que seguir haciendolo si no queria quedar como un tonto. Me gustaria saber lo que Bartrum estaria dispuesto a pagar para que no se descubriera. Pero al menos ya sabemos por que Copeland y la senora Bartrum subieron juntos al ultimo piso; aunque a el no le hacia falta ninguna excusa, puede subir siempre que quiera. Un pequeno problema que nos quitamos de encima.

– En realidad, no -objeto Kate-. En Innocent House han sido todos muy discretos, especialmente los socios, pero la senora Demery y los empleados jovenes nos han dicho lo suficiente para hacernos una idea bastante aproximada de lo que ocurria. Con Gerard Etienne al mando, ?cuanto crees que habrian durado Copeland y Bartrum en la empresa? Copeland quiere a su hija y ella quiere a su marido; sabe Dios por que, pero por lo visto es asi. Viven felices juntos, tienen una hija. Los dos tenian mucho que perder, ?no?, tanto Bartrum como Copeland. Y no olvidemos una cosa de George Copeland: es el que se ocupa de las pequenas reparaciones de la casa. Es un manitas. Probablemente es el sospechoso que habria tenido menos problemas para desconectar la estufa de gas. Y habria podido hacerlo en cualquier momento sin ningun peligro; la unica persona que utiliza habitualmente el despachito de los archivos es Gabriel Dauntsey, y el nunca enciende la estufa. Si tiene frio, se trae su propia estufa electrica. No es un pequeno problema que nos quitamos de encima; es otra maldita complicacion.

Libro cuarto . La evidencia escrita

46

El anochecer del jueves 21 de octubre, Mandy salio de la oficina una hora mas tarde de lo acostumbrado. Habia quedado con Maureen, su companera de piso, en que se encontrarian en el pub White Horse de la calle Wanstead para cenar alli y asistir a la actuacion de un grupo musical. Se trataba de una celebracion por partida doble: Maureen cumplia diecinueve anos y habia empezado a salir con el bateria del conjunto Los diablos a caballo. La actuacion estaba prevista para las ocho, pero el grupo se reuniria en el pub una hora antes para cenar. Mandy se habia llevado una muda de ropa a la oficina en la maleta de la moto y pensaba ir directamente al White Horse. La perspectiva de la velada y, sobre todo, de volver a ver al lider del conjunto, Roy -del que habia decidido que le gustaba bastante o, al menos, que estaba dispuesta a que le gustara si la noche iba bien-, habia proyectado sobre la jornada un resplandor de alegre expectacion que ni siquiera la silenciosa y casi maniaca concentracion de la senorita Blackett en el trabajo consiguio oscurecer. Ahora la senorita Blackett trabajaba para la senorita Claudia, que se habia instalado en el despacho de su difunto hermano. Tres dias despues de su muerte, Mandy alcanzo a oir como la alentaba a ello el senor De Witt.

– Es lo que el hubiera querido. Ahora eres la presidenta y directora gerente, o lo seras cuando aprobemos la necesaria resolucion. No podemos dejar el despacho vacio. A Gerard no le habria gustado que lo conservaramos como un santuario a su memoria.

Unos cuantos empleados se habian marchado de la empresa inmediatamente, pero los que se quedaron, ya fuera por deseo o por necesidad, se encontraron unidos por una camaraderia tacita basada en la experiencia compartida. Juntos esperaban, se interrogaban y, cuando no estaban presentes los socios, intercambiaban rumores y conjeturas. Los ojos brillantes de Mandy y sus oidos atentos no dejaban escapar nada. Habia llegado a parecerle que Innocent House la tenia cautivada de un modo misterioso, y se dirigia cada manana a trabajar estimulada por una mezcla de excitacion y curiosidad sazonada de miedo. Aquel cuartito desnudo, donde el dia que se presento en la empresa habia podido contemplar el cadaver de Sonia Clements, dominaba su imaginacion tan poderosamente que todo el ultimo piso, todavia cerrado salvo para la policia, habia adquirido para ella algo del poder aterrador de un cuento de hadas: era como el cubil de Barba Azul, el territorio prohibido del horror. No habia visto el cadaver de Gerard Etienne, pero en su imaginacion refulgia con la vivida nitidez de un sueno. A veces, antes de dormirse, se imaginaba los dos cuerpos juntos en el cuarto -la senorita Clements tendida en su triste decrepitud, el semidesnudo cuerpo masculino en el suelo a su lado- y observaba aterrorizada como sus ojos vidriosos y apagados parpadeaban y se iluminaban, y como la serpiente empezaba a palpitar y cobraba una vida legamosa, extendiendo su roja lengua en busca de la boca muerta para contraer los musculos y sofocar la respiracion. Pero sabia que estas imaginaciones aun eran controlables. La seguridad que le proporcionaba el conocimiento de su inocencia, asi como el sentimiento permanente de que no corria verdadero peligro, le permitian disfrutar de la euforia medio culpable del terror simulado. Pero tambien sabia que Innocent House estaba infectada de un miedo que iba mas alla de sus caprichosas imaginaciones. Por la manana, cuando bajaba de la moto, el olor del miedo empezaba a impregnarla como si se tratase de la niebla del rio, y cuando cruzaba el portal ese miedo se intensificaba y la envolvia. Veia el miedo en la amable mirada de George cuando la saludaba, en la cara tensa y los ojos inquietos de la senorita Blackett, en los pasos del senor Dauntsey mientras, subitamente envejecido y sin rastro alguno de vigor, subia penosamente la escalera. Oia el miedo en las voces de todos los socios.

