principios y se quedara con el dinero. Ya habia dado senales de su permisividad hacia su sobrina al aceptar llevarla a la Casa Roja a pasar las Navidades en lugar de quedarse en Londres. En realidad, si la Casa Roja seguia abierta no era por culpa del senor Thorpe, que ya habia intentado ponerla a la venta, lo cierto era que no habia mucha gente dispuesta a quedarse con una mansion casi en ruinas, situada en medio de un desierto e hipotecada. Hilary tenia su caracter y, aunque a Wimsey le habria gustado que se instalara en Londres, apreciaba que la chica no quisiera perder las raices familiares. En este punto, Wimsey tambien era decisivo. Estaba en su poder arreglar la casa y pagar la hipoteca, algo que agradaria mucho al senor Thorpe, que no podia venderla sin su permiso. Aunque el factor decisivo para que Wimsey aceptara la invitacion era que, si iba a Fenchurch, ya tenia una excusa decente para no ir a la casa familiar en Denver y, de todas las cosas de este mundo, una reunion familiar era lo que menos le apetecia.

Asi pues, se instalo en Denver un par de dias, para fastidiar a su cunada y a sus invitados todo lo que pudo y, el dia de Nochebuena emprendio el viaje hacia Fenchurch St Paul.

– Parece que en esta zona -dijo Wimsey- se llevan todo el mal tiempo. El ano pasado nevaba y este ano llueve a mares. Bunter, estoy seguro de que es un golpe del destino.

– Si, milord -respondio el criado. Estaba muy unido a su senor, pero a veces le parecia que su necesidad de abrir las ventanas del coche era una nimiedad-. Una estacion muy dura, milord.

– Bueno, debemos darnos prisa, venga. Un alma contenta no descansa en el camino. No pareces muy contento, Bunter, aunque eres una de esas personas imperturbables. Nunca te he visto enfadado, excepto aquel dia por el asunto de la botella de cerveza.

– No, milord. Aquello me hirio el orgullo, por decirlo de alguna manera. Fue algo muy curioso.

– Un accidente, creo, aunque en aquel momento pudo parecer sospechoso. ?Donde estamos? Ah, si, en Lympsey, claro. Ahora solo tenemos que cruzar el Great Leam por la presa Oid Bank. No debemos estar lejos. Si, ahi esta. ?Dios mio! Hay agua en la carretera.

Aparco el coche en el puente, salio del vehiculo y se quedo debajo del aguacero que estaba cayendo mirando hacia la presa. Las cinco compuertas y los trinquetes de hierro del puente estaban completamente abiertos. El cauce del rio, oscuro y poderoso, pasaba por las compuertas, y arrastraba todo lo que se encontraba por su paso. Y mientras lo observaba, se produjo un cambio: unas olas se levantaron por encima del nivel del agua, como si hasta entonces hubieran estado reprimidas. Salio un hombre de la casa del vigilante y se coloco en su posicion en la presa, mirando hacia abajo. Wimsey lo saludo con la mano.

– ?Sube la marea?

– Si, senor. Debemos vigilar ahora para evitar danos mayores despues. Pero no subira demasiado a menos que se desborde. Esta llegando al nivel maximo, asi que tenemos que manipularlo un poco -contesto mientras cerraba las compuertas.

– ?Ves la idea, Bunter? Si cierran esta presa, todo el agua tendra que pasar por Oid Leam, que ya tiene bastante con la suya. Pero si la dejan abierta y el caudal es lo suficientemente fuerte como para que el agua que sobre vuelva hacia atras, inundaran todas las tierras por encima de la presa.

– Exacto, senor -dijo el hombre con una sonrisa en la cara-, Y si la inundacion hace retroceder el agua, se lo llevara a usted por delante. Todo depende.

– Entonces, esperemos que manipule las cosas a nuestro favor -repuso Wimsey con aire jovial. La cantidad de agua que pasaba por los arcos se iba reduciendo a medida que se cerraban las compuertas, los remolinos eran cada vez mas superficiales y lo que habia arrastrado la corriente empezo a acumularse debajo del puente-. Intente aguantarlo hasta que lleguemos a Fenchurch St Paul.

– No pasara nada, no se preocupe -dijo el hombre muy seguro de si mismo-. Esta presa funciona perfectamente.

Puso tanto enfasis en la palabra «esta» que Wimsey lo miro fijamente.

– ?Y que hay de la de Van Leyden's?

El hombre nego con la cabeza.

