Sobre el rancho colgaba una luna que era como hocico de mula melancolica. Prefiriendo su luz al resplandor electrico que imperaba en la casa, donde los huespedes jugaban a las cartas y leian novelas de John Updike, Sissy dio una vuelta por los alrededores. Considero el hecho de que aquella luna que vertia su leche de mula (datos de su relacion molecular con la leche humana no disponibles en este momento) sobre picachos, sauces e intrigas de vaqueras era la misma que brillaba sobre el tejado de la casa de Julian. Era una consideracion trivial, el tipo de pensamiento que se escapa del coco del letrista aficionado y del colegial enamorado. Pero la ponia en contacto con sentimientos mas intensos. Ella y Julian Hitche, unidos emocional y legalmente (significase
No apuestes por ello, Sissy, querida.
Si tu cerebro fuese perceptiblemente mayor, lo bastante para forzar tu cuello de princesa Grace lo mismo que tus dedos preaxiales fuerzan tus munecas, es probable que tuvieses un intelecto superior. Pero es tambien probable, sin embargo, que, con el sistema nervioso necesario para encender un cerebro de ese tamano, fueses tan sensible a las locuras de la civilizacion que te vieses forzada a regresar al mar tal como hizo el delfin, de voluminoso cerebro. Tu certificado de muerte hablaria de «suicidio» y «ahogamiento», como si tu certificado de muerte fuesen notas de sobrecubierta del puente Golden Gate. No, los grandes cerebros son para esos grandes nadadores que son los delfines, y para los marcianos, que, a juzgar por sus esporadicas visitas, no parecen sacar gran cosa de la Tierra. Nuestros cerebros probablemente sean tan grandes como los suyos.
Las investigaciones neurologicas mas recientes indican que el cerebro se rige por principios que no podemos entender, y que el es tan debil o tan timido que es incapaz de comprender sus propios principios rectores, las leyes fisicas que parece condicionado a obedecer, asi que de poco va servirle a nadie enfrentar los Grandes Enigmas, ni aunque fuese tan grande como una panera (?uf, que idea tan repugnante!). Este autor aconseja a los lectores que utilicen lo mejor posible el cerebro (es un buen espacio de almacenaje y al precio justo) y luego pasen a otra cosa.
Lo mismo que Sissy, por ejemplo, cansada de cavilar sobre las conexiones invisibles, paso a sus pulgares y empezo a hacer senas de parada al canto de los grillos mientras volvia caminando a su habitacion.
46
FUE EL dia sexto, el dia que, en la version judeocristiana de la Creacion, dijo Dios: «Haya estricto entrenamiento de orinal y libre empresa.» Sissy salio del edificio principal. Inmediatamente, sus ojos se volvieron, como hacian siempre, hacia el Cerro Siwash.
A veces podia distinguir una figura humana alla arriba, perfilada contra la arcilla multicolor o surgiendo, mas cerca de la base, de una mata de juniperos, arrastrando tras ella su barba. Aquella manana se vio recompensada por la borrosa imagen y el rumor apagado de una conmocion.
Un grupo de vaqueras miraba tambien hacia el cerro. Se apoyaban en el vehiculo conocido como el «carro de peyote», una ranchera Dadge con una instalacion de acampada de madera hecha a mano en la parte trasera. Los aleros estaban tallados como las quijadas abiertas de lagartos y caimanes, piel verde y temibles dientes, que sobresalian en bajorrelieve por ambos lados de aquel compartimento de chillona pintura. Imagenes de iguanas y saurios de chasqueante lengua adornaban la puerta trasera. Las bocas blanco-hospital de las serpientes mocasines bostezaban desde todos los espacios que no ondulaban ya con los mortiferos anillos, culebreos escamosos y ojos hipnoticos de reptadores de cienagas y otras manifestaciones del totem primogenio. No habia duda de quien era la propietaria de aquel vehiculo, vestida como iba de negro intenso desde el sombrero de montar estilo espanol a las botas de piel de mamba: Delores (con una «e») del Ruby.
La misma Delores que se alejo al aproximarse Sissy, diciendo friamente por encima del hombro:
– La industria de la higiene femenina compra mujeres por cincuenta millones de dolares al ano.
