– Tomare un te. ?Tiene un aspecto fantastico! Senora Venables, es realmente amable de su parte apiadarse asi de nosotros.
– Para mi es un placer poder ayudar -contesto la mujer con una amplia sonrisa-. De verdad, no creo que haya nada mas peligroso que estas carreteras en invierno. Fue una suerte que tuviera el accidente relativamente cerca del pueblo.
– Si que lo fue -opino Wimsey entrando en un acogedor salon con las mesas llenas de objetos decorativos, con el fuego bailando detras de un casto dosel tapizado de terciopelo y el juego de te de plata preparado encima de la brillante bandeja-. Me siento como Ulises, llego a puerto despues de la tormenta y el peligro.
Luego le dio un buen mordisco al bollo.
– Tom Tebbutt parece que hoy esta mucho mejor -dijo el parroco-. Es muy mala suerte que tenga que guardar cama precisamente ahora, pero debemos agradecer que no haya sido nada peor. Solo espero que no enferme nadie mas. Creo que el joven Pratt lo hara muy bien; esta manana ha realizado dos series enteras sin ningun error, y es realmente aplicado. Por cierto, quiza deberiamos avisar a nuestro huesped de que…
– Creo que si -repuso la senora Venables-. Lord Peter, mi marido le ha pedido que se quede esta noche, pero quiza deberia haberle mencionado que posiblemente no pueda dormir demasiado, al estar tan cerca de la iglesia. Aunque tal vez a usted no le moleste el ruido de las campanas.
– En absoluto.
– Mi marido es un campanero brillante -continuo la senora Venables-, y como es Nochevieja…
El parroco, que casi nunca dejaba que nadie acabara las frases, interrumpio a su mujer:
– Esta noche esperamos realizar una proeza. Bueno, mejor dicho, manana por la manana. Pretendemos entrar en el ano nuevo con… Quiza no le he comentado que poseemos uno de los mejores conjuntos de campanas del pais.
– ?De verdad? -pregunto Wimsey-. Si, creo que he oido hablar de las campanas de Fenchurch.
– Puede que las haya mas potentes -dijo el parroco-, pero no creo que ninguna pudiera hacernos sombra en amplitud y dulzura de tono. La numero siete, en concreto, es una campana antigua de una calidad extraordinaria y, por lo tanto, es la tenor.
– ?Es un conjunto de ocho completo?
– Si. Me gustaria mostrarle un pequeno libro que escribio mi predecesor y que explica toda la historia de las campanas. A la tenor,
– ?Y tiene buenos campaneros? -pregunto cortesmente Wimsey.
– Muy buenos. Todos son unos tipos excelentes y muy entusiastas. Lo que me recuerda que iba a decirle que esta noche queremos estrenar el ano nuevo con nada menos -explico el parroco, enfatizando el volumen de la voz-, nada menos que quince mil ochocientos cuarenta Kent Treble Bob Major. ?Que le parece? No esta mal, ?verdad?
– Valgame Dios -dijo Wimsey-. Quince mil…
– … ochocientos cuarenta -anadio el parroco.
Wimsey hizo un calculo mental rapido.
– Eso son muchas horas.
– Nueve horas -preciso el parroco, entusiasmado.
– Bien hecho, si senor. Asi igualara la gran actuacion del College Youths en mil ochocientos y algo.
– Mil ochocientos ochenta y seis. Precisamente, esa es la actuacion que queremos lograr. Y, ademas, como puedo proporcionar poca ayuda, tendremos que hacer lo mismo que ellos y tocar todo el carrillon con tan solo ocho campaneros. Esperabamos ser doce pero, desgraciadamente, cuatro de nuestros mejores hombres han caido enfermos por esta terrible gripe que nos esta afectando, y los de Fenchurch St Stephen, que tambien tienen un conjunto de campanas, aunque no como el nuestro, no pueden ayudarnos porque no tienen campaneros de Treble Bob y solo tocan Grandsire Triples.
Wimsey agito la cabeza y empezo a comerse el cuarto bollo.
– Las Grandsire Triples son excelentes -dijo serio-, pero el sonido es completamente distinto.
