Los dos israelies tambien esbozaron una sonrisa.
– Es una manera de ver las cosas -considero Chaim, acariciandose la barba rizada-. Prefiero pensar que fueron instrumentos de Dios para devolvernos la Tierra Prometida.
– Pero usted no sabe lo mejor -senalo el rabino-: que lose Nassi se volvio tan rico, tan rico que aun hoy es conocido como el Rey de los judios. -Alzo un dedo-. Era rey tambien porque la palabra
– Ejemplo de una gran perdida para mi pais -observo Tomas-. Imaginense que hariamos si la familia de Chaim se hubiese quedado en Portugal.
Solomon miro el gran reloj de pared de la biblioteca.
– Esa y muchas otras familias -comento melancolicamente y respiro hondo-. Pero nosotros estamos aqui hablando, hablando, y aun no hemos tocado el tema de nuestra reunion, ?no?
Habia dado pie para que Tomas cogiese su vieja cartera y sacase un fajo de fotocopias.
– Muy bien -exclamo-. Como le dije por telefono, necesito su ayuda para analizar estos documentos. -Puso el fajo sobre la mesa y lo empujo hacia el rabino; destaco una hoja en especial-: El mas intrigante es este.
Solomon se ajusto unas gafas pequenas y se inclino sobre la fotocopia para analizar las letras y senales que alli estaban reproducidas.
– ?Que es esto? -pregunto el rabino, sin apartar la vista de la hoja.
– La firma de Cristobal Colon.
El viejo judio acaricio su abundante barba blanca, pensativo; se quito las gafas y miro a Tomas.
– Esta firma da para decir muchas cosas -comento.
El portugues meneo afirmativamente la cabeza.
– Me parecia -dijo-. ?Cree que tiene que ver con la cabala?
Solomon volvio a ponerse las gafas y estudio de nuevo la hoja.
– Es posible, es posible -asintio al cabo de unos minutos. Dejo la fotocopia en la mesa, se acaricio sus finos labios con los dedos, observando en silencio las posibilidades contenidas en aquella estructura de letras y senales y suspiro-. Necesito que me de algunas horas para consultar unos libros, hablar con unos amigos y estudiar mejor esta firma. -Miro el reloj de pared-. Son las once de la manana…, pues…, a ver… Vaya a dar un paseo y vuelva a eso de…, pues…, a eso de las cinco de la tarde… ?Puede ser?
– Claro que si.
Tomas se levanto y el rabino le hizo una sena a Chaim.
– Chaim va con usted. Es un buen guia y lo llevara a pasear por la ciudad vieja. -Hizo un gesto vago de despedida con la mano-.
Y, olvidandose de inmediato de los dos hombres que se iban de la sala, como si no fuesen mas que fantasmas que se volatilizaran en el aire, el viejo cabalista se sumergio en los signos de la hoja y se interno en los misterios de la firma de Cristobal Colon.
El aire seguia fresco y seco en la calle, a pesar del fuerte sol que banaba el caserio y las plazoletas del barrio judio. Al salir del edificio, Tomas cerro la cremallera de su abrigo y siguio a Chaim.
– ?Que le gustaria visitar? -pregunto el israeli.
– Lo habitual en estas ocasiones, creo. El Santo Sepulcro y el Muro de las Lamentaciones.
– ?A cual quiere ir primero?
– ?Cual esta mas cerca?
– El Muro Occidental -dijo Chaim senalando hacia la derecha-. Esta a unos cinco minutos de aqui.
Decidieron comenzar por el muro sagrado del judaismo. Giraron hacia el sur, cogieron la Yeshivat Etz Chaim hasta la plaza Hurva. Este era el primer espacio amplio que Tomas encontraba en la ciudad vieja; se veian cafes, terrazas, tiendas de
– ?Cree que el rabino podra descifrar la firma? -pregunto Tomas, caminando al lado de Chaim, mientras sus ojos recorrian la calle.
– ?Quien? ?El maestro Solomon?
– Si. ?Cree que descubrira el verdadero sentido cabalistico de aquel documento?
– El maestro Solomon Ben-Porat es uno de los mejores cabalistas del mundo. Viene a consultarlo gente de todas partes para desvelar los secretos de la Tora. ?Sabe? El no es ningun
– ?Ningun que?
– Chelmer chochem.
– ?Que es eso?
Tomas miro a su companero con expresion interrogativa.
– ?El rabino Solomon no es un hombre sabio?
– Lo es, si -dijo Chaim y se rio-. Pero no es un sabio de Chelm.
El portugues no entendio la gracia.
– ?No es un sabio de Chelm? ?Que quiere decir con eso?
– Disculpe, es un chiste nuestro -explico el judio, divertido-. Chelm es una ciudad de Polonia cuyos habitantes son objeto de burla entre los judios. ?No cuentan los ingleses anecdotas sobre los irlandeses y se divierten los franceses a costa de los belgas? Pues nosotros contamos anecdotas sobre los sabios de Chelm. Decimos que una persona es un sabio de Chelm cuando tiene ideas necias.
– ?Ah, si? ?Como, por ejemplo?
– Mire, un rabino de Chelm prometio cierta vez que acabaria con la pobreza en la ciudad. De entonces en adelante, prometio, los pobres se llenarian de carne y los ricos tendrian que conformarse con pan. Los fieles preguntaron como, admirados ante el proyecto. ?Como haria el maestro ese milagro? El rabino respondio: «Muy sencillo. A partir de ahora llamaremos carne al pan y pan a la carne».
Ambos soltaron una carcajada.
– Eso es pasarse de listo -comento Tomas-. ?Hay mas ejemplos?
– Oh, las historias de Chelm son infinitas -observo Chaim-. Una vez los sabios judios se reunieron para discutir cual era el astro mas importante: el Sol o la Luna. El rabino de Chelm no tuvo dudas: «La Luna», dijo. «?Ah, si?», se admiraron los demas rabinos. «?Y por que?» El rabino de Chelm fue concluyente: «?Quien necesita del Sol a la luz del dia? Nos hace falta la luz de la Luna, por la noche, cuando esta todo oscuro».
Nuevas carcajadas.
– ?Ustedes cuentan muchas anecdotas?
– Muchas, muchas.
– ?Sobre los sabios de Chelm?
– Pues… si, aunque, mirandolo bien, contamos anecdotas sobre nosotros mismos. Nos encanta hacer bromas sobre los judios, sobre sus peculiaridades, su mentalidad. -Alzo la mano, como quien hace una advertencia-. Pero, atencion, nos molesta cuando lo hacen otros.
– Ocurre lo mismo con los portugueses -intervino riendose Tomas-. Que un portugues hable mal de un portugues esta bien. Que lo haga un extranjero, no.
– Ah, no le quepa la menor duda de que han heredado eso de nosotros -comento Chaim-. Nos gusta reirnos sobre todo de una cosa: del
– ?Que es eso?
– ?El
