la historia que tiene seria dificil de vender. En todo caso, voy a preguntarle. Si se muda a la casa, necesitara un aumento de sueldo.
– ?No sera esto un problema?
Helena sonrio.
– Olvidas que tengo dinero. Despues de todo, hemos acordado que el restaurante sera una inversion mia. Guy quizas era un cabron infiel, pero no un cabron mezquino.
Asi que el problema quedo resuelto. Chandler-Powell penso que seguramente este seria el patron de su vida conyugal. Una dificultad identificada, una solucion razonable propuesta, sin necesidad de ninguna accion concreta por su parte.
– Como no podemos prescindir del todo de ella, al menos al principio -dijo el con calma-, todo eso parece sensato.
– Soy yo la que no puedo arreglarmelas sin ella, ?no te has dado cuenta? Es mi brujula moral.
Siguieron andando. Ahora Chandler-Powell veia que buena parte de su vida iba a estar planificada. La idea no le provoco ningun desasosiego y si una considerable satisfaccion. Tendria que trabajar de firme para mantener tanto el piso de Londres como la Mansion, pero siempre habia trabajado mucho. El trabajo era su vida. No estaba del todo seguro sobre lo del restaurante, pero ya era hora de hacer algo para rehabilitar el edificio del establo, y ademas los clientes del restaurante no tendrian por que entrar en la Mansion. Y era importante conservar a Dean y Kimberley. Helena sabia lo que estaba haciendo.
– ?Has sabido algo de Sharon? -pregunto ella-. Donde esta, si le han encontrado empleo.
– Nada. Aparecio de la nada y regreso a la nada. Menos mal que no es responsabilidad mia.
– ?Y Marcus?
– Recibi una carta ayer. Por lo visto se esta adaptando bien a Africa. Probablemente es el mejor sitio para el. No cabia esperar que se recuperase del suicidio de Candace si seguia trabajando aqui. Si ella queria separarnos, lo hizo muy bien, desde luego.
No obstante, George hablaba sin rencor, casi sin interes. Despues de las pesquisas judiciales rara vez habian hablado del suicidio de Candace, y en todo caso siempre con cierta incomodidad. ?Por que, se preguntaba ella, habia el escogido este momento, este paseo juntos, para volver sobre el doloroso pasado? ?Era su modo de cerrar el asunto de manera formal, de decir que ya era hora de dejar de hablar y especular?
– ?Y Flavia? ?Tambien ha desaparecido de tu mente, como Sharon?
– No, hemos estado en contacto. Va a casarse.
– ?Tan pronto?
– Con alguien que conocio en internet. Segun parece, es un abogado, viudo desde hace tres anos y con una hija de dos. De unos cuarenta anos, solitario, que busca una esposa a quien le gusten los ninos. Ella dice que se siente muy feliz. Al menos tendra lo que queria. Si uno sabe lo que quiere en la vida y encauza todas las energias hacia este fin, demuestra tener una gran sensatez.
Habian abandonado la senda y estaban entrando por la puerta oeste. George echo una mirada a Helena y sorprendio una sonrisa disimulada.
– Si, ha sido muy sensata -dijo ella-. Asi es como siempre he actuado yo misma.
2
Helena le dio la noticia a Lettie en la biblioteca.
– No te parece bien, ?verdad? -dijo.
– No tengo derecho a que me parezca bien o mal, solo a preocuparme por ti. Tu no le quieres.
– Quizas ahora no, no del todo aun, pero esto llegara. Todos los matrimonios son un proceso de enamoramiento y desenamoramiento. No te apures, nos adaptaremos bien el uno al otro en la cama y fuera de ella, y la relacion durara.
– Y la bandera de los Cresset ondeara de nuevo sobre la Mansion, y con el tiempo un hijo tuyo decidira vivir aqui.
– Querida Lettie, que bien me conoces.
