se tardaba en recuperar el cadaver mas dificil se volvia. Contar las etapas del ciclo vital de ciertos insectos era una guia muy aproximada, y desagradable. Y Walter Hordern se habia empollado el tema en una pagina de medicina forense que habia encontrado en internet.
Despues, hacia tan solo un par de horas, habia recibido una llamada angustiosa de su queridisima hermana Charlie, que le conto que su novio, con quien llevaba saliendo mas de seis meses, la habia dejado. De veintisiete anos, Charlie era dos anos y medio menor que ella. Guapa y apasionada, siempre elegia a los hombres equivocados.
Como ella, se percato, con mas tristeza que amargura. Cumpliria treinta en octubre. Su mejor amiga, Millie -Millie
Como Richard, el abogado del que se habia enamorado perdidamente despues de que fuera al deposito a ver el cadaver de un caso de asesinato que estaba defendiendo. No fue hasta despues de prometerse, dos anos mas tarde, cuando le solto la «gran sorpresa». Habia encontrado a Dios. Y eso se convirtio en un problema.
Al principio penso que podria llevarlo bien. Pero despues de asistir a diversos servicios religiosos carismaticos en los que la gente se tiraba al suelo, poseida por el Espiritu Santo, comenzo a darse cuenta de que nunca en la vida seria capaz de conectar con aquello. Habia visto demasiadas muertes injustas. Demasiados ninos. Demasiados cadaveres de jovenes encantadores aplastados o, peor, carbonizados en accidentes de trafico. O muertos por sobredosis, intencionadas o accidentales. O mujeres y hombres honrados de mediana edad que habian fallecido en sus cocinas, al caer de una silla o enchufar algun aparato. O ancianos amables atropellados por autobuses cuando cruzaban la calle o fulminados por un ataque al corazon o una apoplejia.
Devoraba las noticias. Veia historias sobre mujeres jovenes en paises africanos que eran violadas por un grupo de hombres y despues estos les insertaban cuchillos en las vaginas o revolveres que luego disparaban. Y le dijo a Richard que lo lamentaba, que no podia creer que existiera un Dios afectuoso que dejaba que toda aquella mierda pasara.
La reaccion de el fue cogerla de la mano y ordenarle que le rogara a Dios que la ayudara a comprender «Su voluntad».
Cuando aquello no funciono, Richard comenzo a acosarla de manera ferviente e incansable, bombardeandola alternativamente con amor y luego con odio.
Entonces, Roy Grace, un hombre que siempre habia considerado un ser humano decente de verdad, ademas de muy atractivo, paso a formar parte de su vida de repente, aquel verano. Incluso habia empezado a creer, tal vez ingenuamente, que eran almas gemelas. Hasta esa manana, cuando se habia percatado de que ella no era mas que la sustituta temporal de un fantasma. Eso era lo unico que llegaria a ser en esta relacion.
Todas las secciones del
A reganadientes, porque odiaba desperdiciar el tiempo -y consideraba que ver la television era justo eso-, cogio el mando a distancia y empezo a hacer zapping por los canales de Sky. Puso el Discovery Channel, con la esperanza de que tal vez dieran un documental de naturaleza, pero un profesor con aspecto de fosil estaba pontificando sobre los estratos de la Tierra. Interesante, pero esta noche no, gracias.
Ahora su telefono volvia a sonar. Miro un momento la pantalla. El numero estaba oculto. Casi seguro que era trabajo. Contesto.
Era un operador del centro telefonico de la policia de Brighton. El mar habia arrastrado a la playa un cadaver, cerca del West Pier. Necesitaban que lo acompanara al deposito.
Tras colgar, hizo un calculo rapido. ?Cuando habia abierto la botella de vino? Sobre las seis. Hacia cuatro horas y media. Dos dosis de alcohol habrian situado a la mujer media al limite para poder conducir. Una botella de vino contenia un promedio de seis dosis. Se quemaba una cada hora. Tendria que poder conducir, o casi.
Cinco minutos despues, salio de casa, recorrio la calle y abrio la puerta de su MG deportivo.
Mientras subia y trataba de ponerse el cinturon, una figura surgio de entre las sombras del portal de una tienda, a poca distancia calle abajo, y dio los pocos pasos que la separaban de su propio coche. Cleo puso en marcha el MG, acelero el motor y se incorporo a la carretera. El pequeno Toyota Prius negro, propulsado por un motor electrico, se deslizo silenciosamente en la oscuridad, detras de ella.
Capitulo 53
Por ahora nadie habia dicho ni una palabra sobre su vestido. Ni Suzanne-Marie, ni Mandy, ni Cat, ni una sola de las amigas con las que se habia tropezado en la fiesta esta noche parecia haberse fijado, lo cual era muy insolito. Cuatrocientas cincuenta libras y ni un solo comentario. Quizas estuvieran celosas.
O quiza le quedara fatal.
A la mierda con ellas. ?Zorras!
Holly entro en otra habitacion, donde parpadeaban las luces de colores, la gente se apinaba, la musica sonaba a todo volumen y el hachis impregnaba el aire con un olor penetrante, a goma. Apuro los ultimos sorbos de su tercer martini de melocoton y se dio cuenta de que comenzaba a estar bastante alegre.
Al menos los hombres si se fijaban en ella.
El vestido negro ribeteado de
– Vaya veshtido. ?De donde eresh?
El hombre, que arrastraba las palabras a traves de unos dientes pequenos afilados y puntiagudos que le recordaron a los de una pirana, se balanceo delante de ella y el humo de su cigarrillo le entro en el ojo.
Vestia pantalones negros de cuero, una camiseta negra ajustadisima, un cinturon de strass, y lucia un gran pendiente de oro. Llevaba uno de los peinados mas estupidos que habia visto en su vida.
– De Marte -contesto ella y le esquivo, mirando a su alrededor, cada vez mas preocupada por Sophie.
– ?Norte o
Sophie no le habia devuelto los dos mensajes que le habia dejado para quedar con ella y tomar una copa antes de ir a la fiesta y compartir luego un taxi. Ahora eran las diez y media. Ya tendria que haber llegado, ?no?
Abriendose paso entre la multitud, buscando por todas partes a su amiga, llego a las cristaleras abiertas y salio a la terraza relativamente tranquila. Una pareja estaba sentada en un banco, comiendose la boca apasionadamente. Un hombre rubio de pelo largo, muy colocado, miraba a la playa y se sorbia la nariz repetidamente. Holly saco el movil de su bolso y comprobo si le habia llegado algun mensaje, pero no tenia ninguno. Entonces marco el numero del movil de Sophie.
De nuevo, salto directamente el buzon de voz.
Probo con el numero de su casa. Tambien salto el contestador.
– Ah, ?aqui
– Y ahora voy a volver a entrar -dijo Holly, y regreso al tumulto de dentro.
Estaba preocupada, porque Sophie era una persona formal. Esto no era nada propio de ella.
Pero no estaba tan preocupada como para no divertirse esa noche.