– Empecemos, companeros.
El viejo asintio y anadio:
– Y tu, Wally Pratt, concentrate en lo que estas haciendo y no pierdas el ritmo. Te lo he repetido una y otra vez. De acuerdo, ?listos, senores? ?Adelante!
El arte de la campanologia es algo caracteristico de Inglaterra y, como todas las caracteristicas inglesas, es incomprensible para el resto del mundo. Los belgas, por ejemplo, que son muy musicales, consideran que lo mas adecuado para un conjunto de campanas cuidadosamente afinadas es tocar una melodia. Para los campanologos ingleses tocar melodias es un juego de ninos, perfecto para los extranjeros; ellos creen que el uso adecuado de las campanas es realizar permutaciones y combinaciones matematicas. Cuando hablan de campanas, no se refieren a la musica de los musicos, y todavia menos ?i lo que el hombre corriente conoce como musica. Para el hombre corriente, en realidad, el repique de las campanas no es mas que un ruido molesto, unicamente tolerable cuando la distancia lo mitiga o cuando existe alguna relacion sentimental. En cambio, el campanero ingles distingue diferencias musicales entre un metodo de realizar las permutaciones y otro; por ejemplo, asegura que las campanas traseras siempre suenan mejor cuando tocan 7,5,605,6, 705,7,6, y puede localizar, cuando acontecen, los quintos de Tittums consecutivos y los tercios en cascada del repique de la reina. Sin embargo, lo que realmente quiere decir es que, con el metodo ingles de tocar con cuerda y polea, cada campana ofrece la nota mas completa y noble. Esta pasion, porque lo es, encuentra satisfaccion en la totalidad y la perfeccion mecanica de las matematicas y, cuando la campana se balancea ritmicamente de arriba hacia atras y otra vez abajo, el se llena de la embriaguez solemne que produce realizar a la perfeccion el complicado ritual. Para cualquier espectador desinteresado que echara un vistazo al ensayo, hubiera resultado bastante absurdo observar las ocho caras de concentracion, los ocho cuerpos en tension colocados en circulo alrededor del salon, los ocho brazos derechos levantados, agitando decorosamente los asideros de las campanas arriba y abajo; sin embargo, para los campaneros, todo aquello era igual de serio e importante que una reunion de la Camara de los Lores.
Despues que Hezekiah Lavender toco tres bobs sucesivas, las campanas volvieron a su sitio sin ningun contratiempo.
– Excelente -dijo el parroco-. No ha cometido ningun fallo.
– Bueno, hasta ahora -dijo Wimsey.
– El caballero lo hara bien -asintio el senor Lavender-. Bueno, chicos, otra vez. ?Que tocamos ahora, senor?
– Un setecientos cuatro -respondio el parroco consultando el reloj-. Tocadlas en el medio con un doble, delante, detras y al centro otra vez, y repetimos.
– De acuerdo, senor. Y tu, Wally Pratt, presta mas atencion a la treble y no apartes la vista de tu campana, y no te despistes o haras que nos perdamos todos.
El pobre Pratt se seco la frente, se agarro fuerte con las botas alrededor de las patas de la silla y se aferro a su campana. Por nervios o por otra razon, empezo a tener problemas en la septima entrada, se perdio, hizo que los companeros que tenia al lado tambien se perdieran y empezo a sudar.
– ?Basta! -grito el senor Lavender muy enfadado. Si eso es lo mejor que sabes hacer, Wally Pratt, sera mejor que abandonemos la idea de tocar este carrillon. ?Estas seguro de que, a estas alturas, sabes que hacer con una bob?
– Bueno, calmate -intervino el parroco-. No te desanimes, Wally. Vuelvelo a intentar. Te has olvidado i le hacer la pausa doble en el setenta y ocho, ?no es cierto?
– Si, senor.
– ?Se ha olvidado! -exclamo el senor Lavender, moviendo la barba-. Fijate en el caballero. A el no se le olvidan las cosas, solo las logicas porque ha perdido la practica.
– Ya esta bien, Hezekiah -ordeno el parroco-. No debes ser tan exigente con Wally. No todos tenemos una experiencia de sesenta anos.
El senor Lavender gruno y volvio a empezar desde el principio. Esta vez, Pratt se concentro y la melodia sono perfectamente hasta el final.
– Bien hecho, les felicito a todos -dijo el parroco-. Nuestra ultima adquisicion nos dejara en buen lunar, ?no crees, Hezekiah?
