una orden. Vladimir gruno su conformidad y luego anadio su propia sarta incomprensible de palabras.
Olivia alargo la vista hacia Harry, que tenia el entrecejo fruncido. Se imagino que seguramente ella tambien lo habia arrugado.
Vladimir emitio otro sonido ronco y regreso a su rincon, y Harry, testigo de toda la conversacion, miro al principe y le dijo:
– Es muy comodo contar con Vladimir.
El principe Alexei lo miro hastiado.
– No entiendo que quiere decir.
– Viene, va, hace cualquier cosa que usted diga…
– Para eso esta.
– Si, naturalmente. -Harry dejo que su cabeza se inclinara muy levemente hacia un lado. Fue como si se hubiese encogido de hombros sin encogerlos, pero la falta de consideracion era la misma-. Yo no he dicho lo contrario.
– Los que gozan de estatus de realeza necesitan viajar con un sequito.
– Estoy completamente de acuerdo -repuso Harry, pero su tono simpatico al parecer no hizo mas que echar lena al fuego.
– Aqui tiene su te -interrumpio Olivia mientras le ofrecia una taza a Harry. Este la acepto y le dio en voz baja las gracias antes de tomar un sorbo-. Yo tomare el mio como sir Harry -comento sin dirigirse a nadie en particular-. Antes me ponia azucar, pero me he dado cuenta de que ya no me gusta el te dulce.
Harry la miro con expresion de curiosidad, lo que no sorprendio a Olivia, que no recordaba cuando habia mantenido una conversacion tan soporifera por ultima vez. Aunque seguro que el entenderia que no tenia otra alternativa.
Olivia inspiro hondo, ?que dificil era intentar navegar contra la corriente! Esos dos hombres se detestaban, eso era evidente, pero no era la primera vez que estaba en un salon con gente que se odiaba entre si. Normalmente no era tan palpable.
Y si bien queria pensar que todo era debido a que tenian celos de ella, no pudo evitar la sensacion de que se traian algo mas entre manos.
– Hoy todavia no he salido a la calle -comento Olivia, pues el tiempo era siempre un tema de conversacion infalible-. ?Hace calor?
– Yo creo que llovera -dijo el principe.
– ?Es eso lo que piensa de Inglaterra? Que cuando no llueve, diluvia. Y cuando no diluvia…
Pero el principe ya habia trasladado la atencion a su oponente.
– ?Donde vive usted, sir Harry?
– Desde hace poco, en la puerta de al lado -contesto Harry alegremente.
– Creia que los aristocratas ingleses tenian imponentes mansiones en el campo.
– Asi es -repuso Harry afablemente-, pero yo no soy un aristocrata.
– ?Que tal esta el te? -inquirio Olivia un tanto desesperada.
Los dos hombres contestaron con un grunido. Ninguno de mas de una silaba. Y ninguna silaba particularmente inteligible.
– Pero le llaman «sir» -constato el principe Alexei.
– Cierto -respondio Harry, al que no parecia preocuparle en absoluto su falta de estatus-. Pero eso no me convierte en aristocrata.
Los labios del principe se curvaron muy ligeramente.
– A los baronets no se les considera parte de la aristocracia -explico Olivia, que le lanzo una mirada de disculpa a Harry. Era realmente grosero por parte del principe seguir insistiendo en el bajo nivel social de Harry, pero habia que tener en cuenta las diferencias culturales.
– ?Que es un «baronet»? -pregunto el principe.
– No estamos ni en un lado ni en el otro -contesto Harry con un suspiro-. En realidad, es un poco como el purgatorio.
Alexei se volvio hacia Olivia.
– No le entiendo.
– Se refiere, o por lo menos eso creo… -Olivia miro a Harry indignada, le parecia increible que estuviese llevandole deliberadamente la contraria al principe- a que los baronets no forman parte de la aristocracia, pero tampoco carecen de titulo. Por eso se los llama «sir».
Parecia que el principe Alexei seguia confuso, de modo que Olivia explico:
– Por orden de rango, despues de la realeza, naturalmente, estan los duques, los marqueses, los condes, los vizcondes y por ultimo los barones. -Hizo una pausa-. Luego vienen los baronets y sus esposas, pero se considera que forman parte de la pequena nobleza.
– Estamos muy abajo -musito Harry divertido-. A anos luz de alguien como Vuestra Alteza.
El principe lo miro durante apenas un segundo, pero basto para que Olivia detectara la aversion en sus ojos.
– En Rusia la aristocracia es el eje de la sociedad. Sin nuestras distinguidas familias, nos desmoronariamos.
– Aqui muchos piensan lo mismo -dijo Olivia cortesmente.
– Se produciria… ?como se dice…?
– ?Una revolucion? -ofrecio Harry.
– ?El caos? -intuyo Olivia.
– El caos -prefirio Alexei-. Si, eso es. La revolucion no me da miedo.
– Seria conveniente que todos aprendiesemos de la experiencia de los franceses -dijo Harry.
El principe Alexei se giro hacia el con la mirada encendida.
– Los franceses fueron unos estupidos. Concedieron demasiadas libertades a la burguesia. En Rusia no cometeremos ese error.
– En Inglaterra tampoco tememos la revolucion -replico Harry en voz baja-, aunque me imagino que es por otros motivos.
Olivia contuvo el aliento. Harry habia hablado con una conviccion rotunda que contrastaba con su frivolidad anterior. Su tono serio acaparo inevitablemente toda la atencion del momento. Hasta el principe Alexei se sobresalto y se volvio hacia el con una expresion de… en fin, no de respeto exactamente, puesto que saltaba a la vista que no entendia el comentario; pero quiza si de cierta admiracion, reconociendo a Harry como digno adversario.
– La conversacion esta tomando un cariz muy serio -declaro Olivia-. A esta hora del dia no se puede hablar de estos temas. -Y como con eso no logro obtener una respuesta inmediata, anadio-: No soporto discutir de politica cuando brilla el sol.
En realidad, lo que no podia soportar era quedar como una autentica boba. Le encantaban las discusiones politicas, a cualquier hora del dia.
Y, ademas, no brillaba el sol.
– Hemos sido tremendamente groseros -dijo el principe mientras se levantaba de su asiento. Se puso delante de ella y clavo una rodilla en el suelo, dejando a Olivia sin habla. ?Que estaba haciendo?
– ?Podra perdonarnos? -susurro al tiempo que le cogia de la mano.
– Ehhh…, mmm…
El se acerco los nudillos a los labios.
– Por favor.
– Naturalmente -consiguio decir ella al fin-. No es…
– Nada -intervino Harry-. Creo que esa es la palabra que buscaba.
Lo habria fulminado con la mirada, de haber podido verlo, pero en ese momento Alexei llenaba por completo su campo de vision.
– Naturalmente que los perdono, Vuestra Alteza -dijo ella-. Lo que he dicho es una tonteria.
– Las mujeres hermosas tienen derecho a decir todas las tonterias que deseen.
Entonces el principe se movio y Olivia vislumbro la cara de Harry. Parecia que fuese a vomitar.
– Seguramente tendra que prodigarse mucho aqui en Londres -dijo Harry en cuanto Alexei volvio a su