que, consternado por el dolor, realizara juicios erroneos, pero habia otras explicaciones posibles para su herida. La mayoria de los criminales eran un manojo de nervios durante las horas posteriores a la comision del delito.

«?Siente ira, senor Bishop?»

– ?Que progresos han hecho? -pregunto de repente Brian Bishop con voz ronca, mirandolos a los dos, primero a uno y luego a otro-. ?Tienen alguna pista de quien lo hizo?

«Si, la tengo, y me da la impresion de que la estoy mirando ahora mismo», penso Grace, pero se aseguro de que su rostro no lo reflejara.

– Me temo que no hemos avanzado mucho respecto a anoche, senor. ?Se le ha ocurrido algo mas? ?Alguien a quien usted o la senora Bishop hubieran molestado? ?Algun enemigo que usted sepa?

– No… No. Ninguno. Algunas personas estaban celosas de nosotros, creo.

– Cree.

– Bueno, Katie y yo… Nosotros… Somos… Eramos… Ya sabe… Una de las parejas de oro de la ciudad. No lo digo en un sentido vulgar o para alardear. Solo es un hecho. Era nuestro estilo de vida.

– Impuesto, claro -no pudo evitar decir Grace, y vio la sonrisita de Branson.

Bishop le ofrecio una sonrisa forzada.

– No, en realidad nosotros lo elegimos asi. Bueno… Katie mas… Le gustaba acaparar la atencion. Siempre tuvo grandes ambiciones sociales.

Una mosca cruzo erraticamente la sala. Grace siguio su vuelo unos segundos antes de decir:

– Ese Bentley tan caracteristico que conduce…, ?lo eligio usted o fue su mujer?

Bishop se encogio de hombros.

– El coche lo escogi yo, pero creo que Katie tuvo algo que ver con el color. Le gustaba mucho.

Grace sonrio, para intentar desarmarle.

– Muy diplomatico por su parte, no me cabe duda. Las mujeres pueden ponerse un poco negativas con los juguetes de los chicos, si no se involucran. -Lanzo una mirada mordaz-. Y viceversa, a veces.

El sargento se la devolvio con una mueca.

Bishop se rasco la nuca.

– Miren, yo… Necesito… Necesito que me ayuden… con… Tengo que encargarme del funeral… ?Que puedo hacer?

Grace asintio con comprension.

– Me temo que sera el juez quien dictamine cuando podra disponer del cuerpo. Pero mientras tanto seria buena idea contratar una funeraria. Linda Buckley podria ayudarle con eso.

Bishop bajo la mirada a su cafe; de repente parecia un nino pequeno y perdido, como si hablar de funerarias hiciera que todo fuera demasiado real para soportarlo.

– Solo quiero repasar una secuencia temporal con usted -dijo Grace-, para asegurarme de que esta todo correcto.

– ?Si? -Bishop le lanzo una mirada casi de suplica.

Grace se inclino hacia la mesa y volvio unas paginas de su libreta.

– Paso la noche del jueves en Londres, luego el viernes por la manana a primera hora fue a Brighton a jugar a golf. -Grace volvio otra pagina y leyo detenidamente un momento-. A las seis y media de la manana de ayer, su conserje, Oliver Dowler, le ayudo a cargar sus palos de golf y su equipaje en el coche, nos dijo usted. Es correcto, ?verdad?

– Si.

– ?Y paso la noche en Londres, despues de cenar con su asesor financiero, el senor Phil Taylor?

– Si. El puede confirmarlo.

– Ya lo ha hecho, senor Bishop.

– Bien.

– Y su conserje ha confirmado que le ayudo a cargar el coche sobre las seis y media de la manana.

– Naturalmente.

– Bien -dijo Grace. Volvio a examinar sus notas-. ?Esta seguro de que no fue a ningun sitio entre la cena con el senor Taylor y antes de marcharse por la manana?

Brian Bishop dudo, pensando en la extrana conversacion que mantuvo ayer con Sophie, cuando ella insistio en que habian dormido juntos despues de cenar con Phil Taylor. No tenia sentido. Era totalmente imposible que hubiera conducido una hora y media hasta el piso de ella en Brighton, que luego hubiera regresado a Londres otra vez y que no se acordara.

?No?

Mirando a un policia y luego al otro, contesto:

– No. No fui a ningun sitio. Segurisimo.

Grace observo la vacilacion del hombre. Ahora no era momento de revelar la informacion que tenian, que el Bentley de Bishop habia sido registrado por una camara dirigiendose a Brighton a las 23.47 del jueves por la noche.

Grace contaba con varios inspectores disponibles en la Policia de Sussex que estaban formados especificamente en tecnicas de interrogacion y que presionarian a Bishop. Decidio ocultar la informacion, asi podrian lanzarsela por sorpresa en el momento adecuado.

Ese proceso del interrogatorio comenzaria cuando Grace decidiera tratar a Bishop formalmente como sospechoso. Y el momento de tomar esa decision se aproximaba rapidamente.

Capitulo 47

En las noticias de las dos de la Southern Counties Radio, el asesinato de Katie Bishop siguio siendo la historia principal, como habia sucedido con todos los boletines que habia escuchado en las ultimas veinticuatro horas. Cada vez que la oia, la cronica parecia un poco mas animada, con palabras elegidas cuidadosamente para hacerla mas glamurosa. Comenzaba a parecer un culebron, penso.

Una «dama de la sociedad» de Brighton, Katie Bishop.

Su marido Brian, un «empresario adinerado».

«Calle de millonarios», Dyke Road Avenue.

El locutor de las noticias, que se llamaba Dick Dixon, tenia una voz joven, aunque parecia mayor en la fotografia de la pagina web de la BBC, con las facciones mas marcadas y muy distintas de su voz. Ahora su foto aparecio en la pantalla, con una mirada bastante mezquina, como el actor Steve Buscemi en Reservoir Dogs. No era una persona con quien quisieras meterte, aunque por su voz cordial nunca lo dirias.

Con la ayuda de su equipo de redactores, Dick Dixon intentaba hacer todo lo posible para convertir el boletin, que no contenia novedades sobre la investigacion del asesinato, en una locucion que transmitiera que un avance importante era inminente. Logro crear una sensacion de urgencia gracias a la voz grabada del comisario Roy Grace, durante una rueda de prensa anterior celebrada en el dia de hoy.

– Se trata de un crimen especialmente desagradable -dijo el comisario Grace-. Un crimen en el que se ha roto la inviolabilidad de una vivienda privada, protegida por una complicada alarma, y en el que se ha destruido tragica y brutalmente una vida humana. La senora Bishop era una trabajadora incansable a favor de las obras beneficas locales y una de las ciudadanas mas populares de esta ciudad. Damos nuestro mas sentido pesame a su marido y a toda su familia. Trabajaremos arduamente para llevar ante la justicia a este ser maligno.

«Ser maligno.»

Mientras escuchaba al policia, se chupo la mano. El dolor empeoraba.

«Ser maligno.»

La hinchazon era notable, lo veia claramente si ponia las dos manos juntas. Y habia otra cosa que no le gustaba: unas lineas rojas y delgadas parecian alejarse de la herida y subir hasta la muneca. Continuo chupando con intensidad, intentando extraer cualquier veneno que pudiera haber dentro. Una taza de te recien hecho descansaba sobre su mesa. Lo removio, contando con cuidado.

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