Sissy se quedo asombrada ante aquella hostil referencia a sus actividades de chica Yoni Yum/Rocio. Como si fuese una cria de vibora de la fachada del carro de peyote, fue presa de pequenos espasmos en su labio inferior. Estaba acostumbrada a que se ridiculizaran sus pulgares y el uso al que los destinaba. Pero su modesta carrera de modelo era lo unico suyo que habia parecido meritorio a la gente.
– No le hagas caso a Delores -dijo Kym-. Tiene un palo clavado en el culo.
– Si -anadio Debbie-. Ya tengo ganas de que le llegue su «tercera vision» de una vez por todas.
La frente de Debbie hizo por su cuenta movimientos viperinos.
– Aunque bien pensado -anadio-, quizas no tenga gana ninguna.
Las vaqueras medio se rieron, medio gruneron. Parecia desazonarles la rudeza de Delores, aunque habia suficientes razones, considerando su conducta el dia anterior en la clase de recondicionamiento sexual, para que Sissy creyese que compartian la actitud burlona de su capataz hacia la industria que Sissy representaba.
Quiza fuese apropiado plantearse una revaloracion. Pero de momento, era la conmocion de aquel cerro, teoricamente sagrado para una dieciseisava parle de ella, lo que le interesaba.
– ?Que pasa alla arriba? -pregunto Sissy, con la esperanza de que no le temblara la voz.
– Otro grupo -contesto Kym- de buscadores de salvacion que intentan ver al Chink. Esta espantandoles; como siempre. ?Que farsa!
– Mierda -grito Big Red-. Todo es culpa de Debbie. Debbie escribio a todas sus amistades y les dijo que vivia alla arriba el gran brujo, y la noticia corrio como manteca caliente. Asi que ahora vienen hasta de San Francisco, esperando que el viejo pedo les revele la verdad. Pero el nunca le dice nada a nadie.
– Habla mucho con Jellybean -corrigio Debbie.
– Puede que si y puede que no -contesto Big Red-. Sospecho que Jelly solo le sigue la corriente para que nos deje en paz… y el hace lo mismo con ella. ?Vaya, ahi viene! Mira como corren tus peregrinos, Deb. Pierden el interes por la salvacion demasiado rapido; quiza le dejen al viejo unos meses de tranquilidad. No es que se lo merezca.
Sissy se preguntaba por que consideraria Debbie al Chink una especie de brujo. Se lo pregunto.
– Es una buena pregunta -dijo Debbie, que era aproximadamente tan linda como Bonanza Jellybean, aunque vistiese como sus companeras, de rnodo mas convencional-. Una buena pregunta, si. Sabes, Sissy, que los sabios, los santos y los caudillos espirituales o como quieras llamarles, no andan predicando por ahi ni escriben libros ni recluian discipulos ni predican en la astrocupula de Houston. Algunos se mantienen casi invisibles entre nosotros, Swami Vivekananda dijo una vez que Buda y Cristo eran heroes de segunda fila. Dijo que los hombres mas grandes pasaron inadvertidos. No se manifestaron ni exigieron nada, no fundaron escuelas ni sistemas con su nombre. En vez de destacarse, simplemente se fundieron en amor…
– ?Amor! -interrumpio Big Red-. Mejor seria decir grasa.
Debbie sonrio pacientemente.
– Vivekananda -continuo- indicaba que los estadistas y generales y ricachos que nos parecen tan importantes, son en realidad figuras de muy bajo nivel, El dijo: «Los hombres superiores son tranquilos, silenciosos y desconocidos.» ?No te parece maravilloso? Los autenticos maestros pocas veces se manifiestan, salvo en las vibraciones que dejan tras si, con las que los gurus menores elaboran sus doctrinas. Pero hay medios para reconocerlos. El Chink, como le llaman, parece una persona dificil (se niega incluso a reir en mi direccion), pero en su silencio y en sus misteriosas actitudes da signos de…
– Si, si puedes considerar un signo el tocarse el pito -intercalo Big Red.
– …signos de elevada sabiduria -continuo Debbie-. Fue un error mio escribir a mis antiguos hermanos y hermanas de la liga del Avatar del Acido Atomico habiendoles de el, aunque muchos de ellos busquen desesperadamente la iluminacion, ahora me doy cuenta. Pero no me equivoque en mi valoracion de el, de eso estoy segura.
Hizo una pausa, rascando sus dedos ensortijados por las curvas de una serpiente de coral tallada.