que ella habia esperado y para lo que estaba preparada-. Solo de oidas.

– ?De quien?

– Para empezar, de mi marido. Luego tambien oi hablar muy bien del comandante Durban al senor Orme.

– ?Que opinion se formo usted sobre su caracter?

No acertaba a comprender por que se lo preguntaba. Su respuesta obviamente socavaria cualquier punto que Rathbone tuviera previsto establecer a fin de suscitar dudas acerca de la culpabilidad de Phillips. ?Acaso no era inconcebible que sabotease adrede su propia causa? ?Seria contrario a cuanto sabia sobre el que aceptara una causa, cualquier causa, con la deliberada intencion de perderla!

– ?Senora Monk? -le apunto Rathbone.

– Pues que era un hombre apasionado, con sentido del humor y de una integridad insobornable -contesto Hester-. Era un buen policia y poseia dotes de mando excepcionales. Era honorable y valiente, y al final dio su vida para salvar a otros.

Rathbone contuvo una sonrisa, como si aquella fuese no solo la respuesta que habia previsto sino la que deseaba.

– No le preguntare sobre las circunstancias de su muerte. Las conozco de sobra; tambien yo estaba presente, y fue exactamente como usted dice. Y fue un asunto que, por el bien publico, debe tratarse con suma reserva. - Dio un par de pasos, como para senalar el cambio de tema-. Carece de sentido que le pregunte si esta muy unida a su marido, ?que respuesta iba a darme sino la afirmativa? Pero si voy a preguntarle sobre las circunstancias en que se encontraban ustedes cuando el senor Monk conocio al senor Durban. Por ejemplo, ?su situacion economica era desahogada? ?A que se dedicaba su marido? ?Tenia buenas perspectivas de progreso?

Lord Justice Sullivan se movio incomodo en su sitial y miro a Rathbone con un atisbo de inquietud antes de apartar la vista de el y dirigirla hacia el grueso del tribunal, como para evaluar el modo en que el publico interpretaba el extraordinario giro que estaban tomando los acontecimientos.

Tremayne hizo ademan de ponerse de pie pero volvio a desplomarse en su silla. Si no permitia que Hester respondiera, daria a entender que ella o Monk tenian algo que ocultar o de lo que avergonzarse.

– Mi marido era detective -contesto Hester-. Nuestra situacion variaba de una semana a la otra. De vez en cuando los clientes no pagaban, y algunos casos eran irresolubles.

– Eso no debia de ser facil para ustedes -se compadecio Rathbone-. Y obviamente no habia posibilidad alguna de progreso. Tal como ya sabe este tribunal, el senor Monk sucedio al senor Durban como comandante en la Comisaria de Wapping de la Policia Fluvial; un empleo excelente, bien remunerado, prestigioso y que brinda la oportunidad de ascender a rangos superiores con el tiempo; incluso el cargo de inspector jefe cabria dentro de lo posible tratandose de un hombre capaz y ambicioso. ?Como fue que ocupara ese puesto en lugar de uno de los hombres que ya trabajaban alli? El senor Orme, por ejemplo.

– El senor Durban lo recomendo -repuso Hester, presintiendo por fin adonde queria ir a parar Rathbone. Pero aun suponiendo que estuviera en lo cierto y adivinara cada paso a seguir antes de darlo, no veia modo alguno de escapar. Notaba las manos sudorosas en la barandilla y, no obstante, por dentro tenia frio. El aire estaba viciado en la sala abarrotada.

– Debe estar muy agradecida por tan notable e imprevista mejora de su situacion -prosiguio Rathbone-. Ahora su marido es comandante de la Policia Fluvial, y gozan ustedes de estabilidad economica y respeto social. Dejando a un lado su propia tranquilidad, tambien debe haberse alegrado mucho por su marido. ?Esta contento en la Policia Fluvial?

Lo unico que Hester podia decir era que si, aun cuando Monk en realidad hubiese detestado su nuevo empleo. Afortunadamente, ya no tenia que mentir, como bien sabia Rathbone.

