– Manaus. Es una ciudad en medio del Amazonas.
– ?Y que estaba haciendo usted en el Amazonas? -intervino Agnes retomando el hilo de la conversacion.
– Alphonse -dijo la baronesa-, ?lo habla bien el teniente?
– No esta mal -respondio el capitan, mirando al teniente ingles con la expresion de quien le esta haciendo un favor.
– Despues volvi a Hendon y comenzo la guerra -continuo Cook, ignorando la amistosa provocacion-. Mi habilidad para la mecanica me llevo al Royal Flying Corps.
– ?No le da miedo volar? -pregunto Agnes, curiosa.
– Los boches -corrigio Cook-. Los llamamos
– ?No los llaman boches?
– Hunos -explico Afonso, interrumpiendo el dialogo-. Los ingleses los llaman hunos.
– Ah -comprendio Agnes-. Hunos, los barbaros.
– ?Ah, si? -se sorprendio Afonso, suspendiendo un bocado en el aire-. Nunca lo habia oido.
– Eso es otra cosa -exclamo Afonso con una carcajada-.
– Dios esta con los hunos -corrigio Cook.
– Con nosotros -insistio el capitan.
– Alphonse -intervino Agnes-, ?usted habla aleman?
Afonso miro a la francesa y no pudo dejar de admirar su atencion a los detalles.
– Un petit peu.
Afonso vacilo, considerando las consecuencias de la respuesta. Prefirio una formula evasiva.
– En el colegio.
– ?Ensenan aleman en los colegios portugueses?
Era una buena pregunta. El capitan sintio que una gota de sudor le brotaba en la frente y que un calor repentino le invadia las axilas. Todos los comensales se callaron y dejaron de masticar, mirando al portugues y aguardando la respuesta con moderada expectativa. Instintivamente, Afonso no quiso contar la verdad, no quiso decir que habia acudido al seminario en Braga ni quiso hablar del padre Fachetti, que le habia ensenado aleman, pero no entendia muy bien por que motivo se negaba a revelar ese hecho. O, para ser totalmente sincero, lo entendia, aunque no quisiese reconocerlo ni siquiera ante si mismo. Hablar del seminario seria dar indicios de que habia estudiado para sacerdote, lo que el capitan pretendia evitar a toda costa, ni pensar en dejar que asomase en la mente de la francesa el menor recelo de que el podria resultarle inaccesible, o que las mujeres le eran indiferentes. Hasta admitio la posibilidad de alegar que los colegios portugueses tenian capacidades pedagogicas excepcionales, pero de inmediato comprendio que esa seria una afirmacion absurda y susceptible de despertar sospechas. Mas valia optar por las medias verdades.
– Digamos que mis padres me mandaron a un colegio especial, donde se ensenaban varias lenguas.
– ?Ademas del frances, el ingles y el aleman? -pregunto Afonso-. Tambien aprendi italiano y latin.
– ?Pero eso es una maravilla! -dijo fascinada la baronesa-. ?Usted es un poliglota formidable!
Hubo una nueva ronda de brindis, y Afonso solto unas frases mas en italiano, palabras que nadie comprendia pero que produjeron su efecto en aquel juego subliminal de seduccion que se habia establecido entre los dos. Cuando se agotaron los italianismos, el baron se dirigio al teniente ingles.
– Todo esto venia a proposito, no me pregunten como, de su experiencia en la Fuerza Aerea.
– Por la Fuerza Aerea. Vino de Brasil y se alisto en la Fuerza Aerea para ir a la guerra.
– ?Y mato a muchos alemanes? -quiso saber Agnes.
– Estuve encargado en general de operaciones de reconocimiento. Mis misiones consistian en fotografiar las trincheras, comprobar lo que ocurria detras de las lineas enemigas y, ultimamente, sobrevivir a los ataques antiaereos de los
– ?Un que? -interrumpio el baron.
– Un Fokker, un avion aleman.
– Pero ?los aviones de los boches no son los Tauber?
– Tambien -contesto Cook entre risas-. Los Tauber son uno de los modelos boches, casualmente el que conocen los civiles, pero tienen otros aparatos, como los Fokker, los Gotha, los Halberstadt, los Albatros y otros.
– ?Y tenia miedo? -pregunto Agnes, insistiendo en la cuestion que habia planteado antes.
– ?Cuando?
– Las operaciones de reconocimiento son muy ingratas en el Somme a causa del tiempo. Siempre esta nublado, las nubes son bajas y ocultan las lineas enemigas, por lo que no hacen posibles las fotografias aereas. El ano pasado, debido a la ofensiva en el Somme, recibimos la orden de fotografiar las posiciones enemigas. Nos cansamos de sobrevolar las lineas, sin exito alguno, porque las nubes permanecian cerradas. Un dia estabamos jugando al
Todos se rieron, divertidos. El teniente ingles mantuvo una actitud impenetrable, como si hubiese contado algo grave. Sorbio un trago de tinto y retomo la palabra.