llegar al misterio de Colon.
– Ah -comprendio su interlocutor-. Pues fui yo quien le hablo de eso, ?sabe? Supongo que habra tomado nota. -Se encogio de hombros-. No interesa. De cualquier modo, el verdadero nombre de Colon es algo que se mantiene oscuro.
– ?Como lo sabe?
– Colon era un noble que tambien integraba la Orden Militar de Cristo. Su verdadera historia forma parte de nuestra tradicion oral en cuanto templarios, y muchos indicios la confirman. ?Se ha detenido a pensar en que se caso con dona Filipa Moniz Perestrelo, hija del capitan donatario de Porto Santo, descendiente de Egas Moniz y pariente de don Nuno Alvares Pereira, el hombre que derroto a los castellanos en la batalla de Aljubarrota? Una mujer como esa, emparentada con la propia familia real, nunca se habria casado en aquella epoca con un plebeyo, para colmo extranjero. ?Jamas! ?Se habria refugiado seguramente en un convento! Una mujer asi, estimado senor, solo se habria casado con un noble.
– Ya lo habia pensado -respondio Tomas-. Es realmente impensable que dona Filipa Moniz Perestrelo se hubiese casado con un humilde tejedor de seda. Impensable.
– ?Y usted ya ha leido la carta que don Juan II le envio a Colon en 1488?
– Claro que la he leido.
– ?Que me dice de aquel fragmento en que el rey menciona los problemas de Colon con la justicia?
Tomas abrio su libreta de notas para buscar las anotaciones referidas a esa carta.
– Espere, aqui lo tengo -dijo localizando el extracto-. Escribio el rey: «Y porque por ventura tuviereis algun recelo de nuestras justicias por razon de algunas cosas a que seais obligado. Nos por esta Carta os aseguramos por la venida, estada y vuelta, que no sereis preso, retenido, acusado, citado, ni demandado por ninguna cosa sea civil o de crimen, de cualquier cualidad». -Miro al conde-. Es esto.
– ?Entonces? ?Que crimenes serian esos que en 1484 llevaron a Colon a huir precipitadamente hacia Castilla con su hijo?
– La conspiracion.
– Asi es. La conspiracion desmantelada en 1484. Como le he dicho, muchos hidalgos se escaparon ese ano hacia Castilla con sus familias. Don Alvaro de Ataide, por ejemplo. O don Fernando da Sylveira. Esta tambien el caso de don Lopo de Albuquerque o del influyente judio Isaac Abravanel. Fue una desbandada de todos aquellos que estaban relacionados con la trama de los duques de Braganga y de Viseu. Colon fue uno entre muchos.
El historiador abrio mucho los ojos, acababa de ocurrirsele algo; cogio su inseparable cartera, tanteo el interior, saco un libro escrito en espanol, titulado
– Espere, espere -dijo, como si temiese que se le escapase la idea que se le habia ocurrido-. Si mal no recuerdo, el hijo espanol de Colon, Hernando Colon, escribio lo mismo en una breve referencia que hizo a la entrada de su padre en Castilla. Ya lo encontrare… Ya lo encontrare… ?Ah, aqui esta! -Localizo el fragmento que buscaba-. Fijese: «a finales del ano 1484, con su hijo Diogo, partio secretamente de Portugal, por miedo a que el rey lo detuviese».
– ?Colon partio secretamente de Portugal? -se interrogo el conde con ironia-. ?Por miedo a que el rey lo detuviese? -Sonrio y abrio las manos, como si la verdad estuviera contenida en sus palmas y acabase de revelarla-. Ya no se puede ser mas claro, ?no?
– Pero ?le parece natural que el rey perdonase a Colon si el hubiese estado realmente implicado en la conspiracion?