El miercoles por la manana, justo antes de las diez, la senorita Claudia convoco al personal en la sala de juntas. Acudieron todos, incluso George, que habia dejado la centralita conectada al contestador, y Fred Bowling, el piloto de la lancha. Llevaron sillas para formar un semicirculo y los otros tres socios ocuparon su lugar en la mesa, la senorita Peverell a la derecha de la senorita Claudia y los senores De Witt y Dauntsey a su izquierda. Cuando se recibio la llamada convocando la reunion, la senorita Blackett colgo el telefono y dijo: «Tu tambien, Mandy. Tu ya eres de la casa.» Y Mandy, aun a su pesar, experimento una breve oleada de satisfaccion. Los primeros en llegar fueron sentandose, un tanto cohibidos, en la segunda fila, y a Mandy no le paso por alto el peso colectivo de excitacion, expectacion e inquietud.

Cuando la ultima en llegar se escabullo, sonrojada, hacia un asiento de la primera fila y la puerta de la sala quedo cerrada, Claudia pregunto:

– ?Donde esta la senora Demery?

Le respondio la senorita Blackett:

– Quizas ha creido que no estaba incluida.

– Todo el mundo esta incluido. Vaya a buscarla, por favor, Blackie.

La senorita Blackett salio apresuradamente y, tras un par de minutos durante los cuales todos los presentes esperaron en completo silencio, regreso con la senora Demery, que aun llevaba puesto el delantal. La recien llegada abrio la boca como si fuera a hacer algun comentario despectivo, pero evidentemente se lo penso mejor, volvio a cerrarla y se sento en la unica silla que quedaba libre, en el centro de la primera fila.

La senorita Claudia comenzo:

– En primer lugar, quiero darles las gracias por su lealtad. La muerte de mi hermano y la forma en que se produjo han supuesto una horrible conmocion para todos. Son momentos dificiles para la Peverell Press, pero espero y creo de veras que juntos los superaremos. Tenemos una responsabilidad hacia nuestros autores y hacia los libros que esperan les publiquemos con el mismo nivel de calidad que ha caracterizado a la Peverell Press desde hace mas de doscientos anos. Se me han comunicado ya los resultados de la encuesta: mi hermano murio por intoxicacion de monoxido de carbono, producido sin duda alguna por la estufa de gas que hay en el despachito de los archivos. La policia aun no esta en condiciones de decir la manera exacta en que se produjo la muerte. Se que ya han hablado todos ustedes con el comandante Dalgliesh o con uno de sus oficiales. Es probable que sigan realizando entrevistas, y estoy segura de que haran ustedes lo que este en su mano para ayudar a la policia en su investigacion, al igual que todos los socios.

»Y ahora, unas palabras acerca del futuro. Seguramente habran oido rumores sobre un proyecto de vender Innocent House y trasladar la empresa a otro lugar. Todos esos proyectos quedan en suspenso. Las cosas seguiran como estan, por lo menos hasta el proximo mes de abril, fecha en que finaliza el ano financiero. Lo que ocurra despues dependera en gran medida del exito de nuestro catalogo de otono y de lo bien que nos vaya por Navidad. Este ano el catalogo es especialmente fuerte y todos nos sentimos optimistas, pero debo comunicarles que no hay ninguna posibilidad de que se aumente el sueldo a nadie durante lo que queda de ano y que los socios han aceptado una reduccion del diez por ciento. No habra mas cambios en la plantilla actual, al menos hasta el proximo abril, pero es inevitable que se lleve a cabo cierta reorganizacion. Yo asumire los cargos de presidenta y directora gerente, al principio en funciones; lo cual quiere decir que sere la responsable de produccion, contabilidad y almacen, como lo era mi hermano. La senorita Peverell asumira mis responsabilidades actuales

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