Le devolvi la sonrisa, deje que se viese mi confusion.

– Es arrollador… la dinamica que tiene… como todo se ensambla entre si.

– Hare todo lo que pueda para aclarartelo.

– Te lo agradecere.

– ?Por donde querrias que empezase?

– Por el principio; me parece que es un lugar tan bueno como cualquier otro.

Puso su cabeza en mi hombro.

– Ese es el problema: realmente, no hay un principio -me dijo, con la misma voz desencarnada que habia usado, anos antes, para hablarme de la muerte de sus «padres»-. Mis primeros anos son como una mancha desdibujada. Me han hablado de ellos, pero es como oir una historia acerca de otra persona. De eso es de lo que iba la terapia, aquel verano. Paul estaba tratando de desbloquearme.

– ?Regresion de edad?

– Regresion de edad, libre asociacion, ejercicios de Gestalt… todas las tecnicas estandar. Cosas que yo misma he usado con mis pacientes. Pero ninguna funciono. No podia recordar nada. Quiero decir que, intelectualmente, yo comprendia el proceso defensivo, sabia que estaba reprimiendome, pero eso no me ayudaba aqui dentro -y coloco mi mano sobre su vientre.

– ?Hasta cuanto atras puedes recordar? -le pregunte.

– Tiempos felices. Shirlee y Jasper. Y Helen. Tio Billy me ha dicho que la conociste ayer. ?No es una persona realmente excepcional?

– Si, lo es. -Ayer. Parecia haber sido hacia siglos-. ?Sabe ella que tu estas viva?

Hizo una mueca, como si le hubiesen dado un bofeton. Se dio un fuerte tiron del lobulo.

– Tio Billy me dijo que se habia ocupado de eso.

– Estoy seguro de que lo hara. ?De que estabais hablando los dos en la fiesta?

– De ella. Estaba volviendo a meterse de nuevo en mi vida, por la fuerza, dejandose caer por mi casa a cualquier hora del dia, despertandome, aullando y maldiciendo, o metiendose en la cama conmigo y manoseandome, tratando de beber de mis pechos. En una ocasion la encontre con unas tijeras, intentando cortarme el cabello. En otras ocasiones llegaba drogada o borracha de sus daiquiris, vomitaba por todas partes, perdia el control de su vejiga en mi alfombra. Yo no dejaba de cambiar las cerraduras, pero ella siempre encontraba un modo para meterse dentro. Y tomaba pastillas como si fuesen caramelos.

Pinchazos ya antiguos entre los dedos de los pies.

– ?Se pinchaba droga?

– Lo hizo un tiempo, hace unos diez anos. No se, quiza hubiera empezado de nuevo… cocaina, anfetaminas. A lo largo de los anos, seguramente se tomo una sobredosis de algo, al menos una docena de veces. Yo tenia el telefono de uno de los doctores de tio Billy, al que podia llamar las veinticuatro horas del dia, solo para vaciarle el estomago. Para cuando lo de la fiesta, se habia deteriorado de verdad y estaba tratando de hundirme con ella. No paraba de decir que ibamos a ser companeras de cuarto eternas. Yo estaba aterrada, ya no podia seguir soportando aquello. Asi que le pedi a tio Billy que se ocupase el de todo. A pesar de todo por lo que ella me habia hecho pasar, resultaba duro, pues yo sabia que eso representaba que la iban a tener que internar. Asi que el verte alli, en la fiesta, realmente me levanto los animos. Una semana antes, yo habia estado en casa de Paul, y Suzanne estaba haciendo la caligrafia para las invitaciones. Vi tu nombre en la lista, y note como brotaba en mi un torrente de sentimientos hacia ti.

Tomo mi mano y la deslizo hacia abajo, hasta su monte de Venus. Note calor, pesadez, la suave marana del vello pubico a traves de la seda.

– Confiaba en que asistieses -me dijo-. Pero comprobe los datos en un par de ocasiones, para ver si habias respondido para confirmar tu asistencia, y no lo habias hecho. Asi que, cuando se cruzaron nuestras miradas, no me lo podia creer. Era el Destino. Y supe que tenia que intentar entrar en contacto contigo.

Me beso en la mejilla.

