– No creerias cuanto tiempo pierdo leyendo cosas como esta, cuando tendria que desempenar mi trabajo, que consiste en ayudar a supervisar Sussex. Estoy empezando a odiar a la Union Europea, de verdad. Aqui tengo una estadistica interesante: ?conoces el Discurso de Gettysburg?
– Si, es mas, seguramente puedo recitartelo entero. Me lo aprendi en el colegio para un trabajo.
Vosper apenas asimilo aquella informacion y extendio lentamente las manos sobre la mesa, como si quisiera sujetarse bien.
– Cuando Abraham Lincoln pronuncio ese discurso, impulso los principios mas sacrosantos del mundo, libertad y democracia, que se consagraron en la constitucion de Estados Unidos. -Hizo una pausa y bebio agua-. Ese discurso tenia menos de trescientas palabras. ?Sabes cuantas palabras tiene la directiva europea sobre el tamano de las coles?
– No.
– ?Tiene 65.000!
Grace sonrio, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
Ella le devolvio la sonrisa, mas calida de lo que Grace recordaba haber visto nunca. Se pregunto si habria tomado alguna clase de pastilla. Luego, cambiando de tema bruscamente, pero todavia de buen humor, pregunto:
– Bueno, ?que tal por Munich?
Cauteloso de repente, otra vez en guardia, Roy dijo:
– Bueno, en realidad, fue una especie de langosta noruega.
Ella fruncio el ceno.
– ?Perdon? ?Has dicho «langosta noruega»?
– Es una expresion que utilizo cuando algo no es lo que esperabas.
Vosper ladeo la cabeza, todavia con el ceno fruncido.
– Estoy perdida.
– Hace un par de anos fui al restaurante de un pub de Lancing. En el menu habia un plato que se describia como «langosta noruega». La pedi, deseando comerme una buena langosta. Pero lo que en realidad me sirvieron fueron tres gambas pequenas, del tamano de mi menique, mas o menos.
– ?Te quejaste?
– Si, y entonces tuve que enfrentarme al Basil Fawlty particular de Sussex, que me saco un manual de cocina antiguo donde se explicaba que estas gambas en concreto a veces recibian el nombre de «langostas noruegas».
– Parece que es un restaurante que mas vale evitar.
– A menos que sientas la necesidad especial de llevarte una decepcion.
– Totalmente. -La subdirectora volvio a sonreir, con menos calidez ahora, como si se diera cuenta de que ella y este hombre siempre estarian en planetas diferentes-. Entonces, imagino que no encontraste a tu mujer en Munich.
Preguntandose como sabia que su mision habia sido esa, Grace nego con la cabeza.
– ?Cuanto tiempo hace ya?
– Un poco mas de nueve anos.
Parecio que Vosper iba a decir algo mas, pero acabo llenandose el vaso.
– ?Quieres agua? ?Te? ?Cafe?
– No, gracias. ?Que tal el fin de semana? -dijo, ansioso por dejar atras el tema de Sandy y preguntandose todavia por que Vosper lo habia convocado.
– Estuve en una conferencia de subdirectores en Basingstoke sobre la mejora del rendimiento policial o, mejor dicho, las percepciones que tiene la ciudadania del rendimiento policial. Una mas de las operaciones de maquillaje de Tony Blair. Un monton de gurus del marketing parloteando sobre como emplear de manera eficaz nuestros resultados, crear estrategias y conducir el proceso. -Se encogio de hombros.
– ?Cual es el secreto? -pregunto Grace.
– Ir a lo facil. -Le sono el movil. Miro la pantalla y rechazo la llamada con brusquedad-. En cualquier caso, ahora mismo los asesinatos siguen siendo nuestra prioridad. ?Que progresos hay? Y, por cierto, voy a asistir a la rueda de prensa de esta manana.
– ?Si? -Grace se quedo agradablemente sorprendido, y aliviado por no tener que cargar con toda la responsabilidad.
