– Pero, finalmente, se lo conto.

– No hasta mas tarde.

– ?Cuanto mas tarde?

– Anos. Ella tendria entonces catorce o quince anos. Kruse me llamo tarde una noche, y me cazo totalmente por sorpresa. Le gustaba hacer estas cosas. De repente habia cambiado por completo su cantinela. De repente era imperativo que yo estuviera implicada. Que fuera, a verle, para que me evaluase. ?Cinco anos de no llegar a ningun sitio, y ahora me queria en su sofa! Yo no queria tomar parte en una cosa asi…, por ese entonces ya me habia dado cuenta de que todo era inutil, de que la personalidad de Sherry no iba a cambiar. Era una prisionera de… sus genes. Pero el no queria aceptar un no por respuesta, no cesaba de llamarme, de molestarme. Venia a casa para largarme una de sus charlas, cuando yo estaba atendiendo a unos invitados. Me acorralaba en un rincon en las fiestas y me decia que ella y yo eramos una… ?cual era la palabra que usaba? ?Ah, si…! Una diada. Una diada destructora. Dos personas colocadas sobre un columpio psicologico, cada una tratando de derribar a quien estaba al otro extremo. El comportamiento de ella afectaba al mio, el mio al de ella. Con el fin de que ella dejase de hacer todas aquellas cosas terribles, teniamos que ecualizar nuestras comunicaciones, encontrar la homeostasis emocional o algun otro tipo de estupidez parecida. Crei que, simplemente, lo que el queria era controlarme, y no estaba dispuesta a ceder. Pero el era como… una taladradora. Seguia intentandolo, la verdad es que no sabia como dejar las cosas de lado. Y, sin embargo, yo fui capaz de resistirle. -Sonrisa de orgullo-. Luego, la situacion se puso mucho peor, y al final me desmorone.

– ?En que modo se puso peor?

– Ella empezo a hacer las cosas… propias de una quinceanera.

– ?A escaparse?

– A desaparecer. A veces, durante dias… absolutamente sin previo aviso. Yo mandaba a Ramey a buscarla, pero raras veces la encontraba. Luego, como surgida de la nada, volvia arrastrandose, habitualmente en plena noche, toda ella despeinada, sucia, llorando, prometiendo no volver a hacerlo nunca. Pero siempre lo volvia a hacer.

– ?Hablaba acerca de donde habia estado?

– ?Oh! A la manana siguiente estaria pavoneandose, contandome cosas terribles, con el fin de hacerme sufrir… de como habia cruzado el puente e ido a la parte negra de la ciudad, cosas asi. Nunca supe cuanto de todo ello era creible… porque no queria creerme nada. Luego, cuando ya fue lo bastante mayor como para conducir, cogia uno de mis coches y se esfumaba. Semanas mas tarde comenzaban a llegar los recibos de las tarjetas de credito y las multas de trafico, y asi descubria por donde habia estado de correria: por Georgia, por Louisiana, por ciudades pequenas de las que jamas habia oido hablar. Y solo Dios sabe lo que hacia por alla. En una ocasion fue a los carnavales, al Mardi Gras, y volvio a casa pintada de verde. Finalmente, le prohibi que cogiese los coches cuando arruino mi coche favorito: un encantador Bentley antiguo, pintado de lila, con cristales grabados. Henry me lo regalo para nuestro decimo aniversario. Lo condujo hasta el oceano, lo metio dentro, y salio a pie, dejandolo alli. Claro que siempre conseguia hacerse con un juego de llaves de algun coche, y volvia a empezar.

De un modo u otro, Sherry iba a triunfar.

Ahora no habia sonrisa.

Recorde lo que el me habia dicho acerca de las marcas de agujas, y le pregunte:

– ?Y cuando empezo con las drogas?

– Cuando tenia trece anos, Paul le receto tranquilizantes.

– El no era doctor en medicina general. No podia recetar.

Se encogio de hombros.

– En efecto, pero el caso es que le consiguio esas drogas: tranquilizantes con receta.

– ?Y que me dice de las drogas ilegales?

– No se. Supongo que tambien las tomaba, ?por que no? ?Nada podia impedirle hacer lo que se le antojaba!

– Y durante este periodo, ?cuan a menudo la veia Kruse?

– Cuando ella decidia acudir a su consulta. Claro que el me cobraba la visita, fuese o no.

