realidad, y no habia nadie a la vista.

– ?Venga, Sally! -le grito a su doncella, que iba al menos dos metros rezagada.

– Es muy pronto -se quejo esta.

– Son las siete y media -le dijo Olivia, deteniendose unos instantes para dejar que Sally le diese alcance.

– Eso es pronto.

– En circunstancias normales estaria de acuerdo contigo, pero resulta que creo que estoy empezando una nueva etapa. ?Has visto lo bonito que esta el dia? El sol brilla, hay musica en el aire…

– Yo no oigo ninguna musica -refunfuno Sally.

– Los pajaros, Sally. El trino de los pajaros.

La doncella siguio sin convencerse.

– Esa nueva etapa de la que habla… digo yo que no querria plantearse volver a la anterior, ?verdad?

Olivia sonrio de oreja a oreja.

– No sera tan horrible. En cuanto lleguemos al parque nos sentaremos y disfrutaremos del sol. Yo leere el periodico, tu bordaras y nadie nos molestara.

Solo que al cabo de apenas un cuarto de hora, Mary Cadogan aparecio literalmente corriendo.

– Tu madre me ha dicho que estabas aqui -le dijo sin aliento-. ?Ya te encuentras mejor?

– ?Has hablado con mi madre? -pregunto Olivia, incapaz de dar credito a su mala suerte.

– El sabado me dijo que me mandaria un mensaje en cuanto te encontraras mejor.

– Mi madre es increiblemente rapida -dijo Olivia entre dientes.

– ?A que si?

Sally se deslizo un poco en el banco, sin levantar la vista apenas de su bordado. Mary tomo asiento entre las dos y estuvo buscando la posicion adecuada hasta que entre su falda rosa y la verde de Olivia pudieron verse un par de centimetros de banco.

– Quiero saberlo todo -le dijo Mary a su amiga, en voz baja y expectante.

A Olivia se le paso por la cabeza fingir un desconocimiento absoluto, pero ?para que en realidad? Ambas sabian perfectamente de lo que le estaba hablando.

– No hay mucho que contar -le dijo, enrollando el periodico en un intento por recordarle a Mary que habia venido al parque a leer-. Me identifico como vecina suya y me pidio que bailaramos. Fue todo muy civilizado.

– ?Comento algo de su prometida?

– Por supuesto que no.

– ?Y sobre Julian Prentice?

Olivia puso los ojos en blanco.

– ?De veras crees que le contaria a una absoluta desconocida, mujer ademas, que le puso un ojo morado a otro caballero de un punetazo?

– No -contesto Mary con pesar-. Era demasiado pedir, la verdad. ?No hay manera de que alguien me de los detalles!

Olivia hizo lo posible por aparentar que todo el asunto la aburria.

– Muy bien -continuo Mary sin inmutarse ante la falta de respuesta de su amiga-. Hablame del baile.

– Mary. -Fue un pequeno grunido, un pequeno chasquido; ordinario, sin duda, pero es que bajo ningun concepto queria Olivia contarle nada a Mary.

– Tienes que contarmelo -insistio su amiga.

– Alguna otra cosa de interes habra en Londres, aparte de mi unico, brevisimo y aburridisimo baile con sir Harry Valentine ?no?

– La verdad es que no -respondio Mary, que se encogio de hombros y luego reprimio un bostezo-. A Philomena se la ha llevado su madre a la fuerza a Brighton, y Anne esta enferma. Probablemente haya pillado el mismo resfriado que pillaste tu.

«Probablemente no», penso Olivia.

– Nadie ha visto a sir Harry desde el recital -anadio Mary-. No ha ido a ningun sitio mas.

Cosa que no sorprendio a Olivia. Lo mas probable es que estuviese sentado frente a su escritorio, garabateando con frenesi. Y posiblemente llevara puesto ese ridiculo sombrero.

Aunque ella no podia saberlo. Llevaba dias sin asomarse a la ventana, sin mirar hacia ella siquiera. Bueno, en cualquier caso no mas de seis u ocho veces.

Diarias.

– ?De que hablasteis entonces? -inquirio Mary-. Se que hablaste con el. Vi como movias los labios.

Olivia se giro hacia ella, los ojos encendidos de rabia.

– ?Me estuviste leyendo los labios?

– ?Oh, venga ya! Como si tu nunca hubieras hecho eso.

No solamente era cierto, sino ademas irrefutable, puesto que lo habia hecho con Mary. Pero estaba claro que era pertinente una respuesta (no, una replica), de modo que Olivia resoplo ligeramente y dijo:

– Nunca te lo he hecho a ti.

– Pero lo harias -repuso Mary con rotundidad.

Tambien cierto, pero no era algo que Olivia tuviese la intencion de admitir.

– ?De que hablasteis? -volvio a preguntar Mary.

– De nada especial -mintio Olivia enrollando de nuevo el periodico, esta vez haciendo mas ruido. Habia echado un vistazo a las paginas de sociedad (siempre empezaba por el final), pero queria leer las noticias relacionadas con el parlamento. Siempre las leia. Todos los dias. Ni siquiera su padre las leia a diario, y eso que era un miembro de la Camara de los Comunes.

– Parecias enfadada -insistio Mary.

«Ahora lo estoy», quiso quejarse Olivia.

– ?Lo estabas?

– Te habras equivocado.

– No lo creo -dijo Mary con esa horrible voz cantarina con la que hablaba cuando creia que tenia razon.

Olivia desvio la mirada hacia Sally, que estaba pasando su aguja por la tela, fingiendo no escuchar. Entonces volvio los ojos hacia Mary, dedicandole una mirada de socorro, como diciendo: «Delante de los criados no».

No era una solucion definitiva al problema de Mary, pero al menos la tendria un rato callada.

Volvio a enrollar el periodico y acto seguido se miro las manos consternada. Lo habia cogido antes de que el mayordomo tuviera ocasion de planchar el papel y ahora la tinta se le estaba quedando pegada en la piel.

– ?Que asco! -exclamo Mary.

A Olivia no se le ocurrio ninguna respuesta, salvo:

– ?Donde esta tu doncella?

– ?Ah…, esta ahi! -contesto Mary, senalando con la mano a un punto indefinido del espacio que quedaba a sus espaldas. Y entonces Olivia comprendio su tremendo error de calculo, porque al instante Mary se giro hacia Sally y le dijo-: Conoces a Genevieve, ?verdad? ?Por que no vas a hablar con ella?

Sally conocia a la doncella de Mary, y tambien sabia que sus conocimientos de la lengua inglesa eran, en el mejor de los casos, limitados, pero como Olivia no pudo intervenir e insistirle en que no hablase con Genevieve, Sally se vio obligada a dejar de bordar y acudir a su encuentro.

– ?Bravo! -exclamo Mary con orgullo-. ?Excelente tactica! Ahora cuentame, ?como es sir Harry? ?Es guapo?

– Ya lo has visto.

– Si, pero ?es guapo de cerca? Tiene unos ojos… -Mary se estremecio.

– ?Bah! -exclamo Olivia, recordando de pronto-. Son marrones, no de color gris azulado.

– No puede ser. Estoy convencida…

– Te equivocaste.

– No, nunca me equivoco en cosas como esa.

– Mary, estuve a esto de su cara -dijo Olivia, senalando la distancia que las separaba-. Te aseguro que sus

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