– ?Que tiene que ver la terapia oriental con Jesus, -pregunto Sissy-. ?O contigo? -y sonrio, mirando la cascada de bayas de junipero para que el no la creyera indiferente a sus habilidades.

En formacion de grupo, siguieron las bayas a la piedra por el borde del precipicio. ?Ratones, no olvideis poneros los cascos!

– Bueno, si no te lo figuras tu misma… -dijo el Chink-. Meher Baba, Guru Maharaj Ji, Jesucristo y todos los demas santones que acumularon seguidores en anos recientes, han tenido un truco en comun. Todos ellos exigian devocion ciega. «Amame con todo tu corazon y toda tu alma y toda tu fuerza y haz lo que te mando.» Este ha sido el mandamiento comun. Bien, magnifico. Si puedes amar a alguien de modo tan absoluto y tan puro, si puedes consagrarte por completo y sin egoismo a alguien (y ese alguien es un alguien benevolente) tu vida mejorara inevitablemente con ello. Tu misma existencia puede transformarse por ese poder, y la paz mental que engendre persistira mientras vivas.

»Pero es terapia. Una terapia maravillosa, admirable, ingeniosa, pero solo terapia. Alivia los sintomas pero ignora la enfermedad. No resuelve un solo interrogante universal ni acerca a nadie un paso mas a la verdad ultima; sienta bien, desde luego, y yo soy partidario de todo lo que siente bien. No lo desechare. Pero que nadie se engane: la devocion espiritual a un maestro popular con un dogma ambiguo es solo un metodo para hacer la experiencia mas tolerable, no un metodo para comprender la experiencia ni siquiera para describirla con precision.

»Para soportar la experiencia, el discipulo se entrega al maestro. Es comprensible este tipo de reaccion, pero ni es valeroso ni liberador. Lo valeroso y liberador es abrazar la experiencia y tolerar al maestro. Asi podriamos, al menos, aprender que es lo que experimentamos, en vez de camuflarlo con amor.

»Y si tu maestro te amara sinceramente, te diria esto. Para escapar a las ligaduras de la experiencia terrena, te ligas a ti mismo a un maestro. Una atadura es una atadura. Si tu maestro te amase realmente, no te exigiria devocion. Te dejaria libre… de el mismo, en primer lugar.

»Piensas que me porto como un ogro frio de corazon porque echo a la gente. Todo lo contrario. Solo libero a mis peregrinos antes de que se conviertan en mis discipulos. Es lo mejor que puedo hacer.

Sissy cabeceo pensativa.

– Eso esta bien; esta bien, de veras. El unico problema es que tus peregrinos no lo saben.

– Bueno, que lo deduzcan. De otra forma, no haria mas que servirles la misma papilla precocida y empaquetada. Todos tenemos que aclarar la experiencia por nosotros mismos. Lo siento. Comprendo que la mayoria de la gente necesita aferrarse a simbolos objetivos y externos. Es lamentable. Porque lo que estan buscando, sepanlo o no, es interno y subjetivo. ?No hay soluciones de grupo! Cada individuo debe descubrirlo por si solo. Hay guias, desde luego, pero hasta los guias mas sabios son ciegos en tu sector de la madriguera. No, lo unico que puede hacer un individuo en esta vida es agrupar a su alrededor su integridad, su imaginacion y su individualidad… y con ellas siempre consigo, en primera linea, y con vision clara, lanzarse al baile de la experiencia.

»?Se tu propio maestro!

»?Se tu propio Jesus!

»?Se tu propio platillo volante!

»i Rescatate!

»?Se tu propio amante! ?Libera el corazon!

Sobre la soleada roca en la que se sentaba con las bragas empapadas de semen, Sissy se estaba muy quieta. Suponia que le habian dado mucho en que pensar. Habia, sin embargo, una pregunta mas en su mente, y al fin la formulo:

– Tu usas con bastante frecuencia la palabra «libertad» -empezo-. ?Que significa exactamente libertad para ti?

La respuesta del Chink fue rapida:

– Bueno, la libertad de jugar libremente en el universo, desde luego.

Con esto, estiro la mano y agarro la cinta elastica que anclaba las bragas de Sissy y a sus caderas. Ella alzo las piernas y en un suave movimiento, se las quito… y las tiro por el despenadero. En el mundo ratonil de Dakota, fue todo un dia en cuanto a fenomenos aereos.

