estar fuera de Londres tambien podria venir a la Mansion Cheverell, mi clinica privada de Dorset. La fecha mas temprana que puedo proponerle este ano es el viernes 14 de diciembre. Pero tendria que ser en la Mansion. En esa epoca usted seria uno de los dos unicos pacientes, pues reducire la actividad de la clinica por las vacaciones de Navidad.

– Prefiero estar fuera de Londres.

– Despues de esta consulta, la senora Snelling la acompanara a la oficina. Alli mi secretaria le dara un folleto sobre la Mansion. El tiempo que permanezca alli dependera de usted. Seguramente los puntos se le quitaran el sexto dia, y muy pocos pacientes necesitan o desean quedarse mas de una semana despues de la intervencion. Si se decide por la Mansion, sera util que encuentre tiempo para hacer una visita preliminar, sea de dia o por una noche. Si disponen de tiempo, me gusta que los pacientes vean donde van a ser operados. Llegar a un lugar totalmente desconocido es desconcertante.

– ?La herida va a doler, quiero decir despues de la operacion? -pregunto ella.

– No, no es probable que duela. Quizas un poco de irritacion, y tambien una hinchazon considerable. Y si hay dolor, sabemos como combatirlo.

– ?La cara vendada?

– Nada de vendaje. Un simple aposito.

Habia otra pregunta, que Rhoda formulo sin inhibiciones aunque creia saber la respuesta. No preguntaba porque tuviera miedo, y esperaba que el lo entenderia, aunque no le preocupaba que no fuera asi.

– ?Podriamos considerarla una operacion peligrosa?

– Con la anestesia general siempre hay cierto riesgo. Por lo que se refiere a la cirugia, la operacion sera larga, delicada, y es probable que surjan algunos problemas. Pero estos son responsabilidad mia, no suya. Yo no la calificaria de peligrosa desde el punto de vista quirurgico.

Rhoda se pregunto si el estaba dando a entender que podia haber otros peligros, problemas psicologicos derivados de un cambio completo de aspecto. Ella no esperaba ninguno. Habia afrontado las consecuencias de la cicatriz durante treinta y cuatro anos. Afrontaria tambien su desaparicion.

El medico quiso saber si tenia mas preguntas. Ella contesto que no. El se puso en pie y se dieron la mano, y por primera vez el hombre sonrio. Esto transformo su cara.

– Mi secretaria le mandara las fechas en que podremos hacerle las pruebas en Saint Angela. ?Supone esto algun problema? ?Estara usted en Londres las dos proximas semanas?

– Estare en Londres.

Siguio a la senora Snelling a una oficina situada en la parte trasera de la planta baja, donde una mujer de mediana edad le dio un folleto sobre las instalaciones de la Mansion en el que tambien se incluia el coste tanto de la visita preparatoria que, explico, el senor Chandler-Powell consideraba util para los pacientes pero que, naturalmente, no era obligatoria, como el coste de la operacion y de la estancia de una semana en el postoperatorio. Rhoda habia previsto que el precio fuera elevado, pero la realidad supero sus expectativas. Sin iluda las cifras reflejaban ventajas mas sociales que medicas. Le parecio recordar haber oido por casualidad a una mujer decir «desde luego, yo voy siempre a la Mansion», como si esto supusiera su admision en un circulo de pacientes privilegiados. Sabia que podia operarse en el Servicio Nacional de Salud, pero habia una lista de espera para casos no urgentes, y ademas ella necesitaba intimidad. En todas las esferas, la rapidez y la intimidad habian llegado a ser un lujo caro.

Trascurrida media hora desde su llegada, la acompanaron a la puerta. Aun le quedaba una hora hasta su cita en el Ivy. Iria andando.

