– Es muy probable que tenga usted razon -convino el doctor Goldman-. Ya sabe que hay desviados sociales y de la conducta que desarrollan subculturas que, como los ghettos etnicos y raciales, constituyen refugios donde los individuos pueden vivir con libertad y apoyo mutuo, e insisten en que son tan correctos como cualquier otro. Los desviados sociales, los homosexuales y los drogadictos, por ejemplo, pueden agruparse en clanes o vivir en comunidades reducidas y aseguran que no son solo tan buenos, sino mejores en realidad que los «normales», y que la vida que llevan es superior a la que lleva la mayoria. El individuo socialmente estigmatizado, al entrar en una subcultura, acepta su alienacion de la otra sociedad mas amplia y, al identificarse con almas similares, pretende ser absolutamente «normal» o incluso superior como ser humano y que los disminuidos son los demas. Este tipo de ajuste es mucho mas facil para minorias etnicas, como los judios, los arnishes o los panteras negras, y para ios marginados sociales estigmatizados como jipis, drogadictos y homosexuales, que para los ciegos, los sordos y los mermados ortopedicamente. En cuanto a su mujer, quizas haya elegido hacer una subcultura de si misma, como si dijesemos.
»Dice usted que frecuentemente hace esfuerzos sinceros para funcionar como una esposa normal de un hogar normal; en fin, todo no conformista cree en secreto que podria vivir una vida normal si lo decidiera, y sin duda su esposa pretende demostrar que, dentro de sus limitaciones funcionales, puede adaptarse a voluntad. Sin embargo, como usted dice, mientras no considere su detecto como tal y se complazca en el y en la vida fantastica que ha construido a su alrededor, no es probable que lo logre.
»De momento no creo aconsejable, sin embargo, obligarla a venir a la clinica contra su voluntad.
– No, no, yo no quiero eso -dijo Julian.
Pero aquella noche, cuando regreso a casa y vio lo que habia hecho Sissy, telefoneo al doctor Goldman.
– Voy a llevarla -gimio.
55
– HAY DOS TIPOS DE LOCOS -dijo el doctor Goldman. Dijo esto en privado, a amigos intimos, y sin la menor intencion de que le citasen-. Primero, los de instintos primitivos, agresivos y sexuales, desviados, deformados, obstruidos o alterados a edad temprana por razones ambientales y/o biologicas, y que ya no pueden controlarlos. Pocos pueden recuperar completa y permanentemente ese equilibrio que llamamos «cordura», pero se les puede hacer afrontar el origen de su mal, compensarlo, reducir sus sustituciones negativas y que se adapten hasta el punto de poder abordar la mayoria de las necesidades sociales sin una dificultad dolorosa. Mi mayor satisfaccion en esta vida es ayudar a tales personas a adaptarse.
»Pero hay otros individuos que
Segun las clasificaciones extraoficiales del doctor Goldman (y el habria sido el primero en calificarlas de personales y en exceso esquematicas), los «problemas» mentales de Sissy Hankshaw Hitche encajaban exactamente en la primera categoria, pues no habia duda alguna de que la habian visitado suficientes traumas en sus anos de formacion. Sin embargo, tras dos sesiones con ella, en una de las cuales le administro el «suero charlatan» para vencer su resistencia, quedo el doctor Goldman con la desazonante conviccion de que Sissy pertenecia en parte, si no totalmente, a la categoria de los voluntariamente enloquecidos.
Como esta segunda categoria le irritaba, e incluso le asustaba un poco, decidio el doctor Goldman pasar el caso de Sissy a uno de sus ayudantes. Decidio, en concreto, descargar el caso de Sissy en el doctor Robbins, el joven interno que habia asumido hacia muy poco responsabilidades en aquella clinica del East Side residencial.
El doctor Robbins pasaba mucho tiempo en el jardin, con una expresion sonadora. Parecia Doris Day con bigote. Se le habia oido gritar a un paciente que se quejaba de que no tenia objetivos en la vida:
– ?Objetivos! ?Los objetivos son para los animales, que tienen mucha mas dignidad que la especie humana! Usted lo que tiene que hacer es saltar a ese extrano torpedo e ir en el adonde le lleve.
