– ?Dios mio! -exclamo la senora Venables.

– ?No es maravilloso? -dijo el parroco-. ?No es algo providencial, que justo en este momento, el cielo nos envie un huesped que es un campanero y que, ademas, ha tocado una Treble Bob? -Llamo a la sirvienta-. Hinkins tiene que ir a buscar a todos los campaneros para practicar todos juntos con los asideros. Querida, me temo que tendremos que monopolizar el salon, si no te importa. Emily, dile a Hinkins que he encontrado a un caballero que puede tocar el carrillon con nosotros y que vaya inmediatamente a…

– Un momento, Emily. Theodore, ?no crees que es pedirle demasiado a lord Peter Wimsey que, despues de un accidente de coche y de un dia agotador, se quede a tocar las campanas desde medianoche hasta las nueve de la manana? Un carrillon corto, quiza, si no le importara, pero esto ?no crees que es abusar un poco?

El parroco se quedo inmovil y Wimsey se apresuro a aceptar su propuesta.

– Ni mucho menos, senora Venables. Nada me complaceria mas que tocar las campanas todo el dia y toda la noche. No estoy cansado. No necesito descansar. Prefiero tocar las campanas. Lo unico que me preocupa es si sere capaz de realizar todo el carrillon sin equivocarme.

– Claro que podra, estoy seguro -dijo el parroco, entusiasmado-. Sin embargo, como dice mi esposa, me temo que le estoy pidiendo mucho. Nueve horas son demasiadas. Tendremos que conformarnos con quinientos cambios o algo asi…

– Ni hablar -le corto Wimsey-. Nueve horas o nada. Insisto. Y, posiblemente, cuando me haya escuchado sera nada.

– ?Bah! ?Tonterias! Emily, dile a Hinkins que reuna aqui a todos los campaneros a las…, digamos, ?a las seis y media? Todos tienen tiempo de llegar, excepto quiza Pratt, que vive al final de Tupper's End, pero yo puedo tocar la ocho hasta que llegue el. ?Esto es estupendo! Se lo aseguro, no puedo creerme la asombrosa coincidencia de su llegada. Es una muestra del maravilloso modo en que el cielo nos facilita incluso la ejecucion de nuestros placeres, siempre que sean inocentes. Espero, lord Peter, que no le importe si hago una pequena referencia a este hecho en mi sermon de esta noche. No se si podra considerarse un sermon; apenas unos deseos apropiados para el ano nuevo y las oportunidades que nos brindara. ?Puedo preguntarle donde suele tocar?

– Ahora, en realidad, en ningun sitio; pero cuando era un nino tocaba en Duke's Denver, y cuando vuelvo a casa por Navidad todavia toco.

– ?En Duke's Denver? Si, claro, en la iglesia St John ad-Portam-Latinam, muy bonita; la conozco bastante bien. Aunque creo que estara de acuerdo conmigo en que nuestras campanas son mejores. Bueno, si me disculpa, voy a preparar el salon para la reunion.

El parroco salio del salon y su mujer se dirigio al invitado:

– Es muy amable de su parte satisfacer la aficion de mi marido. Este carrillon significa mucho para el, y ha tenido que superar muchas contrariedades. Aunque me parece horrible darle cobijo y despues hacerlo trabajar tan duro toda la noche.

Wimsey le volvio a asegurar que el placer era suyo.

– Insisto en que descanse al menos unas horas -fue todo lo que pudo anadir la senora Venables-. ?Quiere subir y ver su habitacion? Seguro que querra darse un bano. Cenaremos a las siete y media, si conseguimos que mi marido lo deje libre a esa hora y, despues, puede echarse un rato. Le he instalado aqui. ?Ah!, ya veo que su sirviente lo tiene todo preparado.

– Bien, Bunter -dijo Wimsey cuando la mujer se marcho y lo dejo a solas para que se aseara bajo la insuficiente luz de una pequena lampara y una vela-. Parece una cama comoda pero, por lo visto, no voy a poder disfrutarla demasiado.

– Eso he deducido de las palabras de la senora, milord.

– Es una pena que no puedas sustituirme con las campanas, Bunter.

– Senor, le aseguro que por primera vez en mi vida me arrepiento de no haber estudiado campanologia.

– Siempre es un placer descubrir que todavia hay cosas que no sabes hacer. ?Lo has probado alguna vez?

– Solo una, milord, y en aquella ocasion casi tuvimos que lamentar un accidente. Debido a mi inexistente destreza manual, casi acabo colgado de una de las cuerdas, milord.