Y ahora Lettie estaba sola, pensando en el ofrecimiento que le habia hecho Helena antes de separarse ambas. Paseaba por los jardines pero sin ver nada, para despues, como sucedia a menudo, caminar despacio por la senda de los limeros hacia las piedras. Al mirar atras, a las ventanas del ala oeste, se puso a pensar en la paciente privada cuyo asesinato habia cambiado las vidas de todos los que, inocentes o culpables, habian resultado afectados por aquel episodio. Pero ?no era siempre esto lo que hacia la violencia? Al margen de lo que la cicatriz hubiera significado para Rhoda Gradwyn -una expiacion, su
Rhoda Gradwyn era joven, por supuesto, mas joven que ella, Lettie, que a los sesenta sabia que parecia mas vieja. Sin embargo, quiza tenia por delante veinte anos relativamente activos. ?Habia llegado ya la hora de conformarse con la seguridad y la comodidad de la Mansion? Estaba pensando en como seria la vida. Una casa que pudiera llamar suya, decorada como ella quisiera, un jardin que cuidaria y conservaria, un trabajo util que podria llevar a cabo sin tension y con personas a las que respetaba, sus libros y su musica, la biblioteca de la Mansion a su disposicion, respirar a diario aire ingles en uno de los condados mas bonitos, tal vez el placer de ver crecer a un hijo de Helena. ?El futuro lejano? Veinte anos quiza de vida provechosa y relativamente independiente antes de volverse un estorbo, a sus ojos y acaso a los de Helena. No obstante, serian anos buenos.
Sabia que ya se habia habituado a considerar el mundo mas alla de la Mansion como algo esencialmente hostil y ajeno: una Inglaterra que ya no reconocia, la tierra misma un planeta agonizante donde millones de personas estaban continuamente moviendose como una mancha negra de langostas humanas que invadian, consumian, corrompian, destruian el aire de lugares remotos antano hermosos, un aire que se habia vuelto rancio con el aliento humano. Pero aun era su mundo, aquel en el que habia nacido. Ella formaba parte de su corrupcion como tambien de sus maravillas y sus alegrias. ?Cuanto de eso habia experimentado en aquellos anos vividos tras los muros falsamente goticos de la prestigiosa escuela de ninas en la que habia estudiado? ?Con cuanta gente se habia relacionado realmente que no fuera como ella, de su misma clase, que no compartiera sus valores y prejuicios, que no hablara la misma lengua?
Pero no era demasiado tarde. Un mundo diferente, otros rostros, otras voces estaban ahi fuera para ser descubiertos. Todavia existian lugares poco visitados, caminos no endurecidos por el martilleo de millones de pies, ciudades legendarias que estaban en paz en estas horas tranquilas antes de la primera luz, antes de que los visitantes salieran en tropel de sus hoteles. Viajaria en barco, en tren, en autobus y a pie, dejando apenas ligerisimas huellas de pisadas. Habia ahorrado lo suficiente para pasar tres anos fuera y comprar una casa en algun lugar de Inglaterra. Ademas era fuerte y competente. En Asia, Africa y Sudamerica habria trabajo util para ella. Durante anos, habia tenido que viajar con una companera durante las vacaciones escolares, la peor epoca, cuando todo esta mas concurrido. Pero este viaje de ahora, que emprenderia sola, seria distinto. Lo habria denominado periplo de autodescubrimiento, si bien rechazo las palabras al considerarlas mas pretenciosas que verdaderas. Al cabo de sesenta anos, sabia quien era y lo que era. Seria un viaje, pero no de autoconfirmacion sino de cambio.
Finalmente, dio la espalda a las piedras y camino con brio hacia la Mansion.
– Lo lamento, pero seguro que aciertas, como siempre. De todos modos, si te necesito…
– No me necesitaras -dijo Lettie con calma.
– Entre nosotras sobran los habituales topicos, pero te echare de menos. Y la Mansion siempre estara aqui. Si te cansas de dar vueltas, puedes volver a casa.
Pero las palabras, sinceras como bien sabian ambas, eran rutinarias. Lettie advirtio que Helena tenia los ojos fijos en el edificio del establo, donde el sol de la manana se desplazaba por la piedra como una mancha dorada.