A un paciente que habia expresado deseos de superar su supuesta irresponsabilidad, el doctor Robbins le habia dicho:
– El hombre que se considera «responsable» es que no ha analizado honradamente sus motivaciones.
A un paciente que se mostro ofendido, le habia gritado el doctor Robbins:
– ?No se sienta ofendido! Sea ofensivo.
Dos pacientes, al menos, habian recibido del doctor Robbins el siguiente consejo:
– ?Asi que se considera usted un fracasado, eh? Bueno probablemente lo sea. ?Y que? En primer lugar, si es usted razonable ya tendria que haberse dado cuenta de que pagamos tan caros nuestros triunfos como nuestros fracasos. Adelante y fracase. Pero fracase con ingenio, fracase con gracia, fracase con estilo. Un fracaso mediocre es tan insufrible como un exito mediocre. ?Abrace el fracaso! Escojalo. Aprenda a amarlo. Puede ser el unico modo de ser libre,
No deberia sorprender pues, el que parte del personal de la clinica mirase al nuevo interno con poca simpatia. El doctor Goldman, sin embargo, aguantaba todas las presiones y no despedia al doctor Robbins.
– Estos jovenes salen hoy dia de la facultad con la cabeza llena de Eric Erickson y R.D. Laing. Robbins es inteligente y esas ideas extremistas solo resultan atractivas una temporada. En cuanto lleve seis meses de practica se dara cuenta de que son bazofia idealista e ira rechazandolas.
El doctor Goldman fue a ver al doctor Robbins al jardin, donde este oslaba cogiendo una planta de azafran. Le dio el expediente de Sissy.
– Cuando entreviste usted a la senora Hitche, debe tener en cuenta las siguientes variables: Depresion, tensiones combinadas con sentimiento de culpa, consecuencia de la sensacion de que la deformidad es un castigo, lo que tiende a inmovilizar al deformado con la tristeza, el desvalimiento y la inadaptacion consiguientes; pesimismo: una defensa contra el medio reflejada por la verbalizacion de un nivel limitado de aspiraciones; identificacion inadecuada con el papel femenino: escasa identificacion con todo aquello que en nuestra sociedad constituye lo femenino, con la pasividad y letargia consecuentes; impulsividad sociopatica: emociones que se traducen en acciones agresivas sin que tengan importancia las consecuencia para los demas; ambicion compensatoria inadecuada: incapacidad de movilizar energia suplementaria para superar las limitaciones fisicas de la deformidad; y, sobre todo en este caso, compensacion invertida: negacion de la deformidad o capitalizacion irracional de ella, exagerada hasta el nivel de los delirios de grandeza. Una serie de preguntas bien preparadas reduciria esas variables con bastante rapidez a una o dos de interes basico, y sospecho que mas bien sera la ultima la que opere con mayor fuerza.
Cuando vio a Sissy a la manana siguiente, sin embargo, ignoro el doctor Robbins el tipo de interrogatorio sugerido por el doctor Goldman y pregunto a Sissy directa y simplemente:
– ?Por que solto usted los pajaros de su marido?
– No podia soportar mas verlos enjaulados -contesto Sissy-. Merecian ser libres.
– Si, entiendo. ?Pero no se da cuenta de que esos pajaros llevaban toda su vida enjaulados y estaban acostumbrados a que alguien les alimentara? Ahora tendran que alimentarse solos en una inmensa ciudad, extrana para ellos, cuyas reglas no conocen y donde probablemente se sientan aterrados y confusos. No seran felices con su libertad.
Sissy no vacilo.
– Solo hay una cosa en este mundo -dijo- mejor que la felicidad. Y es la libertad. Es mas importante ser libre que ser feliz.
El doctor Robbins vacilo.
– ?Como ha llegado usted a esa conclusion? -pregunto.
– Quiza lo haya sentido siempre -dijo Sissy-. Pero fue el Chink quien me lo expuso con palabras.
Entonces, el doctor Robbins ya no vacilo. Como si se tratase del arco de un violin, paso y repaso con un dedo su andrajoso bigote. Resulto una musica suave y seca, una musica capaz de mover a un copo de caspa a decirle a otro: «Querido, estan tocando nuestra pieza.» Luego, acciono el interno el intercomunicador de la oficina.