– ?Y cual era el programa oficial?

– Sin cambios: cuatro sesiones por semana.

– ?Alguna vez le pregunto usted como iban las cosas? ?Por que tras anos de tratamiento no habia mejorado?

– Era… el era un hombre dificil. Y, cuando finalmente le plantee esa cuestion, se irrito muchisimo, me dijo que ella estaba permanentemente danada, que jamas seria normal, que necesitaria tratamientos toda la vida solo para mantenerse. Y que todo era culpa mia… que habia esperado demasiado a llevarla a su consulta, que no podia esperar el meter un viejo trasto con ruedas en un taller y que lo que saliese de el fuera un Rolls-Royce. Y luego empezaba de nuevo, presionandome para que fuese a hacerme evaluar. Como Sherry iba de mal en peor, al final pudo hacerme vacilar… y acepte visitarme con el.

– ?Y de que la hizo hablar?

– De las habituales estupideces. Queria saber cosas acerca de mi ninez, lo que sonaba por las noches, por que me habia casado con Henry. Como me hacian sentir las cosas. Siempre hablaba con una voz monotona y baja, y en su despacho tenia cosas brillantes: juguetitos que se movian de aqui para alla. Yo sabia lo que estaba intentando hacer: queria hipnotizarme. Todo el mundo, en Palm Beach, sabia que el hacia este tipo de cosas. Lo hacia en fiestas, lo hacia en el baile de la Planificacion Familiar… hacia que la gente graznase como patos, para diversion de los demas. Yo decidi no ceder. Era dificil: su voz era como leche caliente. Pero luche: le dije que no veia como nada de aquello tenia algo que ver con Sherry. El siguio presionandome. Finalmente logre farfullar que estaba perdiendo el tiempo, que ella ni siquiera era hija mia, que era el producto de los malos genes de alguna ramera. Eso hizo que dejase de musitar y me mirase de un modo raro.

Suspiro y cerro los ojos.

– Quise que la tierra se me tragase: tratando de resistirle le habia dicho demasiado, le habia dado justo lo que necesitaba para sangrarme hasta la ultima gota.

– ?Nunca le habia dicho que ella era adoptada?

– Nunca se lo habia dicho a nadie. Nunca, desde el dia en que… la consegui.

– ?Y como reacciono el a ese descubrimiento?

– Partio la pipa en dos. Dio un punetazo contra la mesa. Me agarro por los hombros y me agito violentamente. Me dijo que le habia hecho perder todos esos anos y que habia causado graves danos a Sherry. Me dijo que ella no me importaba, que era una madre terrible, una persona muy egoista… que mis comunicaciones eran perversas. ?Que mis secreteos la habian hecho a ella lo que era! ?Y siguio asi, atacandome! Yo estaba inundada en lagrimas, trate de irme de su consulta, pero el se coloco en la puerta, impidiendome salir, sin dejar de lanzarme insultos. Le amenace con gritar. Sonrio y me dijo que adelante que lo hiciese, y que al dia siguiente todo Palm Beach lo sabria. Y lo sabria Sherry. En el mismo momento en que yo saliese por la puerta, el la llamaria y le diria como la habia enganado yo. Esto me hundio, por completo. Supe que seria la gota que colmaria el vaso entre nosotras. Le suplique que no se lo contase, le suplique que tuviera piedad. El sonrio, regreso tras de su escritorio, encendio otra pipa. Se quedo alli, chupandola y mirandome como si yo fuera una basura. Yo gemia como un bebe. Finalmente, me dijo que reconsideraria lo que hacia, con la condicion de que desde entonces, fuese honesta con el… completamente abierta. Y yo… yo se lo conte todo.

– ?Que fue, exactamente, lo que le conto?

– Que el padre era alguien desconocido, que la madre era una furcia que se habia creido ser una actriz. Que habia muerto poco despues de que naciese la pequena.

– ?Siguio sin hablarle de Sharon?

– No. No.

– ?No le preocupaba que Sherry le hablase de ella?

– ?Y como iba a hablarle de algo que no sabia? Ya no la tenia en mente… de eso es algo de lo que estoy segura, porque jamas la menciono, y cuando estaba enfadada bien que se ocupaba de echarme en cara todo lo demas.

Вы читаете Companera Silenciosa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату