– Mexico es solo un estado de la mente -me dijo-. Alguien ingenioso se invento esa frase; aunque que me ahorquen si recuerdo quien fue…, probablemente seria Dorothy Parker. Era ella quien decia todas las cosas ingeniosas, ?no?
Corta, mastica. Traga.
– ?Por que se mato Sharon? -le pregunte.
Bajo su tenedor.
– Eso es un punto final, doctor. Procedamos cronologicamente.
– Proceda.
Bebio vino, hizo una mueca, tosio, siguio comiendo, bebio un poquito mas. Yo mire hacia fuera, al desierto, mientras este se iba oscureciendo hasta un fango marron. No se oia un solo sonido, ni siquiera se veia un pajaro en el cielo. Quiza los animales supiesen algo.
Finalmente, aparto el plato y golpeo la mesa con el tenedor. Aparecio el camarero mexicano, junto con dos obesas mujeres de cabello negro recogido en gruesas trenzas. Vidal les dijo algo en rapido espanol. La mesa fue limpiada y a cada uno de nosotros se nos sirvio un bol de estano con un helado verde.
Lo probe. Era empalagosamente dulce.
– De cactus -me informo Vidal-. Es muy tranquilizante.
Se tomo largo rato con el postre. El camarero nos trajo un carajillo de anis. Vidal le dio las gracias, lo despidio, y se limpio los labios con la servilleta.
– Por orden cronologico -le recorde-. ?Por que no empezamos con Eulalee y Cable Johnson?
Asintio con la cabeza.
– ?Que es lo que sabe de ellos?
– Ella era una de las chicas de las fiestas de Belding; el hermano era un criminal de los del monton. Un par de listillos de pueblo que trataban de dar el gran golpe en Hollywood. Desde luego lo que no eran es unos grandes traficantes de droga.
– Linda… yo siempre la conoci por Linda -me dijo-, era una criatura exquisita. Un diamante en bruto, pero fisicamente magnetica…, con ese algo intangible que no se puede comprar a ningun precio. En aquellos tiempos, estabamos rodeados por bellezas, pero ella se destacaba entre todas, porque era diferente a las demas…, menos cinica, con una cierta ductilidad.
– ?Y pasividad?
– Supongo que eso es algo que puede ser contemplado como una tara, por alguien en la linea de trabajo de usted. Yo lo tomaba como prueba de su naturaleza tranquila, y crei que era la mujer adecuada para ayudar a Leland.
– ?Para ayudarlo a que?
– A convertirse en un hombre. Leland no comprendia a las mujeres. Cuando estaba entre ellas se quedaba helado, y no podia… hacer lo que hay que hacer. Y era demasiado inteligente como para no darse cuenta de lo ironico que era aquello: tanto dinero y poder, el soltero mas apetecible del pais, y aun seguia siendo virgen a los cuarenta. No era una persona muy preocupada por lo fisico, pero toda olla tiene su punto de ebullicion, y la frustracion estaba interponiendose en su trabajo. Yo sabia que el nunca iba a resolver aquello por si solo. Asi que cayo sobre mis hombros el hallarle… una instructora. Le explique la situacion a Linda. Ella estaba dispuesta a interpretar aquel papel, asi que arregle las cosas para que ambos estuvieran juntos. Doctor Delaware, ella era algo mas que una
– Favores sexuales a cambio de una remuneracion -comente-. Desde luego, suena a otra cosa.
Se nego a sentirse ofendido.
– Todo el mundo tiene su precio, doctor. Simplemente, estaba haciendo, con treinta anos de adelanto, lo que ahora harian algunas consultoras sexuales.
– Pero usted no la eligio por su personalidad -insisti.
– Era hermosa -dijo-. Habia mas posibilidades de que le estimulase.
– No me referia a eso.
– ?Oh, no? -Dio un sorbo a su cafe y dijo-: Esta tibio.
Y golpeo la mesa tres veces con la cucharilla. El camarero aparecio, saliendo de la oscuridad, con una cafetera recien hecha. Me pregunte que mas habria oculto alla.
Bebio el humeante liquido y puso una cara como si alguien le hubiera vertido acido garganta abajo. Pasaron varios segundos antes de que pudiera hablar, y cuando lo hizo tuve que inclinarme hacia el para poderlo escuchar.
– ?Por que no me dice a donde quiere llegar?
– A su esterilidad -le conteste-. Usted la eligio porque creyo que era incapaz de tener hijos.
– Es usted un joven muy brillante -me dijo, y luego alzo de nuevo su taza a los labios, y quedo oculto tras una nube de humo-. Leland era un hombre muy remilgado…, eso formaba parte del problema. El que no tuviera que preocuparse acerca de tomar precauciones
– Yo estaba pensando en algo mucho mas liado -le dije-. En un heredero nacido sin que existiese una relacion legalizada con la madre.
Bebio mas cafe.
– ?Por que penso usted que ella no podia quedar en cinta? -le pregunte.
– Hicimos comprobaciones de los historiales de todas las chicas, y las hicimos someterse a unos examenes fisicos muy completos. Nuestra investigacion revelo que Linda se habia quedado embarazada varias veces durante su juventud, pero que siempre habia tenido un aborto, poco despues de la concepcion. Nuestros doctores dijeron que era algun tipo de desequilibrio hormonal. Y decidieron que era incapaz de tener hijos.
Cria de animales al reves.
– ?Y que tal lo hizo con el viejo Leland? -pregunte.
– Fue maravillosa. Tras unas pocas sesiones, el era un hombre nuevo.
– ?Y cuales eran los sentimientos que el tenia hacia ella?
Dejo la taza.
– Leland Belding no sentia, doctor. Era lo mas parecido a algo mecanico que pueda llegar a ser un humano.
Me volvieron a la mente las palabras de Eilston Crotty:
– Aun asi -le dije-. Los pacientes y los consejeros sexuales acostumbran a desarrollar algun tipo de nexo emocional. ?Me esta diciendo que entre ellos no se desarrollo ninguno?
– Eso es exactamente lo que le estoy diciendo. Era como acudir a una clase, como si aprendiese frances. Leland la recibia en su oficina, cuando habian acabado; se duchaba, se vestia y reanudaba su trabajo, mientras que ella volvia a sus cosas. Yo lo conocia mejor que nadie, lo cual no era mucho… jamas senti tener acceso a sus pensamientos. Pero yo supongo que el la veia como una mas de sus maquinas… una de las mas eficientes de todas. Lo cual no quiere decir que tuviese un mal concepto de ella: las maquinas eran lo que el mas admiraba.
– ?Y cuales eran los sentimientos de ella hacia el?
Un momento de pausa. Una huidiza expresion de dolor.
– No hay duda de que estaba impresionada por su dinero y poderio. A las mujeres les atrae el poder…, pueden perdonarle cualquier cosa a un hombre, menos el que sea impotente. Y tambien veia su lado impotente. Asi que me imagino que lo contemplaba con una mezcla de deslumbramiento y piedad, en el modo en que podria contemplar un medico a un paciente con una enfermedad extrana.
Habia construido con sus palabras una frase teorica. Pero la expresion de dolor no dejaba de abrirse camino a traves de la fachada de encanto.
Y entonces supe que Linda Lanier se habia convertido para el en algo mas que una chica de haren a la que se le habia asignado una mision. Y supe que aquello no podia ni tocarlo.
– El suyo era, puramente, un acuerdo de negocios -afirmo.
– Lo cual estuvo muy bien, hasta que Cable entro en escena.
La fachada se desmorono un poco mas.
– Cable Johnson era despreciable. Cuando Linda y el eran unos adolescentes, se la vendia a los chicos de su