72

QUIZA SIMPLEMENTE LAS nubes se enfermasen de tanta publicidad. Posar para la gran camara de Ansel Adams habia sido aceptable; los paisajistas que las habian pintado habian sido comprensivos y discretos; hasta su aparicion en algunas peliculas, flotando sin trabas al fondo mientras vaqueros y soldados ejecutaban sus varoniles hazanas, mas que ofender a las nubes, las habia divertido. Pero aquellos satelites meteorologicos de ahora, aquellos paparazzi del espacio exterior siguiendolas a todas partes, fotografiandolas constantemente, sin permitirles paz ni intimidad, sus imagenes en los periodicos todos los dias… que bien sabian lo que sentia Jackie. Y Liz. Quiza las nubes estuviesen hartas y cansadas de esto. Quiza se hubiesen zambullido bajo el Polo Sur, con gafas oscuras y pelucas, para unas bien merecidas vacaciones.

En fin, llevaba dos semanas lo menos sin aparecer una nube sobre las llanuras norteamericanas. Esa estacioncilla llamada veranillo de San Martin subsistia. El cielo, tan abierto y seco como retorcido y pegajoso es el cerebro, se extendia sobre las colinas de Dakota permitiendo al sol calentar, sin interrupcion salvo de noche, las largas plumas de las quietas grullas chilladoras, los jubilosos rostros de las vaqueras postrevolucionarias y los tejidos rectales de Sissy Hitche.

Aunque su mente no tenia conciencia de que Marie Barth, ademas de millones de arabes, lo disfrutaba regularmente, el cuerpo de Sissy no habia decidido aun si el extrano placer de la relacion anal compensaba el extrano dolor. El Chink, con aceite de name como lubricante, acababa de actuar durante media hora en el orificio fundamental de Sissy, y ella descansaba bocabajo al sol sobre una manta.

Tan quieta estaba, que su anfitrion alzo al fin los ojos del cinturon de piel de serpiente que estaba cosiendo (lo cambiaria en Mottburg por castanas de agua y names) y le pregunto que pensaba. Halagada de que un hombre tan autonomo se interesase por sus pensamientos, Sissy respondio enseguida:

– Pensaba en las vaqueras.

Era cierto; estaba pensando en las vaqueras. Solo su recto, que palpitaba suavemente, prestaba atencion a su recto, suavemente palpitante.

– Has conseguido no explicarme lo que te parecen las vaqueras.

Volviendo su atencion a la delgada y escamosa piel, cada una de cuyas escamas incendiadas de sol reflejaba para Sissy un mal recuerdo de Delores, tosio y carraspeo el Chink, murmurando a traves del ultimo carraspeo.

– Desde luego han mejorado la vista desde aqui. Umm. Caf.

– Asi que solo son cositas lindas para que tu las veas, ?eh? -dijo Sissy. Habia en su voz un tono acusatorio. Se pregunto de que procedia.

– Me parece curioso que una mujer que trabajo de modelo profesional critique el mirar tan alegremente -el Chink alzo los ojos lo suficiente para asegurarse de que le habia entendido y luego volvio a la elegante epidermis del lugubre reptante-. Son bonitas, si. Aunque no todas son cositas -quiza recordase cuando habia visto a Big Red lidiar con un novillo-. Hay otras razones para mirarlas, sin embargo.

– ?Por ejemplo?

– Bueno, Sissy, mira, ha caido sobre nuestro pueblo en los ultimos anos un gran chaparron. Motines, rebeliones, guerras innecesarias, amenazas de guerra, drogas que abrian la mente al infinito y drogas que la arrojaban para siempre a la olla de gachas. Asombrosos avances tecnologicos y confusos desmoronamientos de valores establecidos, corrupcion politica, corrupcion policial y corrupcion empresarial, manifestaciones y contramanifestaciones, inflaciones y recesiones, crimen en las calles y crimen en las suites, derramamientos de petroleo y festivales rock, elecciones y asesinatos, esto, aquello y lo de mas alla. Bien, tu y yo nos separamos de todos esos acontecimientos, no nos han afectado. Tu pasaste a traves de ellos. Yo los deje pasar a traves mio. Tu practicaste el arte del movimiento continuo; yo practico el arte de la quietud. El resultado ha sido muy similar.

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