– No lo se, senor. Pero he oido que el viejo Joe Massey estaba muy preocupado por las viejas compuertas. Ayer fueron a verlas tres hombres, de un comite o una comision, creo. Aunque no se puede hacer mucho por las compuertas cuando baja este caudal de agua. Puede que aguanten o puede que no, ya veremos.

– Bueno, pues que bien -dijo Wimsey-. Venga, Bunter, vamonos ahora que podemos.

Esta vez fueron por la orilla sur o por lo que se conoce como el lado de Fenchurch St Paul del dique de los diez metros. Dique y cuneta estaban llenos de agua y a los campos les faltaba poco para volver a convertirse en terreno pantanoso lleno de agua y barro. Habia muy poco movimiento en la larga carretera. Ahora se cruzaban con un coche, que les salpicaba de agua y barro de los baches de la carretera, luego se cruzaban con un tractor, cuyo conductor se tapaba con un saco empapado que no le dejaba ver ni oir los demas vehiculos; luego se encontraban algun peon que volvia a casa pensando solo en sentarse junto al fuego con una jarra de cerveza en las manos. El agua cortaba tanto el aire que solo oyeron el familiar sonido de las campanas cuando llegaron a Frog's Bridge y supieron que los campaneros estaban practicando el carrillon de Navidad. El sonido atravesaba la lluvia y llenaba el aire de melancolia, como el ruido de las campanas de una ciudad inundada cuando luchan contra la marea.

Al llegar a la altura de la gran torre gris, giraron y pasaron junto al muro de la vicaria. Se acercaban a la puerta y oyeron unos bocinazos que les resultaron familiares; Wimsey redujo la velocidad mientras el coche del parroco asomaba el morro con precaucion. El senor Venables reconocio el Daimler y paro el motor del Morris en medio de la calle. Los saludo con la mano a traves de las cortinas laterales.

– ?Hola! ?Ha vuelto! -exclamo mientras Wimsey salia del coche y se acercaba a saludarlo-. Que suerte haberlo encontrado. Espero que me oyera. Siempre toco el claxon antes de salir porque la curva es muy cerrada. ?Como esta, querido amigo? Supongo que se dirige a la Casa Roja. Lo aguardan impacientes. Espero que, mientras este aqui, venga a vernos a menudo. Mi mujer y yo cenaremos con ustedes esta noche. Estara encantada de volverle a ver. Le he dicho que quiza me encontraria con usted por el camino. Que tiempo mas horrible, ?verdad? Ahora tengo que ir corriendo a bautizar a un nino que ha nacido en Swamp Drove, al otro lado de Frog's Bridge. No es un buen sitio, me han dicho, y ademas la madre esta muy enferma, asi que no puedo perder mas tiempo, porque supongo que tendre que hacer parte del camino a pie, con todo el barro, y ya no camino como antes. Si, estoy bastante bien, gracias, solo es un pequeno catarro. Oh, no es nada. El otro dia, que fui a un entierro en St Stephen, cogi frio. ?Ha venido por St Ives y Chatteris? Ah, ha venido directamente desde Denver. Espero que su familia este bien. He oido que las inundaciones han llegado a Bedford. Si helase, en Bury Fen podrian patinar por el pueblo, aunque no creo que lo haga. Dicen que un invierno verde engorda el cementerio, pero yo creo que para los mayores siempre es peor un invierno muy frio. Ahora debo irme. ?Perdon? No le he entendido. Las campanas suenan muy fuertes. Por eso toque el claxon con tanta potencia; a veces cuesta oir algo cuando estan tocando. Si, esta noche estan ensayando con unas stedman. Un dia tiene que venir y probarlas. Wally Pratt lo esta haciendo muy bien. Will Thoday toca esta noche. Estuve pensando en lo que me dijo, pero no vi ninguna razon para excluirlo. Actuo mal, por supuesto, pero estoy convencido de que no cometio ningun pecado grave; ademas, si dejara el grupo de campaneros, habria muchos comentarios. Las habladurias son lo peor que hay, ?no le parece? ?Dios mio! Estoy desatendiendo mis obligaciones por el placer de charlar con usted. ?Ese pobre nino! Debo irme. Espero que el motor no me de problemas. Es usted muy amable. Me averguenza abusar asi de usted. Siempre se enciende a la primera. Bueno, au revoir! Nos veremos esta noche.

Se marcho muy contento pasando junto a ellos a traves de la cortina de agua y haciendo eses por la carretera para evitar los charcos. Wimsey y Bunter se dirigieron a la Casa Roja.

Segunda Parte

Las aguas vuelven a su cauce

Abismo que llama al abismo, en el fragor de tus cataratas, todas tus olas y tus crestas han pasado sobre mi.

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