Sequia del corazon disimulada detras del estilo desbordante de sentimientos

Encontramos en America muchos gestos sentimentales inexplicablemente excesivos. El final del primer capitulo: Karl esta ya preparado para irse con su tio, el fogonero se queda, abandonado en el camarote del capitan. En ese momento (destaco en cursivas las formulas clave) Karl «fue hacia el fogonero, le saco la mano derecha del cinturon y la mantuvo, jungando, con la suya. […]. Y Karl hacia pasar sus dedos, una y otra vez, por entre los del fogonero, y este miraba en torno suyo con los ojos brillantes, como si experimentase un gozo que, a pesar de todo, nadie tenia derecho de tomarlo a mal.

»“Pero debes defenderte, decir si o no; pues de otra manera la gente no tendra ninguna idea de la verdad. Tienes que prometerme que me obedeceras, pues yo mismo (sobrados motivos tengo para temerlo) ya no podre ayudarte en nada.” Y entonces Karl lloro, besando la mano del fogonero, y cogio esa mano agrietada, casi sin vida, y la apreto contra su mejilla como si fuese un tesoro al que era necesario renunciar. Pero ya se hallaba junto a el su tio el senador y, si bien forzandolo solo muy suavemente, lo quito de alli…».

Otro ejemplo: al final de una noche en la mansion de Pollunder, Karl explica largamente por que quiere volver con su tio. «Durante ese largo discurso escucho el senor Pollunder atentamente y a menudo, en especial cuando era mencionado el tio, estrecho a Karl contra el…»

Los gestos sentimentales de los personajes no solo estan exagerados, sino que estan desplazados. Karl conoce al fogonero desde hace apenas una hora y no tiene razon alguna para sentirse unido a el tan apasionadamente. Y si acabamos por creer que el joven se enternecio ingenuamente por la promesa de una amistad viril, no podemos por menos que sorprendemos de que un segundo despues se deje arrastrar tan facilmente, sin reticencia alguna, lejos de su nuevo amigo.

Durante la escena de la noche, Pollunder sabe perfectamente que el tio ya ha expulsado a Karl de su casa; por eso lo estrecha afectuosamente contra si. Sin embargo, en el momento en que Karl esta leyendo en su presencia la carta del tio y se entera de su penosa suerte, Pollunder ya no le manifiesta el menor afecto y no le ofrece ayuda alguna.

En America de Kafka nos encontramos en un universo de sentimientos desplazados, mal emplazados, exagerados, incomprensibles o, por el contrario, extranamente ausentes. En su diario, Kafka caracteriza las novelas de Dickens con estas palabras: «Sequia del corazon disimulada detras de un estilo desbordante de sentimientos». Este es, en efecto, el sentido de ese teatro de los sentimientos ostensiblemente manifiestos e inmediatamente olvidados que es la novela de Kafka. Esta «critica de la sentimentalidad» (critica implicita, parodica, graciosa, jamas agresiva) se dirige no solo a Dickens, sino al romanticismo en general, se dirige a sus herederos, contemporaneos de Kafka, en particular a los expresionistas, a su culto de la histeria y la locura; se dirige a toda la Santa Iglesia del corazon; y, una vez mas, acerca a artistas aparentemente tan diferentes como Kafka y Stravinski.

Un nino en extasis

Por supuesto, no podemos decir que la musica (toda la musica) es incapaz de expresar los sentimientos; la de la epoca del romanticismo es autentica y legitimamente expresiva; pero incluso a proposito de esta musica puede decirse: su valor no tiene nada en comun con la intensidad de los sentimientos que suscita. Porque la musica es capaz de despertar poderosamente sentimientos sin arte musical alguno. Recuerdo mi infancia: sentado al piano me entregaba a las improvisaciones apasionadas para las que bastaba un acorde en do menor y la subdominante en fa menor, tocados fortissimo y sin fin. Los dos acordes y el motivo melodico primitivo perpetuamente repetidos me hicieron vivir una intensa emocion que ningun Chopin, ningun Beethoven me ha brindado jamas. (Una vez, mi padre, que era musico, se precipito hacia mi habitacion, furioso -jamas lo he visto furioso ni antes ni despues-, me levanto del taburete y me llevo al comedor para meterme, con un disgusto mal controlado, debajo de la mesa.)

