La senorita Cadogan se puso de pie, toda su atencion puesta en Winston.
– ?Ya te encuentras mejor? Porque debo decir que estas un poco palido.
A Harry le parecia la viva estampa de la salud.
– Estoy bien -dijo Winston entre dientes. Su ira iba claramente dirigida hacia su hermana, quien seguia sentada en el banco, con aspecto de suma satisfaccion por sus recientes logros.
La senorita Cadogan desvio la mirada hacia Olivia, que estaba cabeceando mientras movia los labios en silencio: «No lo esta».
– Decididamente, te traere la tintura -dijo la senorita Cadogan-. El sabor es un poco asqueroso, pero nuestra ama de llaves tiene una fe ciega en ella.
– De verdad que no es necesario -protesto Winston.
– De todas formas yo pensaba volver pronto -anadio la senorita Cadogan, demostrando que el joven Bevelstoke no tenia nada que hacer contra la suma de poderes de dos mujeres decididas-. Me puedes acompanar.
– Dile a mama que volvere enseguida -dijo Olivia con dulzura.
Su hermano la fulmino con la mirada. Era evidente que habia perdido, asi que le ofrecio el brazo a la senorita Cadogan y se fue con ella.
– Bien jugado, lady Olivia -dijo Harry admirado en cuanto los otros dos estuvieron fuera del alcance del oido.
Ella lo miro hastiada.
– No es usted el unico caballero que me resulta irritante.
Como le fue imposible ignorar un comentario como ese, Harry se sento a su lado, dejandose caer en el sitio recien desocupado por la senorita Cadogan.
– ?Hay algo interesante? -pregunto senalando el periodico.
– ?Como voy a saberlo, si no paran de interrumpirme! -repuso ella.
El se rio entre dientes.
– Pues aprovecho para disculparme, por supuesto, pero no pienso darle la satisfaccion de saberlo.
Ella apreto los labios, era de suponer que para reprimir una replica.
Harry se reclino y cruzo el tobillo derecho sobre la rodilla izquierda, dejando que su relajada postura indicase que no pensaba marcharse.
– Al fin y al cabo -reflexiono el en voz alta-, tampoco es que este invadiendo su intimidad. Estamos sentados en un parque de Hyde Park, al aire libre, en un espacio publico, etcetera.
Hizo un alto, dandole a Olivia la posibilidad de decir algo, pero como no dijo nada, el continuo:
– De haber querido intimidad, podria haberse llevado el periodico a su habitacion o tal vez a su despacho. Son sitios donde presuntamente uno puede actuar en la intimidad ?no cree?
Harry espero de nuevo. Y, de nuevo, ella rehuso responder a la provocacion. Asi que redujo el tono de voz a un susurro y pregunto:
– ?Tiene usted un despacho, lady Olivia?
Pensaba que no contestaria, puesto que Olivia tenia los ojos clavados al frente, decidida a no mirarlo a el, pero para gran sorpresa suya, solto:
– No.
Harry la admiro por eso, pero no lo bastante para cambiar de tactica.
– ?Que pena! -musito el-. Porque a mi me parece de lo mas beneficioso tener un lugar para mi que no se utilice para dormir. Si desea leer el periodico lejos de miradas fisgonas, deberia usted contemplar la posibilidad de tener un despacho, lady Olivia.
Ella se volvio a el con una expresion de extraordinaria indiferencia.
– Esta sentado encima del bordado de mi doncella.
– Disculpeme. -Harry miro hacia abajo, se saco de debajo la tela (apenas habia chafado el borde, pero decidio ser magnanimo y omitir comentario alguno) y la puso a un lado-. ?Donde
Olivia sacudio la mano en una direccion indeterminada.
– Se ha ido con la doncella de Mary. Estoy convencida de que volvera en cualquier momento.
Harry no tenia respuesta para eso, asi que dijo:
– Tiene usted una relacion curiosa con su hermano.
Ella se encogio de hombros, tratando claramente de deshacerse de el cuanto antes.
– A mi el mio me detesta.
Eso capto el interes de Olivia. Se giro, sonrio con excesiva dulzura y dijo:
– Me gustaria conocerlo.
– No me cabe duda -contesto el-. No suele venir por mi despacho, pero cuando se levanta a una hora razonable, desayuna en el comedor pequeno, cuyas ventanas estan justo dos mas alla que mi despacho, hacia la fachada frontal de la casa. Puede intentar encontrarlo alli.
Ella lo miro con dureza. El, a cambio, le dedico una sonrisa forzada.
– ?Por que esta aqui? -inquirio Olivia.
Harry senalo su montura.
– He salido a cabalgar.
– No, ?por que esta
El penso unos instantes en eso.
– Me saca usted de quicio.
Olivia fruncio los labios.
– Bueno -dijo ella con cierta brusquedad-. Me imagino que es justo.
Expreso su opinion con bastante cordialidad, si bien el tono no fue cordial; al fin y al cabo, tan solo unos minutos antes le habia dicho a Harry que le resultaba irritante.
Entonces llego su doncella. Harry la oyo antes de verla, porque caminaba pisoteando enfadada la hierba humeda y tenia una pizca de evidente acento cockney en la voz.
– ?Por que esa mujer parece pensar que yo deberia aprender frances? Es ella la que esta en Inglaterra, digo yo. ?Ohhh! -Hizo un alto, mirando a Harry con cierta sorpresa. Al continuar hablando, lo hizo con una voz y un acento considerablemente mas refinados-. Lo lamento, senora. No me habia dado cuenta de que tenia usted compania.
– Sir Harry Valentine ya se va -dijo lady Olivia, con absoluta dulzura y naturalidad. Se giro hacia el con una sonrisa tan deslumbrante y alegre que acabo entendiendo el porque de todos esos corazones rotos de los que no paraba de oir hablar-. Muchisimas gracias por la compania, sir Harry -le dijo.
A el se le corto la respiracion y penso que Olivia mentia sumamente bien. Si no acabase de pasar los ultimos 10 minutos con la dama a la que en su mente se referia ya como «la chica arisca», el mismo se habria podido enamorar de ella.
– Como bien dice, lady Olivia -dijo el en voz baja-, me voy ya.
Y eso hizo, con la firme intencion de no volverla a ver nunca mas.
Como minimo no intencionadamente.
Tras haber borrado de su mente todo pensamiento sobre lady Olivia, avanzada la manana Harry volvio al trabajo y por la tarde se hallaba inmerso en un sinfin de modismos rusos.
Kogda rak na goryeh svistnyet = Cuando el cangrejo silbe en la montana = Cuando las ranas crien pelo.
S dokhlogo kozla i shersti klok = Incluso un jiron de lana de una cabra muerta tiene algun valor =
Equivale a…
Equivale a…
Estuvo varios minutos reflexionando sobre esto mientras repiqueteaba distraidamente la pluma contra el papel secante, y estaba a punto de rendirse y pasar a otra cosa cuando oyo que llamaban a la puerta.