Pekin o Moscu o El Cairo para alborotar la situacion internacional que era desesperada, como siempre. El nuevo Presidente se sentia rebajado, se sentia muy mal ante la idea de que esperasen que presidiese una reunion para tratar de unas aves zancudas. Realmente, se habria negado de no haberle informado que el Pentagono y el Petroleo querian conferenciar con el. Nuevo en el puesto, percibio sin embargo que, como Presidente, no podia ignorar al Pentagono y al Petroleo, igual que no habia podido hacerlo como miembro del Congreso, pero percibia tambien, en las burbujas de su bilis, que lamentaria aquella maldita conferencia sobre las grullas chilladoras.

El interes de los militares y de los petroleros por el asunto del Rosa de Goma era reciente. Hasta entonces, la cuestion solo preocupaba al Departamento de Justicia, que deseaba poner fin (a su modo habitual) a lo que consideraba desafio, subversion y apropiacion ilegal de bienes federales, y al Departamento del Interior, que deseaba colocar de nuevo a las grullas donde estaban antes y quitarselas de encima. Cuando los generales y los petroleros sugirieron un enfoque distinto, Justicia e Interior estuvieron, en lineas generales, de acuerdo.

La reunion se inicio con las explicaciones del Presidente del FBI al nuevo Presidente sobre las barricadas que las vaqueras habian construido justo delante de la bandada de grullas. Lo califico de «astuta y diabolica tactica», pues si los agentes federales disparaban contra las jovenes, correrian peligro las vidas de las grullas.

– Mantienen a las grullas como rehenes, en realidad -dijo el jefe del FBI-. Nos tienen cogidos.

Luego cedio la palabra al Pentagono, a quien representaba un general de cuatro estrellas de las fuerzas aereas. El general, sacando datos y cifras de una carpeta azul de plastico, explico al nuevo Presidente que aquella bandada de grullas chilladoras habia sido una espina en la carne de los militares durante mas de treinta anos. Desde 1942, la mejor zona de bombardeo, con mucho, y la mas utilizada de Norteamerica, habia sido la de la isla de Matagorda, en la costa texana del Golfo de Mexico. La mayoria de las tripulaciones de los B-52 que servian en Vietnam se habian entrenado en el sector de Matagorda, por ejemplo. Ademas, los helicopteros armados habian utilizado con frecuencia y eficacia la zona para sus entrenamientos. Como las grullas chilladoras invernaban en Matagorda o en la tierra firme proxima a la bahia de San Antonio, en lo que se conoce como la Reserva Nacional de Aransas, la fuerza aerea y el ejercito habian sido acusados frecuentemente por los ecologistas de provocar la extincion de la especie. Presionado, hasta el Departamento del Interior habia empezado a incordiar a la fuerza aerea por este motivo. Las operaciones navales y de guardacostas de la zona habian sido tambien criticadas y obstaculizadas, segun el general. Explico al Presidente que el Pentagono consideraba a las grullas perjudiciales para el interes primordial de la defensa del pais.

No es que el nuevo Presidente fuese una belleza, desde luego, pero era bastante mas guapo que su predecesor. El nuevo Presidente tenia una cara que podia haber confortado a un orangutan solitario. Podria dibujarse una buena caricatura del nuevo Presidente con una salchicha mojada en esa pintura que se usa para pintar con los dedos. Habia algo muy proximo a la farsa en la forma en que el nuevo Presidente cabeceo casi sabiamente, al concluir el testimonio del Pentagono y en la forma en que estiro la cabeza para mostrar absoluta atencion cuando el represenante de los intereses petroliferos, sacando datos y cifras de una cartera de cuero, inicio su exposicion.

No hacia falta recordar al nuevo Presidente la crisis energetica, pero el representante del petroleo lo hizo. Luego paso a informar al jefe del ejecutivo de que habia grandes cantidades de petroleo desperdiciandose en el lecho del mar porque se habia prohibido sondear en la costa de la region Matagorda-Aransas a causa de aquella bandada de aves, aves que no aportaban ni un centimo al producto nacional bruto y que nada significaban en las negociaciones con los arabes. ?Te haces idea del cuadro? El nuevo Presidente se la hizo. Quiza fuese exagerado decir que las grullas chilladoras eran quebradiza gravilla entre las sabanas de la cama de la economia, pero constituian sin duda un obstaculo mas en la tarea de estirar la ropa de tan deshecha cama.

Una vez mas, tomo la palabra el Presidente del FBI. Era casi seguro, dijo, que habria un enfrentamiento en el rancho de Dakota. Describio a las supuestas vaqueras como subversivas fanaticas violentamente opuestas al sistema de vida norteamericano. Aquellas mujeres querian derramamiento de sangre, dijo. Se habian burlado de una orden judicial. Se habian negado a negociar. En aquel mismo instante, estaban apuntando con armas de fuego, posiblemente de origen comunista, a agentes del gobierno.