Lo que yo vivia entonces, durante mis improvisaciones, era un extasis. ?Que es el extasis? El nino aporreando el teclado siente un entusiasmo (una pena, una alegria) y la emocion se eleva a tal grado de intensidad que se vuelve insoportable: el nino se escapa a un estado de ceguera y sordera en el que todo queda olvidado, en el que se olvida incluso de si mismo. Mediante el extasis, la emocion alcanza su paroxismo, y, asi, simultaneamente, su negacion (su olvido).

El extasis significa estar «fuera de si», como lo senala la etimologia griega: accion de salirse de su posicion (stasis). Estar «fuera de si» no significa que se este fuera del momento presente como lo esta un sonador que se escapa hacia el pasado o hacia el porvenir. Exactamente lo contrario: el extasis es una identificacion absoluta con el instante presente, un olvido total del pasado y del porvenir. Si se borra tanto el porvenir como el pasado, el segundo presente se encuentra en el espacio vacio, fuera de la vida y de su cronologia, fuera del tiempo e independiente de el (por eso puede compararsele con la eternidad, que es tambien la negacion del tiempo).

Podemos ver la imagen acustica de la emocion en la melodia romantica de un lied: su longitud parece querer sostener la emocion, desarrollarla, hacer que se la saboree lentamente. Por el contrario, el extasis no puede reflejarse en una melodia, ya que la memoria estrangulada por el extasis no es capaz de mantener unidas las notas de una frase melodica por poco larga que sea; la imagen acustica del extasis es el grito (o un motivo melodico muy corto que imita el grito).

El ejemplo clasico del extasis es el momento del orgasmo. Traslademonos al tiempo en que las mujeres aun no conocian el beneficio de la pildora. Ocurria con frecuencia que un amante, en el momento del maximo gozo, olvidara deslizarse a tiempo fuera del cuerpo de su amada y la hiciera madre, incluso aunque, momentos antes, tuviera la firme intencion de ser extremadamente prudente. El segundo del extasis le ha hecho olvidar tanto su decision (su pasado inmediato) como sus intereses (su porvenir).

El instante del extasis, colocado en una balanza, pesa mas que el nino no deseado; y como el nino no deseado llenara, probablemente, con su no deseada presencia toda la vida del amante, puede decirse que un instante de extasis ha pesado mas que toda una vida. La vida del amante se encontraba frente al instante del extasis mas o menos en el mismo estado de inferioridad que lo finito frente a la eternidad. El hombre desea la eternidad, pero no puede tener mas que su sucedaneo: el instante del extasis.

Recuerdo un dia de mi juventud: estaba con un amigo en su coche; delante de nosotros, la gente atravesaba la calle. Reconoci a alguien que no me gustaba y lo indique a mi amigo: «?Aplastalo!». Por supuesto era una broma puramente verbal, pero mi amigo estaba en un estado de extraordinaria euforia y apreto el acelerador. El hombre se asusto, resbalo, cayo. Mi amigo detuvo el coche en el ultimo momento. El hombre no estaba herido, pero la gente se agrupo a nuestro alrededor y quiso (lo comprendo) linchamos. Mi amigo, sin embargo, no tema un alma asesina. Mis palabras lo habian impulsado a un breve extasis (por otra parte, uno de los mas extranos: el extasis de una broma).

Estamos acostumbrados a vincular la nocion de extasis con los grandes momentos misticos. Pero existe el extasis cotidiano, trivial, vulgar; el extasis de la ira, el extasis de la velocidad al volante, el extasis de la sordera por el ruido, el extasis en los estadios de futbol. Vivir es un perpetuo y pesado esfuerzo para no perderse a si mismo de vista, para estar siempre solidamente presente en si mismo, en su stasis. Basta con salir un breve instante de si mismo para alcanzar el terreno de la muerte.

Felicidad y extasis

Me pregunto si Adorno sintio jamas el menor placer al escuchar la musica de Stravinski. ?Placer? Segun el, la musica de Stravinski conoce tan solo uno: «el perverso placer de la privacion»; pues no hace sino «privarse» de todo: de la expresividad; de la sonoridad orquestal; de la tecnica de desarrollo; al echar sobre ellas una «perversa mirada», deforma las viejas formas; incapaz de inventar, «hace muecas», tan solo «ironiza», «hace caricaturas»,

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