libros y tantos periodicos sin leer como podia llevar y fui en linea recta hacia las fotocopiadoras, donde pase los diez minutos siguientes echando monedas en una de las maquinas. Luego baje y use mi tarjeta de identidad de la Facultad para tomar prestados los libros. Armado con mis tesoros, me dirigi a casa.
21
Un Volkswagen Rabbit blanco estaba situado frente a mi aparcamiento, bloqueando al Seville. Una joven se hallaba recostada en el, leyendo un libro.
Cuando me vio, se irguio de un salto.
– ?Hey! ?Doctor Delaware?
– Si.
– ?Doctor Delaware? Soy Maura Bannon. Del
Era alta y delgada como un palo, de unos veinte anos de edad, con una larga cara pecosa que necesitaba ser acabada. Vestia un chandal amarillo y zapatillas deportivas blancas. Su cabello, cortado a lo paje, estaba tenido de naranja, con tonalidades rosadas, del mismo color que las cejas que coronaban sus ojos marron claro. Tenia unos dientes superiores claramente salidos, con demasiado espacio entre los incisivos superiores.
– ?Como ha averiguado donde vivo, senorita Bannon?
El libro que llevaba entre las manos era
– Nosotros los periodistas tenemos nuestros metodos -me sonrio. Esto le daba el aspecto de tener unos doce anos.
Cuando vio que yo no le devolvia la sonrisa, me dijo:
– Hay un dossier sobre usted en el periodico. De hace unos anos. Cuando estuvo implicado en la captura de aquellos tipos que abusaban de ninos.
– Leyendo los recortes acerca de usted he visto que es una persona dedicada -me dijo-. Alguien a quien no le gustan las idioteces. E idioteces es lo que me estan dando.
– ?Quienes?
– Mis jefes. Todo el mundo. Primero me dicen que me olvide del tema de la Ransom. Luego, cuando les pido cubrir el asesinato de los Kruse, se lo dan a ese memo de Dale Conrad… quiero decir que ese tipo jamas se levanta de su mesa. ?Tiene tanto empuje como un caracol alimentado con sedantes? Cuando trate de entrar en contacto con el senor Biondi, su secretaria me dijo que habia salido… que se habia ido a la
Una suave y calida brisa soplaba de algun lugar del otro lado de la canada. Agito los puntos de su libro.
– ?Una lectura interesante? -le pregunte, aguantando mis propios libros de modo que no pudiera ver los titulos.
– Fascinante. Yo quiero llegar a escribir sobre crimenes… ?llegar hasta el corazon del bien y el mal? Asi que necesito sumergirme en cuestiones de vida o muerte. Y crei que habia de hacerlo con el mejor: este hombre fue policia, tiene una solida base experimental. Y la gente de esta historia era tan extrana… exteriormente respetable pero totalmente enloquecida. ?Como la gente en este caso?
– ?Que caso?
– En realidad,
– ?Como estaban relacionados?
Hizo un gesto como reganando a un nino pequeno, dando cachetitos en el aire.
– Venga ya, doctor Delaware, usted ya sabe de lo que le estoy hablando. Ransom fue una de las alumnas de Kruse. Mas aun: una alumna aventajada. Y el fue el Presidente del Tribunal para su doctorado.
– ?Como sabe eso?
– Tengo mis fuentes. Venga, doctor Delaware, deje de ser tan huidizo. Usted es un graduado del mismo programa. Y usted la conocio a
– Muy eficiente.
– Solo hago mi trabajo. ?Ahora me hara el favor de hablar conmigo? No voy a abandonar esta historia.
Me pregunte cuanto sabria en realidad, y que hacer con ella.
– ?Quiere un cafe? -le pregunte.
– ?Tiene te?
Una vez dentro de la casa dijo:
– Manzanilla, si tiene. -Inmediatamente empezo a examinar el decorado-. Bonito. Muy de L. A.
– Gracias.
Su mirada paso sobre el monton de papeles y el correo sin abrir sobre la mesa y olisqueo. Me di cuenta de que el lugar habia adquirido un olor agrio, de no vivir nadie alli.
– ?Vive solo? -me pregunto.
– Por el momento. -Fui a la cocina, guarde mis materiales de investigacion en un armario, le prepare una taza de te y para mi otra de cafe instantaneo, lo coloque todo en una bandeja con crema de leche y azucar, y lo lleve a la sala de estar. Ella estaba medio sentada medio echada en el sofa. Me sente frente a ella.
– En realidad -le dije-. Yo ya habia salido del campus para cuando el doctor Kruse llego a la Universidad. Me gradue el ano antes.
– Dos meses antes -dijo ella-. En junio del 74. Tambien encontre la tesina de
Enrojecio, al darse cuenta de que habia revelado sus «fuentes», y trato de recuperarse poniendo aspecto hosco:
– Aun apostaria a que usted lo conocio.
– ?Ha leido la tesina de la Ransom?
– La he hojeado.
– ?De que hablaba?
Ella subio y bajo la bolsita de te en el agua y miro esta oscurecerse.
– ?Por que no contesta a algunas de mis preguntas antes de que yo responda a las suyas?
Pense en el aspecto que habian tenido los Kruse muertos. Y Lourdes Escobar, D. J. Rasmussen. Cadaveres amontonandose. Conexiones con las altas finanzas. Dinero con el que engrasar las ruedas.
– Senorita Bannon, no creo que sea bueno para usted el proseguir con este caso.
Dejo la taza sobre el plato.
– ?Que se supone que significa
– Que el hacer ciertas preguntas puede resultar peligroso.
– ?Anda que no! -dijo, alzando la vista al cielo-. No puedo creermelo. ?Proteccionismo sexista?
– El sexismo no tiene nada que ver con ello. ?Que edad tiene usted?
– ?Eso no importa!
– Pues si que importa, en lo que se refiere a la experiencia.
– Doctor Delaware -dijo, poniendose en pie-. Si todo lo que va a hacer es ponerse paternalista, me largo de aqui.
Espere.
Se sento.
– Para su informacion, le dire que he trabajado
– ?En el periodico de la escuela?