La matricula era claramente visible, pero era imposible determinar la marca del coche. Era una prueba secundaria util, pero no definitiva. Un abogado defensor medianamente competente la desmontaria en segundos. Pero valia la pena tenerlo en cuenta. Un hecho mas para que el jurado debatiera.
Bella anadio que el contenido del ordenador que Bishop tenia en casa estaba siendo analizado por Ray Packham, de la Unidad de Delitos Tecnologicos, y que esperaba su informe. Y luego solto el golpe mortal.
– Hemos recibido los informes del laboratorio sobre los analisis de ADN del semen hallado en la vagina de la senora Bishop -dijo, leyendo sus notas con voz practica-. Habia dos eyaculaciones de espermatozoides distintas en las muestras tomadas por el patologo del Ministerio del Interior en la autopsia -anuncio-. Segun su opinion, basandose en la movilidad de los espermatozoides presentes en la vagina de la senora Bishop, las dos eyaculaciones se produjeron la noche del jueves, 3 de agosto, con pocas horas de diferencia. Una todavia esta sin identificar, pero creemos que las pruebas de ADN demostraran que es del amante de la senora Bishop, que ha admitido que mantuvieron relaciones sexuales el jueves por la noche. La otra se corresponde al cien por cien con el ADN extraido a Brian Bishop.
Hizo una pausa.
– Esto significa, por supuesto, que al contrario de lo que dice su coartada, que estaba en Londres, Bishop fue a Brighton y mantuvo relaciones sexuales con su mujer, en algun momento proximo a la hora de su muerte.
Grace espero pacientemente, dejando que la informacion calara. Notaba la tension en la sala.
– Habeis hecho todos un buen trabajo. Detendremos a Brian Bishop esta noche, como sospechoso del asesinato de su mujer. Pero aun no estoy seguro de que matara a Sophie Harrington. Asi que no quiero leer manana en el Argus que hemos resuelto estos homicidios. ?Esta claro?
El silencio con que fueron acogidas sus palabras le confirmo que no habia quedado ninguna duda al respecto.
Capitulo 83
Brian Bishop salio de la ducha del bano del hotel, se seco y luego hurgo en la bolsa de viaje que Maggie Campbell le habia llevado a su habitacion hacia una hora, con ropa limpia que habia recogido de su casa.
Saco un polo azul oscuro y unos pantalones anchos azul marino. El olor de una barbacoa entro flotando con la brisa suave por la ventana abierta. Era tentador, aunque, con el estomago revuelto, no tenia demasiado apetito. Lamentaba haber aceptado la invitacion a cenar de Glenn y Barbara Mishon, que eran los mejores amigos de el y Katie. Normalmente, le encantaba su compania; Barbara llamo antes y lo habia convencido para ir a su casa.
En ese momento le parecio una propuesta mas atractiva que pasar otra noche solo en esa habitacion, con sus pensamientos y un carrito del servicio de habitaciones. Pero la reunion de la tarde con Robert Vernon le habia hecho ser consciente de la realidad de lo que habia sucedido y lo habia sumido en un estado depresivo terrible. Era como si, hasta aquel instante, todo hubiera sido una pesadilla. Pero ahora la enormidad de la situacion le abrumaba. Habia tanto en lo que pensar… Demasiado. La verdad es que lo unico que queria era sentarse a solas y poner en orden sus pensamientos.
Sus mocasines de ante marron estaban en el suelo. En realidad hacia demasiado calor para ponerse calcetines, pero pareceria demasiado relajado, demasiado irrespetuoso para con Katie si se vestia excesivamente informal. Asi que se sento en la cama y se puso unos azul claro e introdujo los pies en los zapatos. Fuera, en uno de los jardines traseros a los que daba su ventana, oyo a gente hablando, un nino gritando, musica sonando, una risita.
Luego, llamaron a la puerta.