– Ya esta bien de hablar de desgracias -atajo Wimsey de mala manera-. Ahora no estoy investigando nada y no quiero hablar de trabajo.

– Por supuesto que no, milord. ?Deseara que le afeite?

– Si, empecemos el ano nuevo con la cara limpia.

– Muy bien, milord.

Cuando bajo, limpio y afeitado, al salon, Wimsey descubrio que la mesa estaba a un lado y que habia ocho sillas colocadas en circulo. Habia siete ocupadas por hombres de varias edades: desde un senor muy mayor y arrugado con una larga barba hasta un joven con el pelo despeinado por un remolino. En el centro, el parroco parloteaba como un afable mago.

– ?Ah! Ya esta usted aqui. ?Esplendido! ?Excelente! Bueno, senores, les presento a lord Peter Wimsey, enviado providencialmente para sacarnos de la dificultad. Me ha dicho que hace algun tiempo que no toca, de modo que supongo que no les importara invertir un poco de tiempo para facilitarle que vuelva a acostumbrarse a los asideros. Ahora le presentare a todos. Lord Peter, le presento a Hezekiah Lavender, que lleva sesenta anos tocando la tenor y que pretende seguir tocandola durante veinte anos mas. ?No es cierto, Hezekiah?

El senor mayor sonrio y le tendio una mano huesuda.

– Es un placer conocerlo, milord. Es cierto, he tocado la vieja Sastre Paul una infinidad de veces. Nos compenetramos muy bien y pretendo seguir tocandola hasta que toque los nueve sastres, el repique de muertos, si senor.

– Espero que viva muchos anos para hacerlo realidad, senor Lavender.

– Ezra Wilderspin -continuo el parroco-. Es el mayor y toca la campana mas pequena. Curioso, ?verdad? Por cierto, es el herrero, y ha prometido que tendra su coche listo manana por la manana.

El herrero sonrio timidamente, estrecho los dedos de Wimsey con su enorme mano y volvio a sentarse en su silla algo confundido.

– Jack Godfrey. Campana numero siete. ?Como esta Batty Thomas, Jack?

– Bien, gracias, senor, desde que le cambiamos los gorrones.

– Jack tiene el honor de tocar la campana mas anticua -anadio el parroco-. Thomas Belleyetere de Lynn creo a Batty Thomas en 1338, pero el nombre le viene del abad Thomas, que la restauro en 1380, ?no es asi, Jack?

– Asi es, senor -asintio el senor Godfrey.

– El senor Donnington, el patron del Red Cow, nuestro coadjutor -continuo el parroco, presentando a un hombre bizco, alto y delgado-. Deberia haberle presentado en primer lugar, por el cargo que ocupa, pero su campana no es tan antigua como Sastre Paul o Batty Thomas. Se encarga de la numero seis, Dimity, una recien llegada en cuanto a forma, aunque el metal es antiguo.

– Y una de las mas dulces del conjunto -aseguro rotundamente el senor Donnington-. Es un placer conocerlo, milord.

– Joe Hinkins, mi jardinero. Creo que ya lo conoce. Se encarga de la numero cinco. Harry Gotobed, de la numero cuatro. Es nuestro sacristan. Y el es Walter Pratt, nuestra ultima adquisicion, se encargara de la numero tres y lo hara de fabula. ?Que bien que hayas podido llegar a la hora, Walter! Ya estamos todos. Usted, lord Peter, se encargara de la campana del pobre William Thoday, la numero dos, Sabaoth. A esta y a la numero cinco las restauraron el mismo ano que a Dimity, el ano del jubileo de la reina. Pongamonos a trabajar. Aqui tiene su asidero, sientese al lado de Walter Pratt. Nuestro viejo amigo Hezekiah sera el director; ya vera como puede cantar las notas tan alto y claro como las campanas, a pesar de sus setenta y cinco anos. ?No es cierto, viejo amigo?

– Claro que si -repuso el viejo, alegremente-. Ahora, chicos, si estais preparados, tocaremos un pequeno 96, solo para que este caballero coja el ritmo, ?de acuerdo? Recuerde, milord, que empieza con un simple toque con la treble y luego se incorpora al ritmo lento hasta que la campana vuelva a bajar.

– De acuerdo. Y despues hago los tercios y los cuartos.

– Exacto, milord. Y luego, tres pasos hacia delante y uno hacia atras hasta que la toque por detras.

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