Me temo que mi biblioteca es limitada, pero tengo una edicion del Gospel de Nicodemus que puede interesarle. ?Dios mio! Si. Estoy encantado de haberle conocido de este modo. ?Valgame Dios! Estan tocando las cinco. Debemos marcharnos, o recibire una reprimenda de mi mujer. Buenas tardes, senora Tebbutt. Espero que su marido se encuentre mejor manana; de verdad creo que ya tiene mejor aspecto.

– Muchas gracias, senor. Tom siempre esta encantado de verlo. Estoy segura de que usted le hace mucho bien.

– Digale que se anime. Las quejas siempre deprimen. Sin embargo, ahora ya ha pasado lo peor. Le enviare una botella de vino de Oporto tan pronto como se recupere y pueda beberselo. Tuke Holdsworth de 1908 -anadio el parroco, en un inciso, dirigiendose a Wimsey-. No le haria dano ni a una mosca. Si. ?Dios mio! Bueno, tenemos que irnos. Me temo que mi coche no es nada del otro mundo, pero es mas amplio de lo que parece. En los bautizos nos las hemos arreglado para caber unos cuantos, ?eh, senora Tebbutt? ?Querra sentarse a mi lado, lord Peter? Su sirviente y su… ?Dios mio! ?Y su equipaje? ?Ah! ?Lo ha dejado en Frog's Bridge? Le dire al jardinero que vaya a buscarlo. No se preocupe, alli esta seguro; por aqui somos todos gente honesta, ?no es asi, senora Tebbutt? Claro que si. Coloquese esta manta en las piernas. Si, insisto. No, no, gracias. Puedo ponerlo en marcha yo solo. Ya estoy acostumbrado a hacerlo. Ya esta, ?lo ve? Si estiro unas cuantas veces la palanca, se pone en marcha con la misma energia que una campana. ?Todo en orden ahi atras, amigo? Bien. Excelente. Buenas tardes, senora Tebbutt.

El coche, vibrando sobre la carroceria, se alejo por la carretera recta y estrecha. Dejaron atras una casa y entonces, de un modo bastante repentino, a su derecha, a traves de la cortina de nieve, vieron una mole gris gigantesca.

– ?Por todos los santos! -exclamo Wimsey-. ?Es esta su iglesia?

– Si -dijo el parroco, orgulloso-. ?Le parece impresionante?

– ?Impresionante! -exclamo Wimsey-. Pero si parece una pequena catedral, no tenia ni idea. ?Es muy grande su parroquia?

– Cuando se lo diga, no se lo va a creer -respondio el parroco, riendose-. Nada menos que trescientos cuarenta feligreses. Asombroso, ?verdad? Pero ocurre lo mismo en todos los pantanos. Esta zona es conocida por el tamano y la magnificencia de las iglesias. Aun asi, nos gusta pensar que somos unicos, incluso en esta parte del mundo. Se construyo sobre una antigua abadia y, en otra epoca, Fenchurch St Paul fue un lugar bastante importante. ?Cuanto diria que mide la torre?

Wimsey alzo la vista.

– Por la noche es dificil calcularlo, pero diria que no menos de cuarenta metros.

– No esta mal. Treinta y nueve metros, para ser exactos, hasta el extremo de los pinaculos, aunque parecen mas porque el tejado de la cupula esta muy bajo. No hay muchas iglesias que nos ganen. La de St Peter Mancroft, por supuesto, pero es una iglesia de ciudad. Y la de St Michael, en Coventry, que mide cuarenta metros sin la aguja. Sin embargo, me atreveria a apostar que Fenchurch St Paul las gana a todas en la belleza de las proporciones. La vera mejor desde el otro lado. Vamos. Siempre toco el claxon cuando llego aqui; la pared y los arboles hacen que sea un paso peligroso. A veces pienso que deberiamos levantar el muro del cementerio un poco mas hacia dentro, para el bien de todos. ?Ah! Ahora ya puede hacerse una idea. ?No es preciosa la linea de la cupula? A la luz del dia lo apreciara mucho mejor. Aqui esta la vicaria, justo enfrente de la iglesia. Siempre toco el claxon antes de cruzar la verja por si hubiera alguien por los alrededores. Los arbustos no dejan ver demasiado bien el camino. ?Por fin en casa, sanos y salvos! Estoy seguro de que querra sentarse junto al fuego y beberse una taza de te, o algo mas fuerte. Siempre toco el claxon en la puerta de casa, para que mi mujer sepa que he llegado. Se pone muy nerviosa cuando anochece y todavia no he vuelto. Los diques y los pantanos hacen que las carreteras de por aqui sean muy peligrosas, y yo ya no soy el que era. Me temo que llego un poco tarde. ?Ah! Mi mujer. Agnes, querida, siento llegar tarde, pero he traido a un huesped. Ha tenido un accidente con el coche y se quedara con nosotros esta noche. ?La manta! ?Permitame! Me temo que este asiento es una especie de res augusta. Tenga cuidado con la cabeza. Perfecto. Querida, te presento a lord Peter Wimsey.

La senora Venables, una placida y rellenita figura en la puerta, recibio la invasion con gran tranquilidad.

– ?Que suerte que mi marido le haya encontrado! ?Un accidente? Espero que no se haya hecho dano. Yo siempre digo que estas carreteras son como trampas mortales.

– Gracias -dijo Wimsey-. Estamos bien. Nos salimos de la carretera, en Frog's Bridge, creo.

– Un lugar muy complicado, y aun gracias que no fue a parar al sumidero de los diez metros de profundidad. Pase y sientese, asi entrara en calor. ?Es su sirviente? Si, claro, ?Emily! Acompana al criado de este senor a la cocina y preparale una cama.

– Y dile a Hinkins que coja el coche y vaya a Frog's Bridge a buscar el equipaje del senor -anadio el parroco-. El coche de lord Peter esta alli. Sera mejor que vaya enseguida, antes que empeore el tiempo. Y, Emily, dile que hable con Wilderspin y que se pongan de acuerdo para sacar el coche de la cuneta.

– Ya lo haremos manana por la manana -dijo Wimsey.

– Solo para asegurarnos. Sera lo primero que hagamos manana por la manana. Wilderspin es el herrero, un tipo excelente. El sabra como solucionar el problema. ?Dios mio! Entre, entre. Nos tomaremos un te. Agnes, querida, ?le has dicho a Emily que lord Peter se quedara esta noche con nosotros?

– Si, ya esta todo preparado -contesto la senora Venables tranquilizandolo-. Theodore, espero que no hayas cogido frio.

– No, no, querida. Me he abrigado bien. ?Dios mio! Pero ?que veo? ?Bollos?

– Estaba deseando comerme un bollo -dijo Wimsey.

– Pues sientese y coma a gusto. Debe estar usted hambriento. Normalmente no tenemos este mal tiempo. ?Preferiria un whisky con agua?

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