4

El Ivy era un restaurante demasiado popular para garantizar el anonimato, pero la discrecion social, que entre todos los demas ambitos era importante para ella, nunca le habia preocupado en lo concerniente a Robin. En una edad en que la notoriedad requeria indiscreciones cada vez mas escandalosas, ni la pagina de chismorreos mas desesperada desperdiciaria un parrafo sobre la revelacion de que Rhoda Gradwy, la distinguida periodista, habia estado almorzando con un hombre veinte anos mas joven. Estaba acostumbrada a el; la divertia. Le daba acceso a esferas de la vida que ella necesitaba experimentar aunque fuera de forma indirecta. Y lo compadecia, aunque esto no era precisamente la base de la intimidad, que por parte de Rhoda no existia. El le confiaba sus cosas; ella escuchaba. Rhoda suponia que ella debia de obtener cierta satisfaccion de la relacion, si no ?por que seguia dispuesta a permitirle que se apropiara siquiera de un area limitada de su vida? Cuando pensaba en esa amistad, algo que sucedia rara vez, le parecia un habito que no imponia obligaciones mas arduas que un almuerzo o una cena ocasional a su cargo. Tambien creia que interrumpir ese habito resultaria mas complicado y largo que mantenerlo.

El la estaba esperando, como de costumbre, en su mesa favorita junto a la puerta, que habia reservado ella, y cuando entro, Rhoda pudo observarlo durante medio minuto antes de que el alzara los ojos del menu y la viera. Como de costumbre, ella se sintio sobrecogida por la belleza de Robin, que parecia no ser consciente de la misma, aunque era dificil creer que alguien tan solipsista no se diera cuenta del premio que le habian concedido los genes y el destino o no sacara provecho de ello. Hasta cierto punto si lo hacia, si bien no parecia importarle demasiado. A ella siempre le costaba creer lo que le habia ensenado la experiencia: que los hombres y las mujeres podian ser fisicamente hermosos sin poseer a la vez algunas cualidades mentales y espirituales comparables, que la belleza podia desperdiciarse en las personas superficiales, ignorantes o estupidas. Era su fisico, sospechaba ella, lo que habia ayudado a Robin Boyton a conseguir plaza en la escuela de arte dramatico, sus primeros contratos, su breve aparicion en una serie de television que prometia mucho pero duro solo tres episodios. Nada duraba mucho. Incluso el director o el productor mas indulgente o mas favorablemente predispuesto acababan frustrados por los papeles que Robin no se aprendia o los ensayos a los que no asistia. Cuando fallaba la actuacion, Robin aplicaba numerosas iniciativas imaginativas, algunas de las cuales habrian tenido exito si su entusiasmo hubiera durado mas de seis meses. Rhoda se habia resistido a las lisonjas de Robin para que invirtiera en alguna de ellas, y el habia aceptado las negativas sin resentimiento. Sin embargo, las negativas no evitaban que lo intentara de nuevo.

Mientras se acercaba a la mesa, el se levanto y, sosteniendole la mano, la beso con decoro en la mejilla. Rhoda advirtio que la botella de Meursault, que desde luego pagaria ella, ya estaba en el cubo de hielo, consumido un tercio de la misma.

– Un placer volver a verte, Rhoda. ?Como te ha ido con el gran George?

Nunca utilizaban expresiones de carino. Una vez el la llamo querida, pero no se habia atrevido a volver a usar la palabra.

– ?El gran George? -dijo ella-. ?Es asi como llaman a Chandler-Powell en la Mansion Cheverell?

– No en su presencia. Pareces muy tranquila despues de la dura prueba, pero claro, siempre es asi. ?Que ha pasado? Estaba aqui sentado lleno de ansiedad.

– No ha pasado nada. Me ha visto. Me ha mirado la cara. Hemos fijado una fecha.

– ?Que te ha parecido George? Suele causar impresion.

– Su aspecto es imponente. No he estado con el el tiempo suficiente para evaluar su personalidad. Me ha parecido competente. ?Has pedido ya?

– Nunca lo hago antes de que llegues. Pero he maquinado un menu genial para los dos. Se lo que te gusta. Con el vino he sido mas imaginativo que de costumbre.

Tras examinar la carta de vinos, Rhoda vio que tambien habia sido imaginativo con el precio.

Apenas habian empezado el primer plato cuando Robin introdujo lo que para el era la finalidad del encuentro.

– Estoy buscando algo de capital. No mucho, unos cuantos miles. Es una oportunidad de inversion de primera, poco riesgo, bueno, de hecho ninguno, y devolucion garantizada. Jeremy calcula en torno a un diez por ciento anual. Pense que a lo mejor te interesaba.

Describia a Jeremy Coxon como su socio. Rhoda dudo de si alguna vez habia sido algo mas que esto. Lo habia

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