– Casi me pierdo en la segunda entrada -comento Wimsey riendo-. Casi me olvido de dejar los cuatro espacios en la bob. Pero, bueno, no ha pasado nada.
– Lo hara muy bien, senor -dijo el senor Lavender-. En cuanto a ti, Wally Pratt…
– Creo, senores -se apresuro a interrumpir el parroco-, que sera mejor que vayamos a la iglesia y dejemos que lord Peter se familiarice con su campana. Espero que vengan todos a tocar las campanas durante la misa. Y, Jack, asegurate de poner a la medida correcta la cuerda de lord Peter. Jack Godfrey se encarga del mantenimiento de las cuerdas y las campanas -anadio a modo de explicacion-. Ademas, nos las pone en orden.
El senor Godfrey sonrio.
– Tendremos que acortarla un poco -observo midiendo a Wimsey a ojo-. No es tan alto como Will Thoday.
– No se preocupe -le contesto el lord-. Como dice el viejo refran: en el bote pequeno esta la buena mermelada.
– Por supuesto -dijo el parroco-. Jack no queria decir nada malo. Solo que Will Thoday es un hombre muy alto. ?Donde he dejado el sombrero? Agnes, querida. ?Agnes! No encuentro el sombrero. Ah, aqui esta. Y la bufanda, te lo agradezco, querida. Lord Peter, dejeme coger la llave del campanario y… ?Dios mio! ?Donde la puse por ultima vez?
– No se preocupe, senor -intervino el senor Godfrey-. Yo llevo todas las llaves.
– ?La de la iglesia tambien?
– Si, senor, y la de la sala de las campanas.
– Oh, perfecto, excelente. A lord Peter le encantara subir a ver la sala de las campanas. Para mi, lord Peter, ver un conjunto de buenas campanas… ?Que dices, querida?
– Que no te olvides de la hora de la cena y que no entretengas demasiado a lord Peter.
– No, no querida. No te preocupes. Pero a el le gustara ver las campanas. Y la propia iglesia merece una visita. Lord Peter, tenemos una pila bautismal del siglo XII y el techo esta considerado como uno de los mejores… Si, si, querida, ya nos vamos.
Detras de la puerta los esperaba un panorama gelido. Seguia nevando con intensidad; incluso las huellas que habian dejado los campaneros hacia menos de una hora ya casi habian desaparecido. Avanzaron por el camino y cruzaron la carretera. Ante sus ojos, la iglesia se levantaba oscura y gigantesca. El senor Godfrey, que encabezaba la fila, guio a los demas con una antigua linterna por el cobertizo del cementerio y un camino delimitado por lapidas hasta la puerta sur, y la abrio tras un largo crujido del cerrojo. Los invadio un poderoso olor eclesiastico que era una mezcla de madera vieja, barniz, algo podrido, cojines para arrodillarse, libros de canticos, lamparas de parafina, flores y velas, todo cociendose a fuego lento en la calidez de las estufas de combustion lenta. La debil luz de la linterna enfocaba una amapola en un banco aqui, la base de una columna de piedra alla o el reflejo de las placas metalicas de las lapidas en las paredes. Los pasos resonaban de un modo extrano en la gran altura de la nave.
– Todo es de estilo transitorio -susurro el parroco-. Excepto la antigua ventana perpendicular del fondo del pasillo norte. Desde aqui no se ve. No queda nada de la construccion normanda original, solo un par de tumbas debajo del cancel, aunque si presta atencion, puede ver los restos del abside normando debajo del santuario ingles. Lo vera mejor a la luz del dia. Oh, si, Jack, si, perdon. Jack Godfrey tiene razon, lord Peter, no debemos entretenernos. Me dejo llevar por el entusiasmo con mucha facilidad.
Llevo a su invitado hacia la izquierda por debajo del arco de la torre y, desde ahi, siguiendo la estela de la linterna de Godfrey, subieron la empinada escalera de caracol del campanario, cuyos escalones estaban gastados despues de tantos anos de subir y bajar de la sala de las campanas. Despues de la primera vuelta, la procesion se detuvo: se oyo el tintineo de unas llaves y la luz de la linterna se desvio a la derecha a traves de una estrecha puerta. Wimsey, que seguia al grupo, llego a la sala de las campanas.
No era nada extraordinario, a excepcion de tener el techo un poco mas elevado de lo habitual a consecuencia de la excepcional altura de la torre. Durante el dia entraba mucha luz porque tenia una ventana de tres hojas en