Tenia la sensacion de que con la noticia del segundo asesinato, la rueda de prensa, que estaba programada para las once, iba a ser complicada.
– ?Puedes ponerme al tanto de lo que tenemos? -pregunto-. ?Algun hueso que podamos lanzarles? ?Algun sospechoso? ?Y que hay del cadaver encontrado ayer? ?Dispones de suficiente personal en tu equipo, Roy? ?Necesitas refuerzos?
Casi podia palparse el alivio que le producia que Vosper pareciera haber olvidado el tema de Munich. Con un breve resumen, puso al dia a la subdirectora. Despues de contarle que el Bentley de Brian Bishop habia sido grabado por una camara mientras se dirigia a Brighton el jueves a las 23.47 de la noche, ella levanto una mano, para frenarle.
– Tienes suficiente con eso, Roy.
– Hay dos personas que han proporcionado coartadas bastante solidas para el. Hemos interrogado a su asesor financiero, con el que ceno, y el hombre recuerda la hora perfectamente, lo cual no nos ayuda. Si dice la verdad, Bishop no pudo pasar por delante de esa camara a las 23.47. Y la segunda persona es el conserje de su piso de Londres, un tal senor Oliver Dowler, a quien tambien hemos interrogado y que confirma que se levanto temprano esa manana y ayudo a Bishop a cargar su equipo de golf en el coche sobre las seis y media.
Vosper se quedo callada unos momentos, pensativa, absorbiendo la informacion. Luego dijo:
– Ese es el obstaculo que tenemos que superar.
Grace esbozo una sonrisa forzosa.
De repente, el telefono de Vosper sono. Levantando un dedo para disculparse, contesto.
Unos momentos despues, sono el movil de Grace. Las palabras «numero privado» en la pantalla indicaban que seguramente era del trabajo. Se levanto y se alejo de la mesa para contestar.
– Roy Grace.
Era el sargento Guy Batchelor.
– Creo que tenemos algo relevante, Roy. Acabo de recibir una llamada de una tal Sandra Taylor, una analista de la Unidad de Inteligencia que ha sido asignada a este caso. ?Sabias que Brian Bishop tiene antecedentes?
Capitulo 73
Paul Packer estaba sentado a una mesa de la terraza del bar Ha! Ha!, en Pavilion Parade, delante de la verja de entrada al Royal Pavilion de Brighton, bebiendo un cafe con leche y viendo el mundo pasar. Una sonrisa se dibujaba en sus labios. A las diez y media de un lunes de agosto, por la manana, una jornada calurosa y soleada, se podia estar en lugares mucho peores que este, penso. ?Y esto era mucho mejor que trabajar! Aquello era un chiste privado consigo mismo, porque, naturalmente, estaba trabajando.
Aunque a la camarera no se lo pareciera, o a la gente que pasaba, lo unico que veian era un hombre de veintitantos anos, de estatura baja pero corpulento, con la cabeza rapada y perilla, de aspecto desalinado, con una camiseta gris sin forma, un cuaderno abierto delante de el, en el que parecia tomar notas. Uno mas de los muchos estudiantes que andaban por los cafes de toda la ciudad.
No se le escapaba nada. Registraba cada cara que pasaba en ambas direcciones.
Personas vestidas con ropa de oficina, algunas con bolsas o maletines, que corrian hacia reuniones o, en algunos casos, simplemente llegaban tarde al trabajo. Observo a los turistas; una pareja de ancianos caminaba en circulos, intentando leer un mapa, el hombre senalando en una direccion, la mujer negando con la cabeza e indicando la otra. Vio a una pareja de mediana edad, holandeses, supuso, andando con decision, vestidos con ropa ridicula y cargando pesadas mochilas a la espalda, como si estuvieran en una especie de safari y necesitaran llevar sus propios suministros. Entonces contemplo a dos chicos con ropa ancha que practicaban un salto