– Yo opino lo mismo -alardeo el parroco-. El sonido jamas puede ser el mismo cuando la tenor se toca por detras, ni con las Stedman, aunque aqui estamos muy orgullosos de nuestras Stedman y me atreveria a decir que las tocamos muy bien. Sin embargo, por interes, variedad y dulzura del carrillon, siempre preferire las Kent Treble Bob.
– Estoy de acuerdo.
– No hay nada mejor -dijo el senor Venables poniendose de pie y agitando el bollo en el aire de modo que toda la mantequilla se le escurrio por el puno de la camisa-. Tomemos, por ejemplo, una Grandsire Major. Siempre pienso que el hecho de que el sonido de los bobs y los singles suene tan monotono es un defecto, especialmente en los singles, y el hecho que la treble y la segunda queden limitadas a una serie plana…
El resto de observaciones del parroco sobre el metodo de tocar de las Grandsire quedo, desafortunadamente, en el aire, porque en aquel momento Emily aparecio en la puerta con unas palabras que no presagiaban nada bueno.
– Permiso, senor, James Thoday esta aqui y quiere saber si podria hablar con usted.
– ?James Thoday? -dijo el parroco-. Claro. Por supuesto. Hazlo pasar al estudio y dile que me reunire con el dentro de un instante.
No tardo demasiado en regresar al salon y cuando entro por la puerta traia cara de pocos amigos. Se dejo caer en la butaca con un gesto de decepcion.
– ?Esto es un desastre sin igual! -exclamo con un tono muy dramatico.
– ?Por Dios, Theodore! ?Que ha ocurrido?
– ?William Thoday! ?De todas las noches del ano! Pobre chico, no deberia pensar de un modo egoista, pero es que estoy tan decepcionado, terriblemente decepcionado.
– ?Por que? ?Que le ha pasado a Thoday?
– Esta enfermo. En la cama por esta espantosa gripe. Esta bastante mal. Delira. Han llamado al doctor Baines.
– Pobre chico -comento la senora Venables.
– Al parecer -continuo el parroco-, esta manana se empezo a encontrar mal pero insistio, el muy insensato, en conducir hasta Walbeach para cerrar unos negocios. ?Inconsciente! Ya me parecio que no tenia demasiado buen aspecto ayer por la noche cuando vino a verme. Afortunadamente, George Ashton se lo encontro en la ciudad y, al ver como estaba, insistio en llevarlo de vuelta a casa. Pobre Thoday, habra cogido un buen resfriado en este invierno tan frio que hemos tenido. Cuando lo llevaron a casa ya estaba muy mal y lo tuvieron que meter en la cama de inmediato, y ahora tiene mucha fiebre y esta muy preocupado porque no podra venir a la iglesia esta noche. Le he dicho a su hermano que intente tranquilizarlo, pero supongo que no sera nada facil. Estaba tan entusiasmado, y no puede dejar de pensar que se ha quedado fuera del carrillon de Nochevieja.
– Senor, senor -dijo la senora Venables-. Espero que el doctor Baines le de algo para calmarlo un poco.
– Yo tambien lo espero, de todo corazon. Es una desgracia, claro, pero me angustia que se lo haya tomado tan a pecho. Bueno. Ahora ya no tiene remedio. Ya no tenemos ninguna esperanza. Tendremos que tocar las campanas menores.
– Entonces, padre, ?este chico era uno de sus campaneros?
– Desgraciadamente, si, y no hay nadie que pueda sustituirlo. Tendremos que abandonar nuestro plan. Incluso si yo mismo tocara una campana, no podria hacerlo durante nueve horas. Ya tengo una edad y, ademas, debo decir misa a las ocho de la manana, aparte del servicio especial de Nochevieja, que no terminara antes de medianoche. ?Bueno! El hombre propone y Dios dispone. A menos que… -De repente, el parroco se giro y miro a su invitado-. Hace un momento estaba hablando con mucha propiedad de la Treble Bob. ?No sera usted, por casualidad, un campanero?
– Bueno, hubo una epoca que tocaba. Sin embargo, ya hace mucho tiempo.
– ?Una Treble Bob? -le pregunto, esperanzado, el parroco.
– Si, una Treble Bob, pero ahora no se yo si…
– Lo recordara -se apresuro a asegurar el parroco-. Seguro. Media hora con los asideros y…