Seguramente era el servicio de habitaciones que queria hacen las camas, penso mientras abria. Pero vio a los dos policias que le habian comunicado la noticia de la muerte de Katie.
El negro levanto su placa.
– Sargento Branson e inspector Nicholl. ?Podriamos entrar, senor?
A Bishop no le gusto la expresion de sus caras.
– Si, por supuesto -dijo; retrocedio al interior de la habitacion sujetando la puerta para que pasaran-. ?Tienen alguna novedad?
– Brian Desmond Bishop -dijo Branson-, han salido pruebas a la luz, y a consecuencia de ellas le detengo como sospechoso de la muerte de la senora Katherine Bishop. Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y sera utilizada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene derecho a hablar con un abogado. Si no puede pagar uno, se le proporcionara uno de oficio. ?Ha comprendido?
Por un momento, Bishop no respondio nada. Luego dijo:
– No hablara en serio.
– Mi companero, el inspector Nicholl, va a cachearle rapidamente.
Bishop levanto los brazos casi de manera mecanica, para permitir que Nicholl lo registrara.
– Yo… Lo siento -dijo entonces Bishop-. Necesito llamar a mi abogado.
– Me temo que ahora no es posible, senor. Tendra oportunidad de hacerlo cuando lleguemos al centro de detencion.
– Tengo derecho a…
Branson alzo sus manos anchas.
– Senor, conocemos sus derechos. -Luego las dejo caer y cogio un par de esposas de su cinturon-. Por favor, coloque las manos detras de la espalda.
El poco color que le quedaba a Bishop en la cara desaparecio ahora por completo.
– ?No me espose, por favor! No voy a huir. Aqui se ha producido un malentendido. Esto es un error. Podemos solucionarlo.
– Manos detras de la espalda, senor.
Presa totalmente del panico, Bishop repaso la habitacion con los ojos desorbitados.
– Necesito algunas cosas. Mi chaqueta… La cartera… Yo… Por favor, dejen que me ponga la chaqueta.
– ?Cual es, senor? -pregunto Nicholl.
Bishop senalo el armario.
– La de color beis.
Luego senalo su telefono movil y su Blackberry, sobre la mesita de noche. Nicholl dio unas palmadas a la chaqueta, luego Branson le permitio ponersela y guardar la cartera, el movil, la Blackberry y unas gafas de leer en los bolsillos. Luego le volvio a pedir que colocara las manos detras de la espalda.
– Oigan, ?realmente es necesario? -suplico Bishop-. Va a ser muy embarazoso para mi. Vamos a cruzar el hotel.
– Hemos acordado con el director ir por una salida de incendios lateral. ?Tiene bien la mano, senor? -le pregunto Branson, mientras cerraba la primera esposa.
– No llevaria un vendaje si la tuviera bien -le espeto Bishop. Todavia mirando la habitacion, dijo, aterrorizado de repente-: ?Mi portatil?
– Me temo que se lo vamos a incautar, senor.
Nick Nicholl cogio las llaves del coche de Bishop.
– ?Tiene un vehiculo en el aparcamiento, senor Bishop?
– Si. Si. Podria conducirlo… Podrian venir conmigo.
– Me temo que tambien se lo vamos a incautar, para realizar pruebas forenses -dijo Branson.
– Esto es increible -dijo Bishop-. ?Esto es increible, joder!
Pero ninguno de los dos policias mostro compasion. Mostraban una conducta completamente distinta a cuando le dieron la mala noticia el viernes pasado por la manana.
– Necesito hacer una llamada rapida a los amigos con los que iba a cenar, para decirles que no voy a ir.
– Alguien se encargara de llamarlos por usted, desde el centro de detencion.
– Si, pero van a cocinar para mi. -Senalo el telefono del hotel-. Por favor… Dejenme llamarlos. Seran solo treinta segundos.
– Lo siento, senor -dijo Branson, repitiendose como un automata-. Alguien los llamara por usted, desde el centro de detencion.