– Depende de las circunstancias, pero, considerando lo que sabemos, es perfectamente verosimil. Fijese en que Colon no era un cabecilla, sino un mero peon en la conjura, una figura de segundo plano. Por otro lado, el perdon fue concedido cuatro anos despues de los hechos, en un momento en que ya nadie representaba una amenaza para el rey. ?No fue finalmente don Juan II quien nombro al propio hermano de uno de los conspiradores como heredero de la Corona? Con mucha mas facilidad perdonaria a un participante menor, un figurante secundario, un personaje como Colon, en caso de que creyese que podria serle util. -Senalo la libreta que Tomas mantenia entre sus manos, junto al libro que habia sacado de la cartera-. ?Y se ha fijado en como se dirigio el rey a Colon en la carta que le escribio en 1484?
El historiador leyo las anotaciones.
– «A xrovam collon, noso espicial amigo en Sevilla.»
– ?Especial amigo? Pero ?que intimidades son esas, Dios mio, entre el gran rey de Portugal y un minusculo tejedor de seda extranjero, aun desconocido en aquel momento? -El conde meneo la cabeza, condescendiente-. No, amigo. Esa es la carta de un monarca a un hidalgo a quien conoce bien, un noble que frecuento su corte. Y, lo mas importante, esa es una carta de reconciliacion.
– ?Entonces quien era realmente Colon?
El conde retomo la marcha, dirigiendose al conjunto de escaleras al fondo de la plaza de Armas del castillo.
– Ya se lo he dicho, estimado senor -insistio-. Cristobal Colon era un hidalgo portugues, eventualmente de origen judio, ligado a la familia del duque de Viseu, que desempeno un papel menor en la (rama contra el rey don Juan II. Desenmascarada la confabulacion, los conspiradores huyeron hacia Espana. Los mas importantes se fueron primero, los complices menores se escaparon despues. Colon fue uno de ellos. Abandono su nombre antiguo y rehizo su vida en Sevilla, donde dio buen uso a los conocimientos maritimos que habia adquirido en Portugal. Comenzo a llamarse Cristobal Colon y decidio ocultar su pasado, con mas razon considerando el clima antijudaico predominante en Castilla. Despues del descubrimiento de America, unos autores italianos sugirieron que era genoves. Era una sugerencia conveniente, que Colon alento, sin confirmarla, pero tambien sin desmentirla, porque le daba pie para apartar las sospechas sobre su verdadero origen, distrayendolo con algo mucho mas inofensivo. -Inclino la cabeza-. ?Se ha dado cuenta de que ni siquiera el hijo castellano conocia el origen de su padre?
– ?Hernando?
– Si. Hernando Colon fue incluso a Italia a comprobar si era verdad lo que decian, que su padre habia venido de Genova. -Esbozo una expresion interrogativa-. ?Se da cuenta? ?Colon no revelo su origen ni a su propio hijo! Mire hasta que punto llego el Almirante para mantener su gran secreto, hasta llevar a su hijo a perderse en interminables conjeturas sobre una cuestion tan sencilla como la de determinar el sitio de nacimiento*-de su padre. Es evidente que Hernando no encontro nada en Genova, segun el mismo revelo en su libro, lo que lo condujo al colmo de plantear la hipotesis de que su padre habia nacido mas bien en Piacenza, confundiendo asi sus origenes con el de algunos antepasados paternos de la mujer portuguesa del Almirante, dona Filipa Moniz Perestrelo, que salieron efectivamente de esa ciudad italiana.
– ?Ni los Reyes Catolicos sabian quien era Colon?
– Ellos si que lo sabian, claro que lo sabian -dijo balanceando afirmativamente la cabeza-. Colon era parte integrante de la conspiracion de los duques de Braganca y de Viseu contra la Corona portuguesa. Esa conjura se basaba en una alianza de los conspiradores con la Corona de Castilla. Entre los documentos encontrados en el cofre del duque de Braganca habia cartas de los Reyes Catolicos. Como Colon formaba parte de la trama, forzosamente los monarcas lo conocian, aunque de una manera remota. Por otra parte, solo asi se explica que le hayan dado credito. -Estiro el brazo hacia la
