Capitulo 11

Bien mirado, Harry podia dar la jornada casi por finalizada. En un dia normal habria traducido el doble de lo que habia logrado hacer hoy, posiblemente mas, pero se habia distraido.

De pronto se habia encontrado mirando hacia la ventana de Olivia, aunque sabia que no estaba ahi. Hoy se suponia que tenia que ir a ver al principe. A las tres de la tarde. Lo que significaba que probablemente habia salido de casa poco antes de las dos. La residencia del embajador ruso no estaba muy lejos, pero el conde y la condesa no querrian correr el riesgo de llegar tarde. Siempre habia trafico, podia romperse una rueda o aparecer algun golfo en la calzada… Cualquier persona minimamente prudente salia de casa con el tiempo suficiente por si habia retrasos imprevistos.

Seguramente Olivia estaria alli encerrada dos horas, a lo mejor tres; nadie como los rusos para alargar estas cosas. Luego media hora para volver a casa y…

Bueno, ahora estaba en casa, eso seguro. A menos que se hubiese vuelto a ir, pero no habia visto salir el carruaje de los Rudland.

No es que hubiese estado pendiente, pero tenia las cortinas descorridas. Y si se colocaba en un angulo determinado, podia ver el resplandor de un pequeno haz de luz procedente de la calle. Y, por supuesto, cualquier carruaje que pasara casualmente por ahi.

Se levanto y se desperezo, alzando las manos por encima de la cabeza y dibujando circulos con esta. Tenia la intencion de traducir una pagina mas esta noche (segun el reloj de la repisa de la chimenea eran solo las nueve y media), pero ahora mismo necesitaba mover un poco las piernas para activar la circulacion sanguinea. Bordeo su escritorio y camino hasta la ventana.

Y ahi estaba ella.

Durante unas decimas de segundo se quedaron los dos petrificados, como preguntandose si deberian fingir no haberse visto.

Y entonces Harry penso que no, por supuesto que no.

Saludo a Olivia con la mano.

Ella sonrio y le devolvio el saludo, y luego…

Harry se quedo mirando atonito. Olivia estaba abriendo la ventana.

Asi que, naturalmente, el hizo lo mismo.

– Se que me dijo que no habia leido esto -dijo ella sin preambulos-, pero ?le ha echado siquiera un vistazo?

– Buenas noches tenga usted -le dijo el en voz alta-. ?Que tal con el principe?

Ella meneo la cabeza con impaciencia.

– El libro, sir Harry, el libro. ?Ha leido algun pasaje?

– Me temo que no. ?Por que?

Olivia lo levanto con las dos manos, sosteniendolo justo delante de su cara, y luego lo movio hacia un lado para poder ver a Harry.

– ?Es absurdo!

El asintio en senal de aprobacion.

– Ya me lo suponia.

– ?La madre de la senorita Butterworth muere picoteada por unas palomas!

Harry reprimio la risa.

– ?Sabe? Para mi eso lo vuelve considerablemente mas interesante.

– ?Palomas, sir Harry! ?Hablamos de palomas!

El levanto el rostro sonriendo de oreja a oreja. Se sentia un poco como Romeo y Julieta, quitando la enemistad de sus familias y el veneno.

Y anadiendole las palomas.

– No me importaria escuchar esa parte -le dijo Harry-. Parece de lo mas intrigante.

Ella lo miro con el ceno fruncido, apartandose de un manotazo un mechon de pelo que la brisa le habia traido a la cara.

– Lo de la madre es anterior a la accion del libro. Con suerte, antes de que llegue al final la senorita Butterworth tambien sera picoteada.

– Veo que ha estado leyendolo.

– Algun que otro fragmento -confeso Olivia-. Eso es todo. El inicio del capitulo cuatro y… -bajo los ojos, pasando aprisa las paginas antes de volver a levantar la mirada- la pagina ciento noventa y tres.

– ?No se ha planteado empezar por el principio?

Hubo una pausa. Una pausa bastante larga. Y entonces dijo ella con desden:

– No pretendia leerlo.

– Pero, le ha llamado la atencion, ?eh?

– ?No, en absoluto! -Cruzo los brazos, lo que hizo que se le cayera el libro. Desaparecio unos instantes y luego volvio a aparecer en escena con La senorita Butterworth en la mano-. Era tan irritante que no he podido parar.

Harry se apoyo en el alfeizar con una amplia sonrisa.

– Parece apasionante.

– Absurdo, eso es lo que es. Entre la senorita Butterworth y el baron, me quedo con el baron.

– ?Oh, venga ya! Es una novela romantica, como mujer tiene que ponerse de parte de la dama.

– Es una idiota. -Volvio a bajar la mirada hacia el libro, pasando las paginas con extraordinaria rapidez-. Aun no se si el baron ademas de estar loco es un asesino, pero de ser asi espero que consiga sus propositos.

– Imposible -le dijo Harry.

– ?Que le hace pensar eso? -Olivia se dio otro manotazo en la cara, tratando de apartarse el pelo de la nariz. La brisa era mas fuerte y Harry estaba disfrutando bastante con todo esto.

– ?Ha escrito el libro una mujer? -inquirio el.

Olivia asintio.

– Sarah Gorely. En mi vida he oido hablar de ella.

– ?Y es una novela romantica?

Ella volvio a asentir con la cabeza.

Harry sacudio la suya en senal de negacion.

– No se cargara a la heroina.

Olivia lo miro fijamente durante un largo instante, luego no dudo en abrir el libro por el final.

– ?Oh, no haga eso! -la reprendio Harry-. ?Asi no tiene gracia!

– No pienso leerlo -replico ella-. ?Dejese de gracias!

– Creame -dijo el-, cuando un hombre escribe una novela de amor, la protagonista muere. Cuando la escribe una mujer, hay un final feliz.

Olivia abrio la boca, como sin saber muy bien si debia ofenderle la generalizacion. Harry reprimio una sonrisa burlona. Le gustaba desconcertarla.

– ?Como va a ser romantico si la protagonista muere? -pregunto ella recelosa.

El se encogio de hombros.

– Yo no he dicho que tenga sentido, solo que es asi.

Olivia no parecia saber como interpretar eso, y Harry disfruto de lo lindo estando simplemente ahi, apoyado en el alfeizar, y observando como ella miraba con rabia el libro que tenia en las manos. Olivia, de pie frente a su ventana, era absolutamente adorable, incluso enfundada en esa espantosa bata azul que llevaba. Sobre la espalda le colgaba una unica y gruesa trenza, y Harry se pregunto por que se le ocurria esto ahora, cuando la conversacion entera era sumamente pintoresca. No conocia a sus padres, pero se imaginaba que no verian con buenos ojos que su hija charlase con un hombre soltero desde la ventana y en plena oscuridad.

Y en bata.

Pero se lo estaba pasando demasiado bien como para que ello le preocupara, asi que decidio que si a Olivia no le importaba descuidar los modales, a el tampoco.

Ella puso cara de pilluela y a continuacion miro de nuevo hacia el libro mientras sus dedos pasaban furtivamente las paginas hasta llegar a las ultimas.

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