– Si, lo esta. Es un cuerpo que goza de muy alta reputacion tanto por su competencia como por su honorabilidad, y mi esposo esta muy orgulloso de contarse entre sus hombres.

– No seamos tan modestos, senora Monk, ?es el jefe! -la corrigio Rathbone-. ?Usted no esta tambien orgullosa de el? ?Es un gran logro!

– Si, por supuesto que estoy orgullosa.

Un vez mas, no podia dar otra respuesta.

Rathbone no abundo en ese punto. Se lo habia dejado suficientemente claro al jurado. Tanto ella como Monk estaban en deuda con Durban, tanto en lo personal como en lo profesional. Rathbone habia puesto a Hester en una situacion en la que tenia que admitirlo o parecer sumamente descortes. De ahora en adelante, cada vez que respaldara a Durban cabria achacarlo al agradecimiento y cabria sospechar que sus argumentos se fundamentaran mas en sentimientos que en hechos. Que bien la conocia. No habia olvidado nada acerca de ella desde aquella epoca en que habian estado mucho mas unidos, cuando el estaba enamorado de ella, no de Margaret.

Hester se sintio muy sola en el estrado con todos los ojos puestos en ella y sabiendo que Rathbone la conocia de un modo tan delicado e intimo. Se sentia espantosamente vulnerable.

– Senora Monk -prosiguio Rathbone-, usted contribuyo en buena medida a identificar a la victima de esta tragedia, gracias a sus conocimientos sobre los abusos a mujeres y ninos en el comercio de las relaciones sexuales. -Lo dijo con desagrado, reflejando lo que toda la gente de la galeria, y mas en concreto en la tribuna del jurado, sentia-. Fue usted quien averiguo que antano habia sido un rapinador. -Se volvio ligeramente con un gesto particularmente elegante-. Por si hubiera algun miembro del jurado que no entendiera el termino, ?tendria la bondad de explicarnoslo?

No tenia mas remedio que hacer lo que le pedian. Rathbone la conducia como un jinete avezado lo haria con un caballo, haciendo que se sintiera igualmente dominada. Si se rebelaba en publico ante el tribunal caeria en el ridiculo. ?Que bien la conocia!

– Un rapinador es una persona que pasa el tiempo en las orillas del rio, entre las lineas de la pleamar y la bajamar -dijo obedientemente-. Recuperan cosas que puedan ser de valor y las venden. Casi todos son ninos, pero no todos. Casi todo lo que encuentran son tornillos y accesorios de laton, porcelanas, carbon y esa clase de cosas.

Rathbone manifesto interes, como si no conociera de sobras los detalles de aquella ocupacion.

– ?Como ha llegado a enterarse de esto? No parece guardar relacion con el ambito usual de su obra benefica. ?A quien pidio la informacion que la condujo a descubrir que el nino Fig habia sido rapinador?

– En un caso de no hace mucho tiempo resulto herido un joven rapinador. Lo cuide durante un par de semanas.

?Por que la interrogaba acerca de Scuff? ?Acaso se proponia poner en entredicho la identificacion del cadaver?

– ?En serio? ?Que edad tenia? ?Como se llama? -inquirio Rathbone.

?Por que se lo preguntaba? Conocia a Scuff. Habia estado en las alcantarillas con ellos, tan angustiado por la seguridad de Scuff como el que mas.

– Lo llaman Scuff y cree tener unos once anos -contesto Hester con voz tomada por la emocion pese a sus esfuerzos por mantenerse distante.

Rathbone arqueo las cejas.

– ?Cree?

– Si. No sabe que edad tiene.

– ?Identifico a Fig?

?De modo que se trataba de la identificacion!

– No. Me presento a chicos mayores que el y respondio por mi para que me dijeran la verdad -dijo Hester.

– ?Ese nino, Scuff, confia en usted?

– Eso espero.

– ?Le hospedo en su casa cuando resulto herido y cuido de el hasta que recobro la salud?

– Si.

– ?Y surgio afecto entre ustedes?

– Si.

– ?Usted tiene hijos, senora Monk?

Fue como si le dieran una bofetada sin previo aviso. No era que hubiese deseado ardientemente tener hijos;

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