– Fue justo despues de la muerte de Henry. Ella se habia hundido en una profunda depresion: viuda y sin hijos. Habia estado recluida en casa desde el funeral. Pense que el tener a las ninas le iba a ir de maravilla. Y no es una mujer imaginativa: jamas me pregunto de donde habian salido, y nunca lo quiso saber.
– ?Estaba Joan incluida en el trato?
– No.
– Nuevos nombres, nuevas vidas -dije-. Excepto para los Johnson. ?Fue a usted o a Belding a quien se le ocurrio lo de las drogas?
– Eso… no se suponia que pasase del modo en que paso.
– Estoy seguro de que a Linda y Cable les reconfortaria el oir eso.
Trato de hablar. No salio nada de su boca. Se rocio la garganta, aguardo y produjo un sonido debil, tan seco como un alarido agonico.
– No estaba previsto el que Linda… participase en aquello. Se suponia que ella no estaria alli, que habria salido de compras. Ella no era ninguna amenaza. Una vez hubiesemos sacado de en medio a su hermano, nos hubieramos podido ocupar de ella… Yo me hubiese ocupado de ella. Pero su coche no funcionaba, y estaba llamando a un taxi cuando empezaron a pasar las cosas. Cable la agarro, el muy mierda, y la uso como
– De eso nada -le contradije-. Ella no hubiera dejado que le quitasen a sus ninas sin rechistar. Tenia que morir. Y usted, o sabia esto desde el principio, o bien decidio no verlo cuando monto lo de la redada. Ese apartamento de lujo en el Fountain, todas las joyas, las pieles, los coches… todo eso era para hacerles creer, a ella y a Cable, que Belding estaba cediendo a sus condiciones. Pero ambos estaban muertos, desde el mismo momento en que ella entro en aquella oficina con las ninas.
– Se equivoca usted, doctor Delaware. Yo lo tenia todo arreglado.
– Bueno, concedamosle a usted el beneficio de la duda, y digamos que alguien rearreglo el arreglo de usted.
Se aferro al borde de la mesa. La expresion que habia en sus ojos fue mas fuerte que el bronceado, las ropas, todo aquel encanto tan cuidado.
– No -grazno-, fue un error. Ese idiota de sucio hermano suyo la mato… utilizandola, del mismo modo en que siempre la habia utilizado.
– Quiza lo hiciese. Pero, de todos modos, Hummel y DeGranzfeld la hubieran matado, siguiendo las ordenes de Belding. El estuvo complacido con el trabajo que habian hecho, y los recompenso con empleos en Las Vegas.
No dijo nada durante largo rato. Algo… ?podria ser real?, parecia estar comiendoselo por dentro, devorandolo desde su interior. Miraba a traves de mi, hacia otro tiempo.
– Tonterias -dijo al fin.
– ?Es usted el padre de las ninas? -le pregunte.
Otro largo silencio.
– No lo se. -Y luego-: Leland y yo teniamos el mismo tipo de sangre: O positivo. Lo mismo que el cuarenta y tres por ciento de la poblacion.
– Hoy en dia hay unos tests de una gran precision.
– ?Y de que iba a servir eso? -su voz se alzo, se hizo pedazos y murio-. Yo las salve. Y las coloque en una buena casa. Ya era suficiente.
– No para Sharon: acabo desnuda, comiendo mayonesa directamente del bote. ?Otro plan que salio mal?
Cerro los ojos e hizo una mueca, envejeciendo a ojos vista.
– Fue por el bien de ambas.
– Eso es lo que me han dicho.
– Sherry era una nina que daba miedo. Vi signos de violencia en ella, desde el momento en que aprendio a caminar. Me preocupaba. Me pregunte si no seria culpa de la mala simiente… los Johnson venian de una larga tradicion de malhechores. Al final, quedo claro que Hope no podia ocuparse de ambas. Sharon estaba sufriendo una autentica persecucion… y paliza tras paliza. Las cosas iban subiendo de tono de un modo imparable. Habia que hacer algo. Cuando Sherry trato de ahogarla supe que habia llegado el momento. Pero Leland no tenia que enterarse. Se habia olvidado totalmente de ellas, no habia vuelto a mencionarlas ni una sola vez, desde que se las habia transferido a mi hermana. Pero sabia que consideraria cualquier cambio de planes como una prueba de que mi modo de enfrentarme con la situacion no estaba funcionando. E insistiria en hacerlo a su modo.
– ?Y que es lo que le dijo?
– Que Sharon se habia ahogado por accidente.
Sus labios empezaron a temblar. Se coloco una mano, de cuidada manicura, sobre la boca, para ocultar esta perdida de control.
– ?Y por que desterrar a Sharon? -pregunte-. ?Por que
– Porque Sherry era la que necesitaba que la
– Esa no es la unica razon -le dije.
– No. Hope lo queria asi. Se sentia mas cercana a Sherry, creia que Sherry la necesitaba mas.
– Castigar a la victima -dije-. De una mansion a una chabola en un terreno arido. Y dos personas, retrasados mentales, como cuidadores.
– Eran
Comenzo a toser e, incapaz de acabar de hacerlo, agito la cabeza de un lado a otro, jadeando por aire. Sus ojos se llenaron de agua y tuvo que agarrarse a la mesa como apoyo.
Al fin, fue capaz de hablar, pero tan debilmente, que debi inclinarme hacia el para poder oirle.
– Eran buena gente. Trabajaban para mi. Sabia que se podia confiar en ellos. Se suponia que esa situacion solo iba a ser temporal…, era un modo de ganar tiempo para Sharon, hasta que se me ocurriese otra cosa mejor.
– Un modo de borrar su identidad -sugeri.
– ?Por su bien! -su susurro era rasposo, insistente-. Nunca hubiera hecho nada que le pudiese hacer dano.
La mano a la boca, de nuevo. Una tos incontrolable. Se llevo un panuelo de seda hasta los labios y escupio algo en el.
– Excuseme -dijo. Y luego-: Tenia el rostro de su madre.
– Tambien lo tenia Sherry.
– No, no. Sherry tenia las facciones, pero no el rostro.
No dijimos nada durante largo rato. Luego, repentinamente, como si se obligase a salir de un estupor sentimental, se irguio en su asiento y chasqueo los dedos. El camarero le trajo un vaso de agua helada y, al instante, volvio a desaparecer. Bebio, se aclaro la garganta y se toco la nuez, tragando con fuerza. Obligandose a sonreir, pero pareciendo exprimido, derrotado. Un hombre que habia viajado toda su vida en un camarote de primera clase, solo para descubrir que el barco no habia ido a parte alguna.
Yo habia llegado a este lugar odiandole, preparado para avivar el fuego de mi odio. Pero ahora sentia deseos de echarle un brazo por los hombros.
Luego pense en los cadaveres, en el monton de ellos, y le dije:
– El plan temporal se fue alargando hasta llegar a ser permanente.
Asintio con la cabeza.
– Yo no dejaba de buscar otro modo de resolverlo, alguna otra forma de disponer las cosas. Mientras, Shirlee y Jasper estaban haciendo su trabajo… increiblemente. Luego, Helen descubrio a Sharon, la hizo su protegida, y comenzo a moldearla de un modo excelente. Decidi que nada podia ser mejor que eso. Entre en contacto con Helen, y llegamos a un acuerdo.
– ?Se le pago a Helen?
– No con dinero. Su esposo y ella eran demasiado orgullosos para haberlo aceptado. Pero habia otras cosas que yo podia hacer por ellos: becas para sus hijos, abortar un plan que pretendia vender las tierras de la empresa