Al Director del FBI le parecia inevitable que los abogados federales se enfadaran. Esto no le preocupaba lo mas minimo, pues la capacidad de accion y los medios de los agentes del FBI y de los agentes federales se impondrian rapida y absolutamente. Ademas, del enfrentamiento podrian derivarse beneficios positivos. Si al responder al fuego de las vaqueras los agentes acribillasen «accidentalmente» a las grullas chilladoras… Si latas de gases lacrimogenos superpotentes, dirigidos teoricamente contra las vaqueras cayesen enmedio de las aves, muy susceptibles, al parecer, a los gases lacrimogenos… En la operacion de captura de las cuatreras, la bandada de grullas podria quedar tan diezmada que el gobierno se viese obligado a capturar a las escasas supervivientes y colocarlas en zoos. Asi, de una sola barrida, los Estados Unidos podrian librarse de una banda de malhechoras y de la molestia de las grullas chilladoras. ?Podia el Presidente (en secreto, por supuesto) apoyar esta accion?

El nuevo Presidente deseo estar en la pista de golf, deseo tener un vaso de whisky, deseo que un ayudante le entregase una declaracion para leerla, deseo esto y deseo aquello, pero ninguna hada madrina ayudo al Presidente. Era el 29 de septiembre, cumpleanos de Brigitte Bardot; quiza todas las hadas que concedian deseos estuviesen en Francia esperando que Brigitte Bardot apagase las velas de su tarta.

El Presidente abrio al fin sus muerdeplatanos para conceder que el plan tenia su merito, pero, ay, el no creia que el publico aguantase que los agentes federales dispararan contra muchachas, casi adolescentes.

La otra media docena de asistentes a la conferencia no estaban de acuerdo. Senalaron que aquellas chicas eran delincuentes, estaban armadas y constituian un peligro, una inmoralidad, una influencia alteradora, que eran, en fin, enemigas del bien publico… lo mismo que las jovenes que habian sido aniquiladas en Los Angeles. No habria mas protestas populares que en las ejecuciones de Los Angeles, y muchas menos que en la representacion efectuada en la Universidad Estatal de Kent. Ademas, si la prensa ayudaba un poco, el gobierno no tendria problema para achacar el tragico destino de las grullas a las acciones violentas e ilegales de las vaqueras. La mayoria bienpensante creeria que las chicas habian recibido su merecido.

– Ademas -dijo el hombre al que el nuevo Presidente habia nombrado nuevo Vicepresidente-, politicamente no hay ningun problema. Los corazones tiernos me pusieron verde por permitir que se tratase con rigor a los sublevados de la prision de Attica, pero eso no perjudico lo mas minimo mi carrera. Quiza subestime usted, senor Presidente, el sentido moral del pueblo norteamericano.

Era un argumento convincente, aunque tal como fue formulado hizo poco por suavizar la textura de la bilis del Presidente. La mirada del nuevo Presidente fue del Pentagono al Petroleo, del Petroleo al Pentagono. Estaba atrapado y lo sabia. Achicando los rayos de sus ojos simiescos, para sugerir que era a la vez concienzudo e independiente, dijo:

– Tendre que pensarlo un poco.

Se levanto, en una version actor aficionado de dignidad, golpeandose dolorosamente el muslo contra la mesa de conferencias. Caros zapatos de artesania, que recordo de pronto que eran un regalo del grupo de presion petrolero, le condujeron fuera de la sala.

En cuanto pudo, cambio aquellos zapatos por zapatos de golf. Antes de salir para el club de campo Arbol Ardiendo, el nuevo Presidente llamo a su ayudante de mas confianza.

– Quiero que dentro de dos horas… no, mejor de tres, digas al FBI que he decidido aprobar la Operacion Apaga Chillido.

El nuevo Presidente salio a la Tierra Verde y se dispuso a lanzar su pelotita.

114

SISSY HANKSHAW HITCHE jamas consiguio volver al Lago Siwash. Ningun pulgar fue lo bastante grande, ninguna capacidad de movimiento lo bastante perfecta, ningun dominio del paisaje y sus viajeros lo bastante fuerte como para llevarla hasta alli. Guardias y agentes del FBI la hicieron volver atras. Habian aparcado sus vehiculos blindados en la cima y tomaban posiciones desde mas cerca para la inminente lucha. Las fuerzas federales la retuvieron para interrogarla y, una vez en libertad, quedo bajo la desagradable custodia de un guardia que la escolto hasta la entrada del Rosa de Goma y le indico la direccion de Mottburg.

Se necesitaba, por supuesto, mas que eso para detenerla. Volvio atras, siguiendo el pie del Cerro Siwash y adentrandose en las colinas del sur, con el proposito de llegar al lago por el oeste, o por el lado de la pradera, el

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