– No lo haga -le advirtio el.

– Solo quiero ver si tiene razon.

– En ese caso empiece por el principio -le dijo Harry, basicamente porque sabia que eso la sacaria de quicio.

Ella solto un grunido.

– No quiero leer el libro entero.

– ?Por que no?

– Porque no me gustara y sera una perdida de tiempo.

– No sabe si le gustara o no -senalo el.

– Lo se -repuso ella con absoluta conviccion.

– ?Por que no le gusta leer? -quiso saber Harry.

– ?Por esto! -exclamo Olivia, dando una pequena sacudida a La senorita Butterworth-. Porque es un autentico disparate. Si me diera usted un periodico, eso si que lo leeria. De hecho, leo la prensa de cabo a rabo, todos los dias.

Harry estaba impresionado. No es que creyera que las mujeres no leian el periodico, era solo que no habia pensado mucho en el asunto. Desde luego su madre nunca habia leido la prensa y si su hermana lo hacia, nunca le habia comentado nada al respecto en su correspondencia mensual.

– Lea la novela -le sugirio el-. Puede que se lleve una sorpresa y le guste.

– ?Por que me insta a leer algo que a usted mismo no le interesa? -pregunto ella no con poco recelo.

– Porque… -Pero Harry se detuvo, porque no sabia por que lo hacia. Solo sabia que le habia dado el libro y que disfrutaba metiendose con ella-. Hagamos un trato, lady Olivia.

Ella ladeo la cabeza con expectacion.

– Si usted lo lee entero, de principio a fin, yo hare lo mismo.

– Leera La senorita Butterworth y el baron demente -repuso ella con desconfianza.

– Lo hare. En cuanto usted acabe el libro.

Parecia como si Olivia fuese a mostrar su conformidad y, de hecho, abrio la boca para hablar, pero entonces se quedo inmovil y mirando con ojos sospechosamente entornados.

Esta mujer tenia dos hermanos, se recordo a si mismo Harry. Seguramente sabia como pelear, con astucia.

– Creo que deberia leerlo conmigo -le dijo ella.

Eso desencadeno toda clase de pensamientos en Harry, la mayoria de ellos avivados por su habitual costumbre de leer novelas antes de acostarse.

Antes de dormirse.

– Comprese otro ejemplar -le insistio Olivia.

Su estupendo sueno llego a su fin y se desintegro.

– Compararemos las notas que vayamos tomando. Sera como en un club de lectura. Uno de esos salones literarios a los que siempre rehuso ir cuando me invitan.

– No se imagina la ilusion que me hace.

– ?Ya puede estar ilusionado! -replico ella-. Nunca le he sugerido a nadie algo semejante.

– No se si en la tienda habra otro ejemplar -pretexto el.

– Le encontrare uno. -Olivia esbozo una sonrisa de satisfaccion-. Confie en mi, se comprar.

– ?Por que de pronto me ha entrado miedo? -musito Harry.

– ?Que?

El la miro fijamente y dijo en voz mas alta:

– Me asusta usted.

Olivia parecio alegrarse de ello.

– Leame un pasaje -le pidio Harry.

– ?Ahora? ?En serio?

El se sento de lado en el alfeizar con la espalda apoyada en el marco de la ventana.

– El principio, si le parece bien.

Olivia lo miro atentamente unos instantes, luego se encogio de hombros y dijo:

– Muy bien, vamos alla. -Carraspeo-. Era una noche oscura y ventosa.

– Tengo la sensacion de que eso ya lo he oido antes -comento Harry.

– Me ha interrumpido.

– Lo siento mucho. Siga.

Ella le lanzo una mirada y luego continuo:

– Era una noche oscura y ventosa, y la senorita Priscilla Butterworth estaba convencida de que de un momento a otro empezaria a llover, y caeria del cielo una incesante cortina de agua que mojaria cuanto habia dentro de su ambito. -Alzo la vista-. Esto es horrible. Y no estoy segura de que la autora haya usado correctamente la palabra «ambito».

– Se ajusta bastante a la idea que quiere dar -dijo Harry, aunque estaba completamente de acuerdo con ella-. Continue.

Olivia cabeceo, pero aun asi obedecio.

– Naturalmente, dentro de su diminuta habitacion estaba guarecida de las inclemencias del tiempo, pero los marcos de las ventanas vibraban con tal estruendo que esa noche le seria imposible conciliar el sueno. Acurrucada en su estrecha y fria cama, bla, bla, bla, espere un segundo que me ire directamente a la parte donde se pone interesante.

– No puede hacer eso -la regano el.

Olivia sostuvo La senorita Butterworth en alto.

– Soy yo la que tengo el libro.

– Pues tiremelo -dijo el de repente.

– ?Como?

Harry se aparto del alfeizar y se puso de pie asomando el tronco por la ventana.

– Tirelo.

Ella estaba sumamente indecisa.

– ?Lo cogera?

El le arrojo el guante.

– Si usted se atreve a tirarlo, yo lo cogere.

– ?Pues claro que me atrevo a tirarselo! -replico ella, visiblemente ofendida.

Harry sonrio satisfecho.

– No conozco a ninguna chica que se atreva.

En ese momento Olivia se lo lanzo y fue solo gracias a sus rapidos reflejos, afilados tras anos en el campo de batalla, que consiguio cogerlo a tiempo.

Gracias a Dios lo cogio, porque de lo contrario no estaba seguro de haber podido sobrevivir a semejante humillacion.

– La proxima vez procure tirarlo con mas suavidad -se quejo Harry.

– ?Que gracia tendria eso?

Nada de Romeo y Julieta. Esto se parecia mucho mas a La fierecilla domada. Harry alzo la vista. Olivia se habia acercado una silla y ahora estaba sentada junto a su ventana abierta, esperando con expresion de exagerada paciencia.

– Vamos alla -dijo el tras encontrar el punto en el que ella habia interrumpido la lectura-. Acurrucada en su estrecha y fria cama, no pudo evitar recordar todos los acontecimientos que la habian conducido a este desolador momento, en esta desoladora noche. Pero no es aqui, queridos lectores, donde empieza nuestra historia.

– Detesto que los escritores hagan eso -anuncio Olivia.

– ?Chsss…! Tenemos que empezar por el principio, que no es cuando la senorita Butterworth llego a Thimmerwell Hall, ni siquiera cuando llego a Fitzgerald Place, su casa frente a Thimmerwell Hall. No, tenemos que empezar por el dia en que nacio, en un pesebre…

– ?Un pesebre! -casi chillo Olivia.

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