Le devolvi la sonrisa, deje que se viese mi confusion.
– Es arrollador… la dinamica que tiene… como todo se ensambla entre si.
– Hare todo lo que pueda para aclarartelo.
– Te lo agradecere.
– ?Por donde querrias que empezase?
– Por el principio; me parece que es un lugar tan bueno como cualquier otro.
Puso su cabeza en mi hombro.
– Ese es el problema: realmente, no hay un principio -me dijo, con la misma voz desencarnada que habia usado, anos antes, para hablarme de la muerte de sus «padres»-. Mis primeros anos son como una mancha desdibujada. Me han
– ?Regresion de edad?
– Regresion de edad, libre asociacion, ejercicios de Gestalt… todas las tecnicas estandar. Cosas que yo misma he usado con mis pacientes. Pero ninguna funciono. No podia recordar nada. Quiero decir que, intelectualmente, yo
– ?Hasta cuanto atras puedes recordar? -le pregunte.
– Tiempos felices. Shirlee y Jasper. Y Helen. Tio Billy me ha dicho que la conociste ayer. ?No es una persona realmente excepcional?
– Si, lo es. -
Hizo una mueca, como si le hubiesen dado un bofeton. Se dio un fuerte tiron del lobulo.
– Tio Billy me dijo que se habia ocupado de eso.
– Estoy seguro de que lo hara. ?De que estabais hablando los dos en la fiesta?
– De
– ?Se pinchaba droga?
– Lo hizo un tiempo, hace unos diez anos. No se, quiza hubiera empezado de nuevo… cocaina, anfetaminas. A lo largo de los anos, seguramente se tomo una sobredosis de algo, al menos una docena de veces. Yo tenia el telefono de uno de los doctores de tio Billy, al que podia llamar las veinticuatro horas del dia, solo para vaciarle el estomago. Para cuando lo de la fiesta, se habia deteriorado de verdad y estaba tratando de hundirme con ella. No paraba de decir que ibamos a ser companeras de cuarto
Tomo mi mano y la deslizo hacia abajo, hasta su monte de Venus. Note calor, pesadez, la suave marana del vello pubico a traves de la seda.
– Confiaba en que asistieses -me dijo-. Pero comprobe los datos en un par de ocasiones, para ver si habias respondido para confirmar tu asistencia, y no lo habias hecho. Asi que, cuando se cruzaron nuestras miradas, no me lo podia creer. Era el Destino. Y supe que tenia que intentar entrar en contacto contigo.
Me beso en la mejilla.
– Y ahora, aqui estas. Hola, desconocido.
– Hola.
Me quede alli sentado y la deje besarme un poco mas, pasar sus dedos por mi cabello, tocarme. Lo soporte todo y le devolvi los besos, y supe como se sentian las prostitutas. Broto sudor de mi frente. Me lo seque con la manga.
Ella me dijo:
– ?Quieres un poco de agua? -Y se levanto y me sirvio un poco de la jarra de Shirlee.
Use ese tiempo para aclararme la cabeza. Cuando regreso, le dije:
– ?Te trataba Paul para alguna otra cosa, ademas de para desbloquear el pasado?
– En realidad, aquello no empezo como una autentica terapia… solo era una supervision clinica, lo habitual acerca de como afectaban a mi trabajo mis sentimientos y mi estilo de comunicacion. Pero, a medida que nos adentrabamos en ello, pudo ver que yo tenia… problemas de identidad, un pobre sentido del yo, una baja autoestima. Me sentia incompleta. Y culpable.
– ?Culpable de que?
– De todo. De haber abandonado a Shirlee y Jasper… son un
Asenti con la cabeza.
– Ese primer ano de la escuela de graduados -prosiguio-, hubo un monton de presiones, con eso de que se esperase que, realmente, ayudasemos a
– Al principio, todo el mundo siente eso.
Sonrio.
– Nunca dejas de ser el terapeuta. Eso es lo que fuiste aquella noche. Mi roca. Cuando vi tu nombre en la lista de la fiesta, supongo que pense que quiza la historia se repitiese.
– Antes de que vieses a Sherry por primera vez… antes de que supieras de ella… -le pregunte-. ?Tenias fantasias acerca de tener una hermana gemela?
– Si, continuamente, desde que era una nina. Pero nunca le di demasiada importancia a aquello. Yo era del tipo de nina que dejaba volar la fantasia con
– ?Y habia una imagen de la gemela que se te fuese apareciendo una y otra vez?
Asentimiento con la cabeza.
– Una nina de mi edad exactamente igual a mi, pero que tenia confianza en si misma, que era popular, que sabia imponerse. Yo la llamaba la Gran Sharon, a pesar de que tenia exactamente mi tamano, porque su personalidad se
– Y en otono decidio presentarte a tus verdaderas companeras silenciosas.
Se envaro. La sonrisa congelada volvio a apoderarse de su rostro.
– Si. Por ese entonces el momento era el correcto.
– ?Como lo monto?