– Y ahora, aqui estas. Hola, desconocido.

– Hola.

Me quede alli sentado y la deje besarme un poco mas, pasar sus dedos por mi cabello, tocarme. Lo soporte todo y le devolvi los besos, y supe como se sentian las prostitutas. Broto sudor de mi frente. Me lo seque con la manga.

Ella me dijo:

– ?Quieres un poco de agua? -Y se levanto y me sirvio un poco de la jarra de Shirlee.

Use ese tiempo para aclararme la cabeza. Cuando regreso, le dije:

– ?Te trataba Paul para alguna otra cosa, ademas de para desbloquear el pasado?

– En realidad, aquello no empezo como una autentica terapia… solo era una supervision clinica, lo habitual acerca de como afectaban a mi trabajo mis sentimientos y mi estilo de comunicacion. Pero, a medida que nos adentrabamos en ello, pudo ver que yo tenia… problemas de identidad, un pobre sentido del yo, una baja autoestima. Me sentia incompleta. Y culpable.

– ?Culpable de que?

– De todo. De haber abandonado a Shirlee y Jasper… son un encanto. Realmente sentia carino por ellos, pero nunca crei pertenecerles. Y a Helen. A pesar de que, practicamente, fue ella quien me crio, no ora mi madre… Siempre hubo un muro entre nosotras. Era todo muy confuso.

Asenti con la cabeza.

– Ese primer ano de la escuela de graduados -prosiguio-, hubo un monton de presiones, con eso de que se esperase que, realmente, ayudasemos a otra gente. Me aterrorizaba… es por eso por lo que me derrumbe en aquella clase practica. Creo que, en lo mas hondo, estaba de acuerdo con lo que decian los otros, sin embargo, me notaba como una impostora.

– Al principio, todo el mundo siente eso.

Sonrio.

– Nunca dejas de ser el terapeuta. Eso es lo que fuiste aquella noche. Mi roca. Cuando vi tu nombre en la lista de la fiesta, supongo que pense que quiza la historia se repitiese.

– Antes de que vieses a Sherry por primera vez… antes de que supieras de ella… -le pregunte-. ?Tenias fantasias acerca de tener una hermana gemela?

– Si, continuamente, desde que era una nina. Pero nunca le di demasiada importancia a aquello. Yo era del tipo de nina que dejaba volar la fantasia con cualquier cosa.

– ?Y habia una imagen de la gemela que se te fuese apareciendo una y otra vez?

Asentimiento con la cabeza.

– Una nina de mi edad exactamente igual a mi, pero que tenia confianza en si misma, que era popular, que sabia imponerse. Yo la llamaba la Gran Sharon, a pesar de que tenia exactamente mi tamano, porque su personalidad se agigantaba. Paul decia que yo me veia a mi misma como pequenita. Insignificante. Gran Sharon se quedaba siempre tras los bastidores, pero se podia confiar en que ella intervendria, cuando las cosas se pusiesen duras. Anos mas tarde, cuando tome mi primer cursillo de Psico, me entere de que aquello era normal, de que los crios lo hacen habitualmente. Pero yo lo estaba haciendo en mi adolescencia, incluso en la Universidad. Estaba azarada por aquello, temia hablar de ella en suenos y que mis companeras de cuarto pensasen de mi que era una chica rara. Asi que hice un esfuerzo consciente de liberarme de Gran Sharon y por fin crecer. Y, al cabo, consegui suprimirla, hacer que dejase de existir. Pero, cuando estuve bajo hipnosis, ella aparecio otra vez, cuando Paul estaba husmeando. Comence hablando de ella. Luego con ella. Paul dijo que era mi companera. Mi companera silenciosa, siempre en un segundo plano. Dijo que todo el mundo tiene una… que eso es a lo que Freud queria realmente llegar con su ego, y superego. Que no habia nada malo en que la tuviera… que ella no era sino otra parte de mi. Ese fue un mensaje muy afirmativo.

– Y en otono decidio presentarte a tus verdaderas companeras silenciosas.

Se envaro. La sonrisa congelada volvio a apoderarse de su rostro.

– Si. Por ese entonces el momento era el correcto.

– ?Como lo monto?

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